El expediente de Tana tiene episodios de gloria y otros infernales. Subidas y bajadas. No hay término medio. Es un caso peculiar. Diamante de enorme proyección, se presentó en sociedad en el torneo nacional de alevines en Brunete (Madrid) con la UD. Tuvo que convivir con la fama pero luego quedarse por el camino cuando dio el salto al fútbol profesional. Empezaría a hacer carrera en la Tercera División con el Villa de Santa Brígida, Unión Viera y Vecindario. Con el cuadro sureño jugó en la categoría de bronce. Llegaría al Regional C de la UD y luego daría el salto al filial amarillo. En junio del 2013 formó parte de la factoría de Víctor Afonso que logró el ascenso a Segunda B, tras batir al Tuilla asturiano en el Anexo. Fue miembro de aquella camada de éxito con David Simón, Jesús, Carlos Gutiérrez, Asdrúbal, Cristian Herrera o Artiles. De la mano de Lobera, tuvo continuidad para luego ser víctima de una lista infinita de lesiones -pubis, tobillo...-. Sin minutos, sigue en el plantel de Primera en un caso insólito, un ejercicio de supervivencia. No se rinde y sueña con volver a ser protagonista. Paco Cabrera
