Jonathan Viera se subió a una montaña rusa en Vallecas, donde vivió su mejor momento en Primera pero acabó saliendo por la puerta de atrás, dando un paso más en su regresión desde que salió de la UD Las Palmas. Registró cifras bastante buenas en 27 partidos de Liga al ofrecer a su equipo 5 tantos y 8 acciones que acabaron en gol, ya sean asistencias o penaltis provocados. Le marcó dos goles al Real Madrid y uno en el Vicente Calderón frente al Atlético. Casi nada. Pero todo ello en una primera vuelta de ensueño que se difuminó a partir del mes de febrero.
Y es que desde entonces llegaron las lesiones, disputó 8 encuentros, 7 de ellos partiendo desde el banquillo, y apenas entregó una asistencia. Una lesión en abril terminó de sentenciarle y acabó saliendo por la puerta de atrás. No se ganó el regreso al Valencia, con el que rescindió su contrato y voló al Standard de Lieja. Allí culminó su declive, lo que propició su regreso en enero a la UD Las Palmas.
En Vallecas, así, vivió su segunda experiencia junto a Paco Jémez, el entrenador que le hizo debutar en el fútbol profesional y que confió de nuevo en él tras su borrón en Valencia: "Al Rayo no llegué psicológicamente muy bien. Me dio más oportunidades de las que me tenía que haber dado y si no triunfé allí no fue por él sino porque mi cabeza no estaba donde tenía que estar", admitió ayer un Viera autocrítico que ahora vive su mejor momento con la camiseta amarilla. Con la UD va camino de repetir su etapa más destacada en Vallecas, donde también asumió el papel de líder, tiró los penaltis y encadenó 14 partidos como titular en compañía y competencia de jugadores como Trashorras, Alberto Bueno, Falqué, Larrivey, Lass o Saúl Ñíguez.
