La playa de Alcaravaneras madrugó ayer con un nuevo inquilino: la UD Las Palmas. El equipo amarillo cambió el césped de Barranco Seco por la arena capitalina para ejercitarse en una sesión especial de entrenamiento con pelotas hinchables, pachanga de futvóley y de fútbol. Con Nabil El Zhar y Paco Herrera ausentes, por un viaje burocrático y por la planificación de la temporada respectivamente, el resto de la plantilla tonificó su musculatura con el trabajo específico dirigido por el preparador físico Rafa Cristóbal. Una ligera brisa a las 10.00 de la mañana, pocos aficionados alrededor y un sol que aún no apretaba. El marco perfecto para arrancar el entreno.
"Este cambio es bueno. La arena es mejor para los jugadores, fortalece sus piernas", indica el aficionado Rafael Pérez. Este jubilado de 66 años evoca aquellos días en los que Kresic hacía subir y bajar a sus efectivos todas las escaleras del Estadio Insular.
En las distancias cortas
Tener a pocos metros de distancia a su ídolo Valerón es un sueño hecho realidad para el niño Miguel Díaz. "Me ha hecho mucha ilusión", comenta el pequeño. Su padre, Miguel, ya sabía que el primer equipo entrenaría en la playa de las Alcaravaneras y le quiso dar una sorpresa.
"Antes esto se hacía más a menudo, yo creo que les viene bien este cambio de terreno", comenta este estibador grancanario, que tiene fe ciega en el cuadro isleño para esta campaña. La plantilla comenzó con una carrera a la orilla del mar sin el Chino Araujo, que se retrasó cinco minutos en llegar. Tras dos jornadas de campeonato de la Liga BBVA, cambiar la monotonía ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva y otro ritmo, y aún más en esta semana de parón liguero por la concentración de la Selección española.
Para liberar energía, grandes balones hinchables se colaron en el arranque de la sesión física. Varas y Aythami, dos de los guardianes de la retaguardia amarilla, protagonizaron una pugna con las bolas gigantes, cuerpo a cuerpo.
Haridian Casalla y su padre, Jorge, no se pierden ningún movimiento de la UD Las Palmas. Conectados en todo momento a la actualidad deportiva por redes sociales, bajaron hasta la arena a conciencia. Para ellos es un lujo poder presenciar un entreno del equipo isleño. "Como Barranco Seco lo tienen cerrado al público, entonces tiene pocos sitios para ver los entrenamientos y el contacto con la gente está bien. Siempre seguimos al equipo, a veces como Robert De Niro, fanático", explica entre risas Jorge Casalla, abonado de la UD Las Palmas desde 1983.
Haridian presta especial atención a su jugador preferido, el lateral derecho David Simón. "Espero que no se vaya", comenta esta estudiante de 1º ESO.
A medida que avanzaba la mañana, más curiosos se acercaban al paseo de Alcaravaneras para ver y arropar a una plantilla de Primera. Roque, Momo y Culio estaban preparados en la línea de salida para recorrer un minicircuito de esfuerzo, donde la potencia de piernas, la velocidad y la destreza mandaban.
El futvóley, una fusión entre fútbol y voleibol, también tuvo su hueco en la jornada de ayer. Valerón demostró que está en plena forma. El Flaco impactó un cabezazo ante el que nada pudo hacer Culio.
Otros dos equipos tuvieron el honor de compartir arena con el club de Pío XII: el equipo de fútbol cadete del Colegio Claret, entrenados por Alejandro Santana y Raúl Soto, y las chicas de alevín, infantil y cadete de voleibol del Heidelberg, dirigidas por Pilar Pérez.
