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Ya llueve menos

La UD Las Palmas de Setién ofrece síntomas de mejoría y rasca un empate ante el Villarreal CF (0-0)

Jonathan Viera conduce el balón; Castillejo y Mario Gaspar persiguen al jugador de la UD Las Palmas. QUIQUE CURBELO

Después de la tormenta, alrededor de la Unión Deportiva Las Palmas parece que escampa. Tras una semana marcada por la goleada encajada el pasado domingo ante el Getafe CF (4-0), el despido de Paco Herrera y la contratación de Quique Setién, el equipo amarillo dio ayer señales de vida. Empató ante un gallo como el Villarreal CF (0-0) en un partido de poco fútbol y mucho sopor, pero más allá del punto sumado ofreció algunos síntomas de recuperación antes de encarar todo lo que viene -que no es de fácil digestión-. Puso sobre el césped una idea de fútbol, intentó desarrollar ese plan, en sus movimientos se vio a qué quiere jugar, recuperó para la causa a futbolistas como Tana, Vicente, Garrido, El Zhar o Nauzet y se fue sin encajar un gol. Tal vez poco para salir del lío, pero al menos todo bueno. Y por ahí se empieza.

El cambio de guardia que se dio esta semana en el banquillo provocó, de repente, que la Unión Deportiva tuviera un plan. Aún está por ver si es mejor o peor, si es más feo o más bonito, si es más divertido o más tristón o si es productivo o no, pero al menos el equipo amarillo se movió, por primera vez un mucho tiempo, a partir de una idea colectiva del juego. Quique Setién, de entrada, ordenó adelantar la línea de defensa, presionar un poco más arriba, asociarse a través de la pelota y reordenó el dibujo táctico. De todo eso, tras tan poco tiempo para trabajar y pulir detalles, se vio poco, apenas algunos destellos, pero la permuta anuncia algo para bien.

Para ejecutar ese método, Setién le dio, como el que pone una camiseta del revés, una vuelta a la alineación. Alejados de los focos por Herrera durante las primeras semanas del curso, por el primer once del entrenador cántabro se asomaron tipos como Javi Garrido, Vicente Gómez, El Zhar o Tana, casi inéditos en las ocho jornadas anteriores. Fue Tana, proscrito por el anterior técnico, la gran novedad en el equipo titular. Apareció en el campo, además, con galones: de mediapunta, justo como el vértice ofensivo del triángulo que formaron en el centro del campo él mismo, Vicente y Roque.

Viera, arrinconado en la banda

La presencia de Tana, en medio de un dibujo táctico que repartió a los jugadores de Las Palmas a partir de un 1-4-2-3-1 -con Sergio Araujo fijo en punta-, arrinconó a Jonathan Viera en el extremo de la banda izquierda. Fue ese detalle, tras semanas y semanas de casi plena dependencia al talento y el genio del futbolista de La Feria, un elemento diferenciador entre una y otra etapa. El conjunto amarillo, por primer vez en mucho tiempo, no se colgó de las botas de Viera para sobrevivir en Primera División pero, al mismo tiempo, al mandar al jugador a la esquina, lejos de la acción, Setién desenchufó a su ficha más desequilibrante.

Sin apenas tiempo para recuperar las energías liberadas el jueves en la Europa League -no habían transcurrido ni 72 horas entre la goleada al Dinamo de Minsk (4-0) y el pitido inicial-, el Villarreal CF se tomó con calma el partido. Marcelino García, su entrenador, reservó en el banquillo a Roberto Soldado y Trigueros y sus futbolistas, con más orden que atrevimiento, se amontonaron delante de su propia área a la espera de una contra certera o el error ajeno.

En ese escenario, Las Palmas se quedó con la pelota, el Villarreal CF gestionó los espacios y el partido transcurrió en una zona de grises en la que, en general, apenas sucedió nada y todos estuvieron conformes. Al equipo amarillo, a partir de su nuevo patrón, se le notó cómodo con la posesión del balón. Vicente y Roque -repleto de confianza y un punto por encima del resto- mezclaron bien en la medular durante un rato y entre ambos se animaron a mover a la Unión Deportiva en la primera mitad. Pero pese a ímpetu en la zona de fogones, sin apenas huecos, sin pasillos por los que atacar o generar juego, el conjunto de Setién sólo se agitó para quitarse los complejos de encima cuando Tana, Viera o El Zhar soltaron algún chispazo en zonas aisladas del juego.

Por empujar, por una cuestión de querer, por avanzar metros ante un rival que se limitó a verlas venir, Araujo cazó una pelota suelta en el área en el minuto 9 y en un palmo, en el espacio que cubre una baldosa, se dio la media vuelta, soltó un latigazo, recordó al delantero que fue el ejercicio anterior y puso a prueba a Areola. El portero del Villarreal CF salió victorioso del problema que le planteó el atacante argentino al despejar el balón a córner y, a partir de ahí, disfrutó de una tarde plácida de fútbol: no se volvió a saber nada más de él durante el resto del partido.

Si el día fue fácil para Areola, para Javi Varas fue incluso hasta placentero. Nadie del Villarreal CF se acercó por sus inmediaciones con ganas de meterle en líos. Sólo Bruno Soriano, a la salida de un córner, hizo un ademán de generar problemas para la Unión Deportiva, pero su remate (min. 11) se fue desviado. De ahí hasta el pitido final, poco más se supo del temible Submarino Amarillo, un equipo que aspira a seguir entre la aristocracia de la Liga BBVA pero que de momento pena las bajas de jugadores como Vietto, Giovani dos Santos o Cheryshev.

Resuelta la primera mitad sin más incidencias, la segunda parte fue un páramo. En medio de un terreno de juego minado por el mal estado del césped, ni las relevos ordenados por los técnicos animaron el cotarro. No pasó nada en un partido con tantos picos como la línea que traza un encefalograma plano. Setién cambió cromo por cromo con las dos primeras sustituciones -Hernán por Vicente y Nauzet por El Zhar- y sólo se desmelenó a tres minutos del final al dar entrada a William José por Tana.

La Unión Deportiva aceptó el 0-0 final como un buen punto de partida. A su alrededor ya llueve menos. Ahora, a la vuelta de la esquina, le espera el Real Madrid. Pero eso será otro cantar.

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