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Ramírez compra acciones a García Navarro y controla el 30% del capital

El presidente adquiere unos 100.000 títulos de la UD que eran propiedad del exdirigente - El actual mandatario también tiene el apoyo de socios como Germán Suárez, Nicolás Ortega o Rafa Méndez

El presidente de la UD, Miguel Ángel Ramírez, dialoga con Manuel García Navarro, en el antepalco del Gran Canaria. Q. CURBELO

Miguel Ángel Ramírez, como la hormiga infatigable que da una lección a la cigarra perezosa en un cuento infantil, no cesa en su empeño por dar forma a su proyecto al frente de la Unión Deportiva Las Palmas. Sin ceder, sin bajar la guardia, sin parar de trabajar, Ramírez poco a poco forja lo que hace 11 años sólo era una idea en su cabeza. El presidente ya controla algo más del 30% del capital social del club, después de adquirir unos 100.000 títulos que eran propiedad de Manuel García Navarro. La operación convierte al dirigente en el principal accionista de la Sociedad Anónima Deportiva.

"El acuerdo es bueno para las tres partes, para Ramírez, para el club, porque a partir de ahora tendrá un presidente más fuerte y para mí", admite García Navarro antes de explicar que "mi paquete de acciones rondaba el siete o el ocho por ciento, aunque no me he desprendido de todos los bonos". "Mantengo", añade el expresidente, "los títulos suficientes para poder asistir a las juntas de accionistas".

Ramírez, al respecto de esta operación, prefiere no entrar en detalles. "Había accionistas, entre ellos García Navarro, que estaban interesados en vender y yo estaba interesado en comprar", apunta el mandatario, que acumula ya 11 años al frente de la Sociedad Anónima Deportiva.

A título personal -o a través de sus empresas-, Ramírez posee algo más del 30% del capital social de Las Palmas, una cifra que se dispara de manera considerable si se suman los apoyos que cuenta entre los accionistas del club. Germán Suárez, Nicolás Ortega o Rafael Méndez, entre los socios con más títulos de la compañía, han respaldado todos los movimientos que el presidente de la entidad ha dado durante la última década -tanto públicamente como en las juntas de accionistas-.

El último movimiento de Ramírez, al adquirir la mayoría de los títulos de García Navarro, multiplica su control en las asambleas de la UD y, de paso, su capacidad de maniobra para tomar decisiones. Las juntas de accionistas de las Sociedades Anónimas Deportivas, en primera convocatoria, necesitan un respaldo ligeramente superior al 50% del capital social para su celebración y la aprobación de los acuerdos allí propuestos, cifra que en segunda convocatoria se reduce hasta algo más del 25% -número que Ramírez supera en porcentaje de bonos-. En la última cita entre los accionistas de Las Palmas, Ramírez sacó adelante todos los puntos de la asamblea con el respaldo unánime de los títulos representados en la sala de prensa del Estadio de Gran Canaria -lugar en el que se celebró el cónclave-.

En la Unión Deportiva celebran el paso dado por el presidente. "Esta semana", apunta una fuente, "todo parece caótico porque en el plano deportivo las cosas no van como todos quisiéramos". "Pero detrás de esa especie de cascada que es el fútbol", detalla, "se intenta dar forma a una estructura profesional para situar a la entidad donde se merece, que es asentada en Primera División durante muchos años".

El plan de futuro de Las Palmas pasa, además de asegurar su permanencia en la élite del fútbol español, por tomar posición en el mayor negocio del entretenimiento del mundo. "El fútbol ha cambiado mucho desde la última aparición del equipo por Primera", prosiguen desde la zona noble de la sede de la entidad, "porque ahora todo va más allá del deporte". "No hay un espectáculo como la Liga española, ninguno, porque nadie tiene al Real Madrid y al Barça". "Y la Unión Deportiva tiene que estar ahí, pero de manera responsable y con el objetivo de crecer", puntualizan.

Y Ramírez, como la hormiga esforzada que no paraba de trabajar durante el verano mientras la cigarra cantaba y bailaba, se prepara para superar el invierno con la despensa repleta. La UD goza de buena salud. Algo que parecía impensable hace nada, en 2004.

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