Que la UD Las Palmas es de Primera se sabe desde el 21 de junio. Que la UD Las Palmas se siente de Primera se sabe desde ayer en Balaídos, donde sacó un punto frente al Celta tras jugar con uno menos durante 80 minutos de partido (3-0) en una demostración de madurez, carácter, calidad y puntería. En el campo de un candidato a Europa remontó el conjunto amarillo un 2-0 y luego un 3-1 a base de mucho corazón, el que tuvo tras los goles de un renacido Sergio Araujo. Con un Jonathan Viera descomunal y un trabajo colectivo sensacional se rehizo pese a que el Celta fue, por momentos, muy superior. Pero la UD se mantuvo siempre alerta y aprovechó las concesiones de los locales, más irregulares. El tanto de David Simón a un cuarto de hora para el final dio un puntazo a la UD y la razón a Paco Herrera, que con 3-1 se atrevió a quitar a Roque para poner a Aythami, un cambio en apariencia defensivo que fue todo lo contrario y dinamitó al Celta.

Pasaron muchas cosas en Balaídos. Y la mejor no fue el punto. Ni tan siquiera que marcó tres goles en inferioridad numérica. Lo mejor fue ver a la UD Las Palmas sentirse de Primera, algo que no había hecho ante Atlético de Madrid y Levante. Ha necesitado un pequeño periodo de transición, comprensible por la inexperiencia, pero el equipo amarillo ya se lo cree. Y es que en Balaídos tuvo el descaro y el atrevimiento que le faltó en las dos primeras jornadas, que fueron planteadas desde la inferioridad, como si aún fuera de Segunda.

No es una cuestión de dibujo táctico. De hecho ayer, tanto con dos centrales como con tres la UD supo maniatar al Celta. Es una cuestión de confianza, de seguridad en sí mismo, de verse capaz de todo. De no tener miedo, al fin y al cabo, a perder ni a ser goleado, sentimiento que recorrió la mente de los jugadores en las dos primeras jornadas. Se pedía un paso adelante a la UD tras dos actuaciones correctas. Y lo dio. La actualización planeada por el ingeniero Herrera se ha completado con éxito. El equipo amarillo ya mira a la cara a los demás. No hay complejos. Y no los hubo desde la alineación. Pese a la vocación ofensiva del Celta se plantó la UD en Balaídos sin Aythami y con Willian José en el once para proponer un encuentro abierto, con intercambio de golpes.

Penalti y expulsión de Varas

Ocurre que a los diez minutos, cuando el guión del partido cambió, eran ya cuatro los bofetones vigueses y solo uno los amarillos. Un disparo de Orellana rozando el poste, un mano a mano de Nolito que venció Varas y un despeje de la zaga amarilla en el corazón del área fueron tres avisos serios del Celta en un suspiro. Ante tanto arsenal la respuesta de la UD fue un remate por encima de Roque tras una buena combinación entre Araujo y Viera. Llegó entonces la jugada que cambió el partido. Iago Aspas, tras una pérdida de Willian, se quedó totalmente solo ante la pasividad de Alcaraz y Bigas. El punta recortó a Javi Varas, que le derribó con claridad y la injusta norma que pretende cambiar la FIFA desde hace varias temporadas le mandó al vestuario sin remedio. Orellana no perdonó la ocasión frente a Raúl Lizoain. Se desconectó por unos minutos la UD, que bajó los brazos y la competitividad. Y se lució el Celta, que con todos los sentidos puestos acosó a la zaga amarilla y convirtió el segundo por medio de Wass tras una internada de Orellana.

Estaba hundida la UD, que se reenchufó al partido en un ejercicio de ímpetu de David Simón y Sergio Araujo. El lateral aprovechó una indecisión de la defensa rival y puso un centro para que el argentino se anticipara a Sergio Álvarez y embocara a placer. El gol, junto a la relajación del Celta y un retoque táctico de Paco Herrera, impulsó a los amarillos. El técnico mandó a Roque, que había empezado en la banda para formar un 4-2-3-1, a juntarse con Hernán y Culio. Jonathan Viera, que comenzó en la izquierda, se situó en el medio y Araujo buscó la espalda de Hugo Mallo.

En ese panorama igualó las fuerzas la UD, que con un inconmensurable Jonathan Viera y una demostración colectiva de carácter dio un paso al frente. Hasta el descanso fueron los mejores veinte minutos de los amarillos en toda la temporada. Sonaron incluso pitos en Balaídos hacia su equipo, reducido por un rival que no notaba la inferioridad y se veía capaz de empatar. El balón fue de los visitantes, que rozaron el 2-2 en un fuera de juego mal señalado a Araujo, un remate de Viera que lamió la escuadra y un tiro cruzado de Culio.

El rumbo de la segunda parte fue similar. Quizás porque salió a guardar fuerzas o quizás por simple superioridad local el Celta dio una exhibición en la reanudación. Wass, Nolito y compañía hacían las delicias de Balaídos y Alcaraz puso en bandeja el 3-1 en una pérdida de balón infantil que convirtió Nolito tras asistencia de Aspas.

Estaba noqueada la UD. O eso parecía antes de que el paraguayo ganara una falta lateral y Araujo bajara el balón con el pecho para rematar escorado. El balón lo tocó Pablo Hernández y los visitantes se lo creyeron de nuevo. Ya por entonces había vuelto Aythami al campo en el lugar de Roque. Se situó el de Arguineguín entre Alcaraz y Bigas, de nuevo imponente, para que Dani Castellano y David Simón volaran por las bandas. Y así llegó el tanto del empate después de un dominio más posicional que a través del balón de los amarillos. El gemelo, que estrenó capitanía, corrió por la izquierda y habilitó a Culio, que con un toque con la puntera asistió a Simón. El correcaminos, tras varias ocasiones de Sergio Araujo y un disparo al palo de Hernán, hizo justicia en el marcador. Quedaba un cuarto de hora y la UD, gracias en gran parte a las paradas de Raúl, se mantuvo en pie pese a la insistencia de Nolito y Aspas. Y es que el conjunto amarillo también sabe boxear.