La Provincia - Diario de Las Palmas

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Pequeños, pero grandes retoques

Paco Herrera, con su sistema de cinco defensas intacto, liberó a Roque Mesa desde la derecha

Wakaso Mubarak esquiva al mediocentro sevillista Iborra. QUIQUE CURBELO

Funcionó. Algo parecido debió pensar Paco Herrera, técnico de la UD Las Palmas cuando Del Cerro Grande señaló el final del partido. Hasta entonces, no descansaron las solapas ni las costuras de la chaqueta del entrenador, pequeñas para la tensión que acumulaba su cuerpo. Porque desde que entonó el mea culpa por el naufragio táctico en la segunda mitad ante el Rayo, el entrenador necesitaba dar un giro para solucionar un problema profundo: encontrar fútbol.

De entrada, sólo un cambio con respecto al último partido en Liga: la inclusión de Wakaso en el centro del campo por Culio. Herrera buscó esa vuelta de tuerca en su sistema fetiche esta temporada de manera casi silenciosa, sin necesidad de mover demasiadas fichas. Ese cambio, donde se mantuvo intacta su defensa de tres centrales, lo encontró en la figura del centrocampista Roque Mesa.

La llegada del ghanés al once propuso revoluciones -de esas que mantienen en alerta a la propia afición y al técnico- y músculo en el centro del campo con recorrido de piernas acompañadas de pulmones. Unas condiciones con las que el futbolista de Telde quedó más liberado de sus tareas de trabajo más puras en el centro. Los condicionantes que no dependen de su pizarra también se pusieron de su lado. La sorprendente alineación de Unai Emery, que dejó a su equipo de entrada en el Gran Canaria sin la opción de usar las bandas. La tendencia, usar más hombres en el centro del campo. Con esa facilidad, Simón, protegido por el muro de tres centrales, se situó de manera casi línea con Hernán y Wakaso.

Una disposición, que avaló más la idea de Herrera. Roque podía mirar más arriba, sin demasiados temores a lo que sucediese detrás de él. El canterano, probablemente el hombre con más capacidad para organizar y hacer que el balón fluya de los amarillos que había en el césped, mantuvo una posición más acercada al costado derecho partiendo desde el centro del campo. Una opción con la que la UD ganó algo de fútbol y también verticalidad para formar sus contragolpes cuando no poseía la pelota.

Así, también ganó el extra de presión que siempre otorga Roque. La UD tejió mejor sus combinaciones, y su salida del balón. Su demarcación más adelantada, como en varios tramos del pasado curso, le valió para pisar área u anotar el primer gol del partido, con ese balón suelto que recogió Araujo en el centro del campo para emprender el galope sobre la portería de Sergio Rico. Ahí desde la derecha se coló Roque para, con un giro a un toque, sortear a Tremoulinas y batir al meta sevillista.

Fue la primera, pero no la última que hizo Roque. Porque Viera no se sintió tan solo para dar criterio al equipo. Por dentro, el '15' también se encontró cómodo. Las fuerzas se agotaban y el paso de los minutos hizo mella en él. A falta de 15 minutos para el final, su dorsal apareció en la tablilla del colegiado para que El Zhar cogiera su sitio. Y así, con menos tesón y más rapidez, también funcionó la UD en los momentos donde el Sevilla asedió la meta de Javi Varas. Todo eso pasó, el tiempo se agotó y Herrera respiró. Sí, está vez sí funcionó.

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