El Señor Lobo -personaje interpretado por Harvey Keitel- solucionaba los problemas y rebajaba la euforia, a partes iguales, de Jules Winnfield y Vincent Vega -Samuel L. Jackson y John Travolta, respectivamente- en la película Pulp Fiction. No le vendría mal un profesional así a la Unión Deportiva Las Palmas y su entorno consumidas ya las tres primeras jornadas de la Liga BBVA. La auto complacencia lleva al onanismo mental y de ahí al disgusto, en el negocio del fútbol, sólo hay un paso. No es cuestión de ser aguafiestas, basta con analizar más allá del resultado en Balaídos ante el Celta (3-3) -fantástico, por cierto, tanto por el nivel del rival como por las circunstancias en las que transcurrió el encuentro tras la expulsión de Javi Varas en el minuto 10- y repasar los duelos previos ante el Atlético de Madrid (1-0) y Levante UD (0-0) para entender que el equipo amarillo no anda fino aún: tiene dificultades a la hora de jugar al fútbol -nadie, a no ser que el nudo de cada partido se acerque a la zona por donde transita Jonathan Viera, da sentido a la circulación de la pelota- y ante ese colapso de talento e imaginación en el centro del campo para hilvanar el juego, las alternativas que ofrece la plantilla son el ímpetu de Wakaso y la velocidad de Nabil El Zhar porque, en medio de un exceso de coraje y buenas intenciones general, el único que puede dar algo de criterio a todo se llama Juan Carlos Valerón y ya calza los 40 años.
El empate en Vigo ofrece a la Unión Deportiva un puntazo. Es algo real, tangible, no como las sensaciones que provocó la derrota en el estreno ante el Atlético de Madrid. Aquel día, aunque pocos lo confiesen ahora, se dio por bueno un resultado muy remoto a los temores internos que en la víspera atemorizaban a parte de la parroquia amarilla y barruntaban una goleada en contra en el Calderón ante un gigante que, en sus filas, ha alistado a gente como Koke, Gabi, Jackson Martínez, Correa, Godín, Fernando Torres o Griezmann.
El cambio de sistema -Herrera guardó en un cajón la idea de defender con cinco hombres y pasó a jugar con una zaga de cuatro- mareó a Las Palmas, tanto que en el primer cuarto de hora el Celta pudo haber liquidado el duelo con una goleada exprés.
Error y enmienda
En el minuto 17 el panorama daba pánico: el conjunto celeste ya ganaba 2-0 -con goles de Orellana, de penalti, y de Wass-, la UD jugaba en inferioridad tras la expulsión de Javi Varas y la defensa amarilla presentaba tantos agujeros como un queso gruyere. Un drama.
Pero para alivio de Las Palmas, ocurrieron dos cosas deslavazadas entre sí, pero que al mezclar generaron una corriente favorable para los intereses del conjunto grancanario: el Celta se creyó el rey del mambo y redujo la marcha mientras que Herrera, señalado por desproteger el número de defensas, probablemente empezó a barruntar la posibilidad de enmendar su error inicial.
En medio de esos dos actos, Araujo -quién si no- puso firma, en el minuto 23, al primer gol de la Unión Deportiva en el regreso a Primera División y Nolito (min. 48) pareció liquidar el asunto (3-1) sin que casi nadie percibiera el jaleo que se aproximaba.
Herrera, tal vez, captó una de las ideas que Sun Tzu convirtió en ley con el tratado de El arte de la guerra: "La defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia". Con 3-1 en contra, el técnico dio entrada a Aythami , recuperó la zaga de cinco hombres y reordenó a su tropa, en un movimiento que trastabilló el paso del Celta. Araujo (min. 61) puso el miedo en el cuerpo al equipo celeste y David Simón (min. 74) en la posición del nueve firmó un empate (3-3) que pone en órbita a la Unión Deportiva Las Palmas en su regreso a Primera División. Pero ojo, como apuntaba el Señor Lobo en Pulp Fiction: "Bueno, no empecemos a chuparnos..." Pues eso.
