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UD Las Palmas La afición

Pasión amarilla en el templo

La actuación de la UD Las Palmas hizo disfrutar a los cientos de aficionados insulares que se desplazaron al Camp Nou

El batallón amarillo que acompaña a la UD Las Palmas en sus aventuras por tierras peninsulares partido a partido, año a año, no cesa. Y mucho menos con las oportunidades que ofrece la Primera y los estadios cinco estrellas de los equipos que la conforman. Ayer era una de las fechas marcadas en el calendario para muchos de los adeptos del equipo, se visitaba uno de los mejores estadios del mundo. En el Camp Nou, con capacidad para 98.000 almas, se coló la marea insular para corear el sempiterno 'Pío-Pío' en el graderío azulgrana.

Las gargantas que ayer rugieron al son de los cánticos amarillos pertenecían en su mayoría a estudiantes que cursan sus estudios en la Ciudad Condal; aunque otras provenían de los fieles seguidores que aprovechan las salidas del equipo de su corazón para hacer una escapada viajera. Allá donde vaya la Unión Deportiva Las Palmas sabe que tiene un gran respaldo en los incondicionales de la escuadra insular.

Los seguidores amarillos comenzaron el partido en sintonía con el juego de los once ídolos que vislumbraban sobre el terreno de juego. Asombrados por la magnificencia del 'Espai Barça' guardaron su primera intervención sonora hasta el primer ataque con peligro de la UD. Un tiro invalidado de Wakaso en el minuto 11 provocó un "sí se puede" que por momentos hizo recordar al ambiente vivido el pasado 21 de junio. Llegado el 1-0 de los catalanes, apaciguaron sus ánimos, hasta que en el minuto 41, una acción de Jonathan Viera animaba de nuevo a la parroquia visitante con un clásico, el 'Pío-Pío'.

Ilusión intacta al descanso

La familia Moreno, con Manuel y Ana Rosa y su hijo Javier, fueron el reflejo de la ilusión que provoca el equipo en este halo galáctico. Aun con el marcador adverso y enfrentándose al actual campeón de liga, los feligreses no cejaban en el empeño de revertir la situación. "A pesar de la lesión de Messi hemos tenido alguna llegada arriba con peligro. Tendremos más vida en la segunda parte y así poder conseguir al menos un empatito", señalaba el patriarca familiar. Aunque su señora era más prudente, "la victoria es muy complicada de conseguir", matizaba. Todavía quedaban 45 minutos por delante.

Otra familia amarilla que se acercó ayer hasta el feudo de Les Corts fueron la madre Xisca García y su hijo Jaume Servera, quienes tenían el corazón dividido en el encuentro. Ambos, de procedencia balear, justifican su sentimiento amarillo gracias a la abuela del joven de origen canario. Ver a los dos equipos que tantas emociones les provoca "es un sentimiento compartido", a lo que añadieron que "con sacrificio y corazón se puede sacar esto adelante".

El desenlace del encuentro llevó un gol más para cada equipo. Luis Suárez hizo el segundo al poco de empezar la segunda parte, pero el choque no acabó sin que se añadiera un extra de emoción para la hinchada amarilla que vio posible el empate en los últimos compases del encuentro y animó a los suyos entre los silbidos del respetable blaugrana. Una recompensa de adrenalina que pudieron disfrutar los fans de la UD y que transmitieron a la salida de los aledaños del estadio.

Gabriel Marrero, estudiante de dermatología en la Universidad de Barcelona, se mostró complacido con la imagen de la armada amarilla: "He visto al equipo establecido en el campo e hizo un buen papel. Si el partido hubiera durado un poco más, quizás podríamos haber empatado el encuentro", subrayó.

Laura Bautista, periodista insular, sacaba pecho de la actuación de los soldados amarillos. "Parecía que íbamos a salir goleados de un estadio como éste. Hemos salido derrotados, pero con orgullo, por lo que me siento muy satisfecha", sentenció.

Entre las caras de los miles de aficionados que disfrutaron ayer del juego vistoso del representante del fútbol canario sobre el pasto del Camp Nou se notó la misma ilusión y satisfacción que desprende la plantilla y que augura un regreso la temporada siguiente al mismo estadio. Todos salieron convencidos de ello.

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