Lo que empezó como una fiesta se convirtió en una tormenta en el Estadio de Gran Canaria. La afición de la UD Las Palmas volvía ayer al recinto de Siete Palmas tras el ascenso a Primera División y se golpeó con el juego plomizo de su equipo.
La directiva del club de Pío XII había preparado para el partido de vuelta de la Copa Mahou ante el Tenerife la presentación del equipo ante su hinchada. Los festejos previos pintaban bien. Primero, Luis Quintana intentó emular el ambiente del 21-J al entonar el Piotemazo del 60 aniversario. Después, los jugadores de la UD Las Palmas desfilaron para ser presentados ante su afición. Paco Herrera, técnico del equipo, se llevó la primera gran ovación de la noche cuando la megafonía del Estadio anunció su nombre. La traca de aplausos acabó con el público puesto en pie por culpa de Jonathan Viera, Sergio Araujo y, sobre todo, Juan Carlos Valerón.
Los fuegos artificiales dejaron paso al fútbol y ahí, los más de 12.000 espectadores que fueron al Gran Canaria mostraron su inquietud por las dudas que genera el equipo a pesar de ser un partido de pretemporada. Mientras diluviaba en Siete Palmas, algunos pitos comenzaron a sonar. Silbidos que subieron en la segunda parte y reventaron al final. Perder con el eterno rival siempre es doloroso.
