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UD Las Palmas El rival

Un milagro llamado Eibar

Con una población inferior a Ingenio o Agüimes, el club vive su segundo curso en Primera

El examarillo Saúl Berjón, que mantuvo un rostro serio, detrás de él, Asier Riesgo, exguardameta de la Real Sociedad que apunta a titular hoy

En la cuenca del río Deva, casi en el linde que separa Vizcaya de Guipúzcoa, se sitúa el gran milagro del fútbol español. Porque en ese límite, a la orilla del Ego y rodeado por pintorescos montes que dicen al foráneo que está en el País Vasco, se sitúa Eibar. Un lugar al que hace un par de años su equipo colocó en el gran mapa del fútbol mundial. Por primera vez la SD Eibar asomó su cabeza en la Primera División del fútbol español.

Con una población que no supera los 27.500 habitantes, el Eibar logró de forma fugaz el ascenso a la máxima categoría del balompié. Un núcleo de habitantes que no supera el número de residentes que viven en Arucas (37.000), Santa Lucía de Tirajana (68.500), Ingenio (30.000) o Agüimes (30.000). Eso no fue ningún impedimento para el club, fundado en 1940, justo al fin de la Guerra Civil.

En sólo un par de temporadas había pasado de estar en la cada vez más precaria Segunda B para pasar a jugar a algunos de los estadios con más brío de la historia. Porque después de una temporada brillante, en el verano de 2014, el Eibar, con el técnico Gaizka Garitano a la cabeza, puso por primera vez en la historia al equipo vasco en Primera. Lo hizo como campeón, sin tener la necesidad de pasar por el playoff y con un ascenso logrado con relativa tranquilidad.

Durante su travesía desde el fútbol de barro hasta la gloria de la Primera División el técnico Gaizka Garitano fue clave. En el verano de 2012 cogió al equipo para devolverlo a la Segunda División en solo un curso. Garitano, hombre de la casa, se forjó como entrenador en las categorías inferiores del club, donde también jugó cinco temporadas, hasta que tomó la alternativa. La promoción la pasó sin problemas ante dos clásicos: el Real Oviedo y el Hospitalet.

El líder en el despacho

El otro hombre clave es su presidente desde 2000: Álex Aranburu. Doctor y profesor en Economía y Dirección de Empresas por la Universidad de Deusto, aupó al equipo de su pueblo natal hasta la élite con su filosofía basada en un modelo donde se mima a los bienes del club, se respeta la tradición y se cree en que otro fútbol es posible. Por ahí titula su libro, presentado este mismo verano: El modelo Eibar. Otro fútbol es posible.

Ahí narra, sobre todo, un proceso clave en este equipo: la ampliación de capital que le exigía la Ley del Deporte. La legislación obligaba a que el club tuviera que reunir 2.146.525,95 euros para competir en Primera División. Ese era el mínimo exigido para jugar en el fútbol profesional. El reto era mayúsculo porque la entidad armera -Eibar creció económicamente gracias a esta industria y a la siderurgia- partía de un capital social cifrado en 433.000 euros. Estaban saneados, sin deudas con jugadores, Hacienda o la Seguridad Social.

Sin embargo, tenía que superar este gran bache: conseguir más de 1.720.000 euros para no volver a la Segunda División B. Se completó el requisito gracias a la socialización del club con una compra de acciones masivas desde 50 euros cada una. Desde más de 40 países aparecieron compradores que se unieron a esa gesta. Pero las últimas que completaron el proceso salieron desde el corazón del pueblo. Luis María Cendoya, de 90 años y socio del club desde 1945, adquirió esas acciones que completaron el proceso.

Arreglados los papeles, la SD Eibar salió a competir en Primera. Una asombrosa primera vuelta hizo que los armeros coqueteasen con la Europa League, pero la competición es larga y pesada. Tanto que, con una segunda vuelta desastrosa, el Eibar descendió en la última jornada. En los despachos y gracias a su gestión ocupó la plaza que la Liga de Fútbol Profesional, junto al Consejo Superior de Deportes, quitó al Elche. Fue eso lo que devolvió al club al sueño de competir con los grandes. Para ello, Garitano se marchó y dejó su sitio a José Luis Mendilibar para construir una muralla en Primera para el Eibar.

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