Es un ídolo de masas en el Reino Unido y el mejor representante de Gran Canaria. David Silva jugador del Manchester City y embajador del grupo turístico Anfi (Gran Canaria) es un tipo tranquilo que huye de protagonismos y busca ante todo su privacidad.
El Merlín, como le llaman en Inglaterra, responde a cada pregunta tal y como juega: de forma pausada, directa y en corto. Fija la mirada en cada contestación y sus ojos rasgados transmiten una serenidad infinita. La misma que despliega sobre el césped. "Me gusta pasar desapercibido e ir a mi aire. De hecho, no me gustan ni un pelo las entrevistas", reconoce Silva, quien rehúye de las apariciones en prensa y de los actos públicos, pero que hace un hueco en su agenda para atender a LA PROVINCIA/DLP antes de arrancar este lunes la temporada en la Premier League.
"Salvo los compromisos con el club trato de escapar y estar tranquilo", asegura el campeón del mundo y de la Eurocopa (dos ocasiones), con España. Aunque bordea la treintena, asegura sentirse en plena forma gracias en buena parte a que "me han respetado las lesiones, que al final marcan la trayectoria de cualquier futbolista". Sin embargo, Silva reconoce que el ritmo de competición es exagerado. "Mis rodillas y mi tobillo se resienten cada temporada y es muy importante saber escuchar al cuerpo, que tiene sus límites", señala.
David, tiene el corazón dividido, multicolor, ya que al blue del City hay que unirle por derecho propio el rojo de la selección de la que forma parte ya de su historia y el amarillo de la UD Las Palmas.
De la selección destaca que "hicimos algo grande, superior. Lo conseguido con la Roja es increíble. Irrepetible y no podemos olvidarlo sin más. Ganar la Eurocopa por partida doble y un Mundial es impensable y sólo al alcance de unos privilegiados. La imagen de España se multiplicó y eso no tiene precio. Repetir es muy complicado, pero tenemos jugadores increíbles que volverán a hacer gestas importantes".
El grancanario, que ha renovado hasta 2019 con el City, no titubea al señalar que "la UD Las Palmas escribirá muchas páginas en la historia del fútbol español y me gustaría estar ahí".
Respecto a la liga en España confiesa que "es muy diferente a la liga inglesa, donde el ritmo es frenético y donde el City se ha ganado el respeto de todos".
Silva que cuenta con dos ligas con los citizen insiste que su principal objetivo "es ganar otra liga y, por supuesto, la Champions". David Silva fue de los primeros nacionales en abrir la lata de la aventura inglesa, donde le han seguido muchos jugadores españoles y "donde estamos dejando nuestro sello". El grancanario sostiene que "en España se está genial, pero las circunstancias me llevaron a Inglaterra, donde el fútbol se siente de otra manera. Es un fútbol muy exigente y la afición sólo pide que no te guardes nada".
Del futuro, destaca que "al día de hoy estoy muy contento y adaptado a mi vida en Manchester". Silva añora, no obstante, sus orígenes y siempre que tiene un hueco libre pone rumbo a Gran Canaria. "Echo mucho de menos mi tierra. Es mi paraíso. Cada vez que tengo un hueco no lo dudo y voy directo a Arguineguín, y al complejo turístico Anfi, donde trabajó mi madre hace algunos años y por ello me siento muy orgulloso de representar a Anfi en el exterior".
A Silva, que es el embajador de Anfi, le encanta volver a la playa donde jugó siendo niño y de la que guarda grandes recuerdos. Cuando era pequeño no se le pasaba por la cabeza que llegaría a ser un icono del fútbol mundial. "Sólo pensaba, como ahora, en disfrutar y divertirme con la pelota. El día que no lo haga dejaré el fútbol", sentencia tajantemente.
El campeón del mundo se ha metido desde el primer día el cariño de la afición en el bolsillo. Un sentimiento que se intensifica cuando el grancanario se besa la muñeca después de anotar un gol. Es la forma más entrañable de acordarse de su prima pequeña, Cynthia, que con tres años perdió su batalla contra el cáncer.
En aquellos días, Silva acababa de cumplir los 16 años. Más tarde se tatuó el nombre de su prima en la muñeca izquierda y por eso siempre que marca besa su tatuaje y apunta con el índice al cielo. "Es lo primero que hago después de un tanto. Me viene a la cabeza mi primilla, que está muy dentro, y los goles van por ella". El jugador lleva una foto de Cynthia en su maleta y su nombre en las botas. "Soy futbolista, pero antes una persona normal y corriente", sentencia David.
