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Araujo busca a Araujo

El delantero argentino no está en su mejor estado físico y el cuerpo técnico le exige más

El delantero argentino Sergio Araujo durante el entrenamiento de ayer ante la mirada de varios compañeros. QUIQUE CURBELO

Nadie dijo que fuera fácil. Algo así debe estar pasando por la cabeza del jugador franquicia de la UD Las Palmas, el delantero argentino Sergio Araujo. El ariete sudamericano no está viviendo un momento fácil en su adaptación a la Primera División, pero está mentalizado y con ganas de encontrarse a sí mismo.

Porque, por el momento, Araujo anda lejos de estar en su mejor nivel futbolístico. Las condiciones las posee, pero aún no ha logrado su plenitud en cuanto a su estado físico. Ése es el tema que más preocupa al cuerpo técnico de la UD Las Palmas, que ha dado un toque de atención al jugador argentino. El banquillo del cuadro insular sabe que su trascendencia en el juego del conjunto grancanario es vital y que sin su influencia en el juego, la UD lo pasará mal esta temporada para lograr el objetivo de la permanencia en Primera.

Por ello, la exigencia que se le quiere imprimir al '10' es máxima. Quizá en Segunda División con su potencial futbolístico era suficiente, pero ahora necesita algo más. Ahora no hay resquicios. Esa llamada al orden que se le ha dado desde el seno del propio equipo, con el objetivo de que el Chino se ponga las pilas, ha tocado el orgullo personal del futbolista. El argentino, consciente también de ello, sabe que tiene que poner un plus de su parte para intentar acercarse a su tope cuanto antes. Un extra que ha empezado a ser palpable en los entrenamientos de esta semana en Maspalomas, donde se ha visto un Araujo más partícipe, con ganas de sudar y preciso de cara a la portería.

De momento, el ex de Boca Juniors no ha encontrado su juego en la máxima categoría del fútbol nacional, como por norma general ha demostrado el equipo en su conjunto. Sobre él y su conexión con Jonathan Viera recaen muchas de las posibilidades de salvación del equipo grancanario. Desconectado en momentos por su lejanía al balón, a Araujo le falta esa punta de velocidad para encarar al rival para reencontrarse con su descaro en la portería rival. Algo que la UD Las Palmas echa mucho de menos.

"Le prometí a mi mamá que marcaría 10 goles". Eso dijo en una entrevista concedida a LA PROVINCIA/DLP al inicio de la campaña. De momento, lleva sólo un tanto en el curso 2015-2016, el que inició la remontada en Vigo ante el Celta. En ese partido contribuyó también con un pase perdido que Pablo Hernández envió a la red y supuso el segundo tanto ante los gallegos. Además, en su cuenta particular cuenta con dos asistencias. Un par de pases de gol que se transformaron en los únicos dos goles que han significado tres puntos para la UD en este curso. Fueron los de Roque Mesa y Antolín Alcaraz para sentenciar el triunfo ante el Sevilla en el Gran Canaria.

Porque desde aquel gol en Balaídos ya han caído cuatro jornadas del calendario. La mayor sequía que vivió el punta el pasado curso fue de diez partidos. Un desierto sin goles de más de dos meses donde la fortaleza mental de Sergio Araujo estuvo a punto de romperse. Sin embargo, arropado por sus compañeros y amigos salió en pie de ese bache con el que tropezó. Con ellos y con su familia, que desde finales del pasado año le acompaña en Gran Canaria. Un esfuerzo por parte del club para que su adaptación a la Isla no fuese ningún problema.

Un apartado emocional que tanto el cuerpo técnico como la cúpula de la UD Las Palmas, con su presidente a la cabeza, tratan de cuidar, pero de la que también quieren resultados en una relación recíproca. El presidente de la entidad, Miguel Ángel Ramírez, presente en el entrenamiento de ayer, mantuvo una charla privada de unos cuantos minutos con el argentino. La respuesta ahora está en la cabeza y en los pies del propio Sergio Araujo.

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