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La huella en la capital

Madrid actúa como satélite de la Comunidad Canaria - Muchos emigran para buscar su éxito

La barrera insular no impide a la marea amarilla acompañar al equipo de sus corazones hasta donde haga falta los componentes de la nueva peña se fueron a Getafe en guagua-. Estos viajes afianzan a la familia futbolística canaria, una familia de acero.

La relación entre Canarias y Madrid ha sido muy estrecha desde tiempos inmemoriales. La capital nacional ha albergado a numerosos ilustres del archipiélago canario. Desde Benito Pérez Galdós hasta Alfredo Kraus, pasando por Juan Negrín. Muchos son los que emigran hasta la villa madrileña en busca de mejores oportunidades de las que ya de por sí pueden ofrecer las Islas.

Estudiantes, profesionales o jubilados conforman gran parte del grueso isleño hoy en día en Madrid. Y la Unión Deportiva es el nexo que les une en comuna y el espejo en el que mirarse cuando los jugadores del equipo amarillo se trasladan por la geografía nacional y se enfrentan a los equipos peninsulares. Uno de los puntos de encuentro de los insulares en la capital madrileña es La Casa Canarias, un centro cultural autóctono de las Islas en Madrid desde 1953 y que además inauguró ayer su peña futbolística en relación a la UD Las Palmas.

Unos cincuenta devotos de la camiseta amarilla se reunieron ayer en La Casa Canarias con motivo de la disputa del encuentro que, por la tarde, los amarillos jugarían contra el Getafe CF. La idea de crear la peña de la Casa surgió en conjunto con Roberto Miño, presidente de la fundación, y con Fernando Bonnet, para aprovechar la vuelta a la Liga de las Estrellas y acompañar al escuadrón amarillo por los mejores estadios de España.

"Intentaremos organizar viajes por todo el territorio peninsular para ver al equipo en otras ciudades", señaló Roberto Miño. Más de doscientos miembros con edades desde los 18 hasta los 70 años, hacen de ésta la peña más grande de la UD fuera de las islas -más incluso que la famosa de La Bañeza-. Una amplitud temporal significativa, pero con una misma filia deportiva que no entiende de edades.

Sentimientos encontrados

Tras una mala época, en la que incluso pudo haber desaparecido por motivos económicos, Roberto Miño decidió tomar las riendas en junio de este año e implantar una política ambiciosa con el deseo de relanzar este lugar emblemático para los canarios de Madrid. "Vamos a proyectar los partidos de la UD, haremos conciertos para escuchar isas y folías, y además queremos ser un centro gastronómico con productos de las islas", indicó Roberto.

La grada sur del Coliseum Alfonso Pérez se tiñó de amarillo con unos 200 aficionados que se trasladaron hasta el sur de la capital. La afición del equipo azulón no se caracteriza por poseer un gran número de asistentes al estadio (su media hasta ayer era de seis mil), por lo que los cánticos de la hornada amarilla se pudieron escuchar desde minutos antes del comienzo del partido ante la pasividad local.

Un entusiasmo que no se vio reflejado en el terreno de juego por parte de los jugadores. El 2-0 a los diez minutos cayó como un jarro de agua fría sobre los aficionados insulares. Y nunca mejor dicho, ya que en ese momento rompía a llover a cántaros y dejaba empapados y con los ánimos apagados a los canarios.

El criterio de los aficionados se hizo ver en el estadio. Y ante la facilidad acústica que ofrece el Coliseum, se pudo escuchar durante distintos compases del encuentro "Herrera sal del banquillo", en referencia al técnico de la UD, o silbidos en los cambios de Nauzet Alemán y Sergio Araujo.

Álvaro Fernández, uno de los seguidores definía al de Las Mesas "pasado de kilos". Eva Carrero, por su parte, expresó su "desilusión con la imagen del equipo", y espera que "cambie la racha, porque si no va a costar mucho salir del descenso", sentenció la aficionada amarilla.

Una cosa queda clara con estos partidos, y es que la UD Las Palmas, esté en la situación que esté, nunca caminará sola.

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