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Expediente Nauzet Alemán

El extremo, con 9 tantos en la campaña mágica del ascenso, es un fijo en la suplencia

El extremo de Las Mesas Nauzet Alemán, junto a Herrera, durante una sesión en Maspalomas. CURBELO

El registro diabólico del francotirador de Las Mesas se ha difuminado en el tiempo. Parece un recuerdo. Nauzet Alemán, que inició en julio de 2012 su segundo ciclo de amarillo, con el cartel del "mejor jugador de Segunda" -una frase del presidente Miguel Ángel Ramírez- está en paradero desconocido. Su entrega descomunal en cada sesión de trabajo le ha llevado a integrar la convocatoria en cuatro ocasiones en este curso liguero -ante el Atlético de Madrid, Levante, Barça y Eibar-. Forma parte de la lista negra del silencio, junto a Ángel (lesionado), Asdrúbal, Tana y Garrido, los únicos rostros de la UD sin minutos.

Siete jornadas, una lesión de tobillo como pretexto, entre la 3a y 5a jornada, y un expediente X. Con 30 años, en su décima campaña de amarillo -en dos etapas-, ya cuenta con dos ascensos con la UD, uno a Segunda (2006) y el reciente del 21 de junio a Primera (2015).

En el curso de la gloria fue uno de los actores más letales con 29 partidos (2.176') y diez goles. Fue el segundo máximo realizador tras la estela de pólvora de Araujo (25).

Tras padecer un calvario con el técnico Sergio Lobera en la 2013-14 (que terminó con un cisma en el vestuario y el despido del aragonés), el aterrizaje de Herrera fue una bendición. El veterano preparador barcelonés se trazó como meta abrazar la mejor versión del francotirador. Y lo logró en un plazo récord. Nauzet fue Nauzet, con tantos de bandera ante Alcorcón, Ponferradina, Sabadell, Recreativo, Zaragoza o Lugo. Pero el 16 de abril, todo saltó por los aires. Una lesión en el hombro le llevó al quirófano. Decía adiós al final de la temporada. Una tragedia deportiva para el killer de Las Mesas, que lució su arista de sacrificio. Recuperación milagrosa y regreso ante el Deportivo Alavés -el 7 de junio en el Gran Canaria-. Fue su último partido.

Artista insaciable, con el Valladolid completó 26 participaciones en Primera con un gol para enmarcar a Casillas en el Bernabéu. Tras el descenso con el club pucelano, llevó a los violetas al cielo con su versión más inspirada. La misma que saltó por los aires tras su lesión.

Presenció el playoff glorioso en el banquillo, ante el Valladolid y Zaragoza, arrimó el hombro y aceptó el rol de líder espiritual. A la espera de una oportunidad, fue el mejor consejero para los nuevos héroes.

Un rol silencioso

Tras la gloria del ascenso, aceptó el desafío de tirar del carro. Junto a Valerón, Ángel, Momo, Aythami o Viera, integraba la legión de grancanarios con recorrido en Primera. Herrera, en la previa a la visita al Atlético, aportaba luz sobre el nuevo rol del francotirador: "Está en la misma categoría que Alcaraz -o Garrido-, que deben adquirir el nivel preciso de forma durante las semanas por culpa de la operación y lesión de hombro". Y concretó esa función de confidente para los debutantes como Roque o Simón: "De los veteranos espero mucho dentro y fuera del campo; serán vitales".

A la espera de una oportunidad, Nauzet fue testigo silencioso de la evolución UD: del salto estético a la fama del 21-J a una propuesta más contundente con tres centrales. Fijo en el banquillo, Roque y El Zhar le han ganado la partida. Con laterales de largo recorrido -Simón y Dani-, los amarillos prescinden de los extremos pero Nauzet atesora pólvora y una capacidad innata para generar el caos en la trinchera enemiga (40 goles en 261 partidos de amarillo). Es el expediente N. El descenso a los infiernos de un renacentista que busca un rayo de luz.

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