En ese intento de reducir la complejidad del fútbol a la mínima expresión, la teoría de la manta corta es una de las más repetidas. Cuando un equipo está limitado en alguna de las dos áreas no le queda más remedio que elegir hacia dónde poner el foco, y ahí aparece la manta. El contexto le obliga a elegir: taparse la cabeza o los pies dependiendo de si tus carencias están en el ataque o en la defensa. Dice la teoría, al fin y al cabo, que el fútbol consiste en una búsqueda constante del equilibrio, de estirar la manta por los dos lados para formar el equipo perfecto. Y hasta encontrar esa fórmula mágica Paco Herrera apostó por protegerse la cabeza. El resultado fue que la UD Las Palmas volvió de Madrid con una derrota y sus pies cogieron frío, pero le queda el consuelo de que se tapó bien, que no es poco ante la cantidad de pistoleros que tenía por delante. No sumó puntos a su casillero la UD, pero sí sentó las bases de un futuro prometedor.
El Vicente Calderón, la enorme distancia entre los dos conjuntos y el lastre de la temporada pasada no invitaban a otra cosa. La UD Las Palmas se encontraba en una clara situación de desventaja ante el Atlético de Madrid y admitirlo suponía el punto de partida para sobreponerse a ello. Así, las sospechas que había dejado la semana de trabajo en Barranco Seco se confirmaron con el once. Paco Herrera puso en liza una defensa de cinco hombres, una opción que no ensayó en toda la pretemporada, pero el equipo respondió rozando el sobresaliente pese a la derrota.
Pedro Bigas, Aythami Artiles y Antolín Alcaraz estuvieron imperiales, sobre todo en los centros al área y en el balón parado, amenazando a uno de los equipos más potentes del mundo en ambas facetas. La falta cometida por el paraguayo en la frontal que acabó en el gol de Griezmann es el único lunar de un trío que estuvo soberbio ante uno de los mejores ataques del mundo. La zaga amarilla redujo a Jackson Martínez, que costó 35 millones de euros y se quedó en nada. Solo las diabluras de Griezmann pusieron en aprietos a una defensa que promete convertirse en un cerrojo. El conjunto insular demostró que si pone un poco más de agresividad por parte de los carrileros y de atrevimiento en el centro del campo está preparado para responder en las pruebas de máxima exigencia.
Porque Aythami, Bigas y Alcaraz formaron un trío casi insuperable. El de Arguineguín, que había estado flojo en pretemporada, se mostró al nivel del curso pasado. Fue el eje de una zaga en la que tenía a Alcaraz a su derecha y a Bigas a su izquierda. Todo ello con un Javi Castellano pletórico por delante. Experiencia, juventud, velocidad y saber estar.
Período de transición
Comentaba el técnico al término del duelo que la alternativa de la continuidad, la una zaga con cuatro hombres, iba a desencadenar que la UD defendiera con seis jugadores en lugar de con cinco. Entendía Herrera que, con la profundidad que le da el Atlético a sus laterales, Juanfran y Filipe Luis, los extremos visitantes iban a estar obligados a perseguirles. Y para evitarlo dejó los carriles a un solo jugador por cada banda, David Simón y Dani Castellano. Los dos frenaron bien a sus acompañantes, pero la segunda parte de su misión consistía en dejarse ver más a menudo en el área contraria, algo que no lograron. Y tampoco Roque Mesa y Hernán Santana, enfrascados en mil batallas en el centro del campo para tapar espacios a Óliver y Koke, que también fueron frenados.
La manta, por tanto, se quedó corta porque Sergio Araujo y Jonathan Viera, que se dejó ver continuamente, estuvieron muy solos en ataque. Los dos sacaron petróleo, como en la jugada que acabó con el cabezazo al larguero de David Simón, que nació en una falta que provocó el argentino y centró el de La Feria.
El propio Herrera admitió al final del choque que no se trata de la fórmula definitiva, que en otro tipo de contextos saldrá de una manera diferente. Forma parte de una transición hasta convertir a la UD Las Palmas dominadora del curso pasado en un equipo más rico tácticamente, capacitado para protegerse y para tener el balón. Así, pese a la derrota hay muchas conclusiones positivas que sacar de la primera prueba, sobre todo relacionadas con la actuación de sus tres centrales. Cuando opte por una defensa de cuatro hombres, a buen seguro que la cabeza amarilla estará bien tapada.
