Sergio Araujo y Jonathan Viera son las estrellas de la UD Las Palmas. Los dos atacantes están destinados a liderar la permanencia del equipo, pero en este inicio de curso juegan lejos del área y tienen complicado marcar diferencias. Es el principal punto débil del sistema que ha planeado el conjunto insular, que con tres centrales y dos carrileros le cuesta más generar juego en el centro del campo y presionar en terreno contrario para forzar pérdidas de balón. Eran dos de sus señas de identidad en el curso del ascenso. Y ahora, aunque el listón es más alto, no logran dar continuidad a su personalidad cuando le toca mostrar su sello. A Paco Herrera se le ha quedado corta la manta, que protege bien la cabeza -menos en dos encuentros- y deja al descubierto los pies.
Excepto cuando la UD juega a merced del rival de turno, que le permite espacios al contragolpe, a ambos les cuesta ser decisivos. Aún así han participado en cinco goles en estas siete jornadas y no es casualidad que todos ellos hayan llegado ante los enemigos más potentes, cuando la UD Las Palmas se adaptaba a lo que le proponían. Sevilla -dos asistencias de Araujo-, Celta -dos goles del argentino- y Barcelona -gol de Viera- han sido las víctimas de la pareja.
Con metros por delante sí lo han tenido más fácil, pero la cosa cambia en otros contextos. La sociedad no está siendo letal contra los equipos de la liga amarilla. Ni ante Levante, ni frente a Rayo Vallecano ni contra el Eibar, todos ellos en el Gran Canaria, estuvieron cómodos. Los dos lo han intentado y sobre todo Jonathan Viera, el mejor jugador en el inicio de curso, han brillado. Pero lo hacen a duras penas y no logran desequilibrar.
Espectacular racha en mayo
El curso pasado lo acabaron como héroes. De los cuatro goles que anotó la UD en promoción tres de ellos llevaron su firma. Pero fue en mayo cuando lograron su esplendor. Desde la derrota en Leganés lo bordaron con nueve goles y dos asistencias en mayo para recomponer la ilusión. La promoción se encaró con esperanza gracias al estado de forma de ambos.
Y ahí, en el playoff, frente a dos conjuntos de un alto nivel, la UD dio la cara y mantuvo su identidad de equipo rocoso sin perder frescura en ataque. Tenía muchas ideas el conjunto insular, que aunque no contaba con un organizador claro en el centro del campo sí lograba mover el balón con facilidad para que sus estrellas tuvieran presencia en los metros finales. Todo ello propició la inversión del club de casi cuatro millones de euros para retenerlos.
Pero en Primera está siendo otra historia. Y Sergio Araujo es el principal afectado. El argentino, que ante el Eibar cuajó su peor actuación del curso, está totalmente solo frente a dos centrales. El curso pasado salía vencedor de esas batallas individuales, pero en Primera la exigencia ha subido y lo tiene más complicado sin compañía.
El factor Roque y Simón
El caso más sangrante fue frente al Levante cuando Araujo se quedó solo los noventa minutos contra tres centrales y no hubo cambios para impedirlo. Las incorporaciones de los laterales, sobre todo las de un David Simón pletóricos, fueron los principales recursos de la UD para generar ocasiones. Y con el transcurso de las jornadas Roque ha adelantado su posición y ha dado un paso al frente. Pero por lo visto frente al Eibar no es suficiente. La manta se le sigue quedando corta a la UD.
