El viaje de la Unión Deportiva Las Palmas por la provincia de Santa Cruz de Tenerife se cerró ayer con un anodino triunfo sobre el CD Laguna (0-3), una victoria que da un respiro al conjunto amarillo antes de afrontar el resto de parciales veraniegos antes de la primera gran reválida del curso: la visita, el 22 de agosto, al Atlético de Madrid, en el primer partido de Liga en Primera División. Entre pruebas y mucho trabajo físico, la expedición por La Palma y Tenerife deja algunas dudas y una certeza: la UD Las Palmas sigue en el diván en plena búsqueda de sí misma.

Después de una dura sesión de entrenamiento matinal, la Unión Deportiva cerró la gira por las islas occidentales con un tercer ensayo -el tercero en tres días- contra el Laguna, un rival que exigió menos al equipo amarillo que los dos adversarios anteriores -CD Mensajero y CD Tenerife- con los que se cruzó en el camino. En el Francisco Peraza, con el II Trofeo Ciudad de La Laguna en juego, Paco Herrera mantuvo el carrusel de pruebas para dar forma, antes de plantarse en el Vicente Calderón dentro de tres semanas, a un todo: a un once tipo, a una idea de juego, a un proyecto. En eso anda Las Palmas, más allá de cualquier análisis precipitado.

En la tercera prueba, Herrera dio la titularidad en la portería a Dani Lorenzo, inédito en la víspera. Por delante, en la defensa, de tanto insistir, el técnico ofrece pistas que empiezan a tener pinta de fiables: David Simón, con Ángel López convaleciente de su operación, tomó el relevo de Roque Mesa y Jesús en el lateral derecho y, en el resto de la línea, repitieron presencia como titulares Aythami Artiles, Pedro Bigas y Dani Castellano, una fórmula que apunta a fija en la zaga a la espera de conocer las prestaciones de Antolín Alcaraz -último refuerzo amarillo-.

Por delante, a falta de fichajes que animen la rotación, el entrenador de Las Palmas dejó los experimentos para otro momento. Roque Mesa, Javi Castellano y Culio formaron en la medular y, en la delantera, los elegidos fueron Tana, Araujo y Jonathan Viera. Todo, el fútbol y el dibujo táctico, ordenado y proyectado a partir del mismo patrón de siempre: 1-4-3-3.

No pasó nada extraordinario en el Francisco Peraza, en el cuarto bolo de verano de la Unión Deportiva, un equipo que se midió con el Laguna condicionado en exceso por la carga de trabajo de los últimos días. Con las piernas pesadas y sin chispa para ordenar las ideas, el juego del equipo amarillo se enredó entre pases cortos y movimientos horizontales, un plan insulso que permitió al Laguna resistir, más por inoperancia ajena que por propia capacidad, sin agobios durante media hora.

Fueron Jonathan Viera y Araujo, en medio del tedio, los que animaron algo el cotarro. En el minuto 14 el delantero argentino estrelló el balón en el palo y un cuarto de hora después, tras una buena acción de Culio, batió a Dani con un tiro ajustado. El gol pesó en el Laguna, con poco fuelle después de perseguir a los jugadores de Las Palmas durante media hora. El equipo tinerfeño, a partir de ahí, se cayó como un castillo de naipes en medio de una ráfaga de viento y antes del descanso Jonathan Viera -tras un pase en largo de Culio a la espalda de la zaga local que desarmó al rival- firmó el 0-2 (min. 38).

La segunda mitad dio paso a un rosario de cambios. De una sola tacada, Herrera puso sobre el césped a David García, Christian Fernández -actuaron como centrales, con David Simón y Dani Castellano en los laterales-, Hernán, Momo, Valerón, Nauzet, Héctor y Asdrúbal. Tanto movimiento no varió en exceso el panorama, ya que Las Palmas se quedó con la pelota, la amasó y se diluyó en horizontal.

Como la noche anterior, en el Heliodoro Rodríguez López, el juego sólo adquirió cierto sentido cuando Valerón entró en acción. Con el adversario atrincherado alrededor de su portería para no sufrir un resultado doloroso, el centrocampista de Arguineguín retrasó su posición y ordenó el fútbol como el guardia que organiza el tráfico en un punto conflictivo.

Con tranquilidad, con el punto elegante que nunca pierde el que siempre fue un dandi, Valerón se plantó en el centro del campo, donde todo cobra sentido, y controló el ritmo de la segunda parte. Movió los hilos para que la UD atacase por allí y por allá y, en movimiento, hizo que todo pareciera fácil.

De las botas de Valerón partió la jugada que Nauzet Alemán completó para hacer el 0-3 (min. 66) y cerrar una minigira que ha generado algún que otro dolor de cabeza, revela pistas interesantes, despeja algunas dudas y alimenta otras incógnitas.