Una muerte digna ante el gigante colchonero. La UD se dejó el alma y coqueteó con la hazaña en el Calderón en su regreso al olimpo del balón ante el Atlético de Madrid (1-0). Un estreno marcado por la notable actuación de Raúl Lizoain y la lesión del eterno Javi Castellano -con un esguince del ligamento lateral externo de la rodilla izquierda-. Es la crónica de un reencuentro amargo con esa tierra llamada paraíso. Esto era la Primera, un golpeo y la fatalidad absoluta. Del cielo al infierno en un solo segundo. Fue la caída de una UD rigurosa en defensa pero inofensiva ante el jardín de Oblack. Un golpe franco del galo Griezmann (15') bastó sepultar las opciones de milagro del escuadrón de gofio, que tuvo contra las cuerdas al poderoso ejército de Simeone. El galeón de los 200 millones de euros, con Jackson Martínez, Torres, Godín y Koke tuvo que sudar sangre para llevarse los tres puntos.

Los amarillos besaron la escena con tres centrales -Alcaraz, Aythami y Bigas- en un cerrojazo en toda regla que funcionó, gracias a un Raúl poderoso que sacó dos manos de mérito en el primer tiempo. Presión y sacrificio, los de Herrera se dejaron la piel en labores destructivas, tirando por tierra los principios ofensivos que llevaron a los amarillos a la gloria el 21-J. Herrera tiró de catenaccio y funcionó. Con un gran Antolín Alcaraz, que confirma que es un alta de caviar.

Pero la Primera no tolera bondades. Una falta del propio Alcaraz en la frontal tuvo un peaje maldito. El golpeo de Griezmann tocó en la barrera y sorprendió a Raúl. En ese fotograma cambió la historia. El Atlético mantuvo su renta y la UD careció de bagaje ofensivo -solo despertó en el segundo acto-.

Una retaguardia en tensión

Al son de Óliver Torres, vaya recital del centrocampista, un poeta del balón que dejó credenciales de figura ante el acoso de Hernán, Roque y Javi Castellano, el cuadro colchonero marcó el latir del encuentro desde el primer suspiro. Aythami Artiles tuvo que cortar un balón que caía de forma diabólica en las botas del delantero colombiano Jackson Martínez. Bajo ese acoso eterno, Griezmann firmó un remate de chilena que se marchó rozando el poste del arco de Raúl. Tocaba respirar bajo la tormenta.

Jackson lo intentó de cabeza ante una UD acomplejada que renunciaba una y otra vez a su ADN ofensivo tropical. En esa tímida puesta en escena amarilla,el rugir de un Calderón no condicionó a Viera que ofreció descaro y arsenal ofensivo. Un príncipe poderoso, el único argumento barroco ante el aplastamiento del fútbol industrial del Atlético. Tras el zarpazo colchonero, los amarillos completaron el primer tiro a puerta (24') para demostrar al mundo que hay poderío de plátano. Pero fue escaso, la pelota era colchonera.

Los de Simeone se contagiaron de un fútbol plano, falto de ritmo que se instaló en el Calderón. La UD, por si acaso, tampoco quiso agitar a la bestia. Griezmann, tras superar a Dani Castellano (29') completó un tiro cruzado con peligro. Raúl, con dos paradas, se encargó de poner el punto y final al primer acto. Los amarillos, con los tres centrales y Araujo carente de balones, seguía viva en el partido. Y es que el Chino lo intentó, se sacrificó en labores de intendencia pero no tuvo ni un disparo para probar los reflejos del meta local.

Cambios y más descaro

Sin balón, pendiente de la furia del Atlético, la UD se licenció en el oficio caníbal. Entregó el protagonismo a los de Simeone, que con Gabi, Koke y Tiago llevaron el balón de una esquina a otra. Hasta que Araujo robó un corazón colchonero y entregó un esférico de chocolate para Roque que no supo gestionar. Era el nuevo mapa del encuentro, una UD paciente, acosadora, con un registro defensivo, desconocido hasta la fecha. Pero explotó el volcán, Jackson y luego Filipe Luis (59') tuvieron el tanto de la calma pero se toparon con un Raúl sereno.

Dani Castellano, como si fuese un extremo, probó fortuna y el misil de uranio se fue desviado. Era la segunda llegada con peligro pero llegarían dos postes y un remate franco de Aythami que mereció ser el empate.Juanfran frenó de forma ilegal a Araujo y vio la amarilla. La UD, a base de saques de esquina, se adueñó del encuentro. Un golpe franco de Viera fue rematado por Simón (56') que se fue rozando el larguero. Los amarillos se habían quitado la careta, y ya marchaban con descaro a por un punto de oro.

Para estirar el drama, Hernán, con calambres, dejó su puesto a Vicente Gómez. Momo y Willian José completaron la nómina de adrenalina para agitar el pulso con ese etiqueta de relevos revolucionarios. Simeone reaccionó y apostó por Torres y Correa. En esa partida de ajedrez, la UD ofreció su mejor cara, lista para la hazaña ante un gigante que se quedó en el gol inicial y luego lució falta de pegada.

Y en ese dominio artificial amarillo, con hasta seis saques de esquina, Oblack se tuvo que ganar el sueldo. Silencio en el fortín apache. Los amarillos, con un gran Aythami y Bigas, comenzaba a despertar del letargo. Desde ese minuto 70, los colchoneros se dedicaron a defender la renta, con un Torres inerte, y la UD presentó sus credenciales de leyenda. Llegó una y otra vez, pisando el área de Simeone en un alarde de grandeza que no tuvo premio.

Porque si Viera fue el mejor, por desborde y carga eléctrica, a nivel defensivo los amarillos mostraron una cara imperial. Un sello de respeto que solo le faltó más contundencia. Porque con Momo y Vicente la UD fue otra, con más llegada pero ya era tarde. El cerrojazo del Atlético si fue una sepultura para los amarillos, que se caen a lo grande, luciendo músculo y anunciando a los cuatro vientos que hay margen defensivo. La galaxia del Roque Nublo arranca su concurso con un estreno decoroso, mostrando su encanto. Faltó la gloria del gol.