El público español le conoce por su participación como profesor de Supermodelo, el programa de Cuatro, y en la Isla de los Famosos. Pero, lo que muchos no saben es que Valerio Pino estuvo trabajando en Fuerteventura cuando sólo tenía 17 años y que allí nació su amor por España.

- ¿Quién es realmente usted?

- Valerio Pino nace en el sur de Italia y a los quince años se va de su ciudad, Cosemza, a Roma a estudiar en la Academia Nacional de Danza. Mi formación es de bailarín profesional, ya ex porque llevo dos años y pico sin bailar. Empecé mi carrera en la televisión italiana, trabajé en todos los canales, hasta que un día sentí la necesidad de irme a otro país y a aprender mi idioma favorito, que es el castellano. Y todo empezó en Canarias, porque a los 17 años trabajé cuatro meses en Fuerteventura. Fue una experiencia inolvidable. Era la primera vez que salía de mi país y es ahí donde nació el amor hacia España. Se me quedó la espinita clavada y hasta que tomé la decisión definitiva de dejar Italia y venirme a España no me quedé contento.

- ¿El baile lo tiene olvidado?

- Bailé muchísimo. Empecé con 8 años y paré por eso, porque bailé muchísimo en Italia, en la tele. Necesitaba hacer algo diferente. Empezar a enriquecerme con otras cosas. También desfilé en Italia. Pude compaginar mi profesión con la pasarela.

- ¿Qué da la danza a la pasarela?

- Aporta muchísimo, porque tienes un control del cuerpo que te permite subirte a la pasarela con una consciencia mucho más amplia; con un conocimiento del espacio y del cuerpo superior. Además, usando la imaginación y la fantasía, y teniendo el conocimiento del movimiento del cuerpo, tienes muchas más posibilidades.

- ¿Cómo es el Valerio verdadero, el que vemos en Supermodelo, que grita y se enfada mucho, o es diferente?

- Yo no creo que tenga un lado verdadero y otro que no. Creo que tenemos todos los dos lados. Si os paráis a pensar, ¿cuántos de vosotros os enfadáis y gritáis en casa como lo hago yo? Pues todo el mundo. Es normal, es humano, es algo que tenemos dentro, innato, y que a veces lo tiramos fuera. Yo lo tiro fuera, pero qué pasa, que yo lo he tirado fuera en la tele, en un programa de televisión y la gente normal y corriente lo hace cuando está en su casa, con su gente. Yo soy así, pero también soy tranquilo, relajado, normal y corriente.

- Leí que confesó que le habían hecho proposiciones vergonzosas. ¿A qué se refería?

- Me refería a un productor italiano muy importante que quiso tener sexo conmigo. Si hubiera aceptado podría estar ahora en lo más alto del cine italiano, pero no acepté compromisos y entonces he tenido que venirme aquí (se ríe).

- ¿Se vino por ese motivo?

- No, no, no fue por eso, porque en Italia trabajé muchísimo y fui yo el que dejé la tele y lo dejé todo. Pero sí que en este mundo, nosotros que estamos expuestos a la contratación, que nos vendemos constantemente a los medios, las productoras, a veces pasa lo del compromiso, que todo el mundo piensa que existe, pero hay gente que lo acepta y gente que no. Yo soy promotor de la gente que no lo acepta. Me hace mucha ilusión recordarlo, porque tiene mucho mérito cuando una persona consigue algo con su esfuerzo.

- ¿Es éste un peligro que se da mucho en este tipo de profesiones?

- No, creo que es un peligro que existe en todos los campos, espectáculo o no espectáculo. Creo que lo hay en todas las profesiones y creo que es importante recordar que es mucho más satisfactorio llegar, repito, ya sea mucho o poco, a algo con tu propio esfuerzo.

- ¿Qué opina de la relación que siempre se hace entre modelo y anorexia?

- Creo que ya el hecho de hablar de eso es importante. Me sorprendí mucho cuando Cibeles tomó la decisión de negar a chicas extremadamente delgadas desfilar, porque ha sido una decisión espectacular. Eso da a entender que la salud es mucho más importante que la imagen.