La Provincia - Diario de Las Palmas

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Y Saavedra frenó a la 'Quinta del Buitre'

El futbolista tinerfeño marcó el gol que significó el último punto amarillo (1-1) en el Bernabéu

El exfutbolista Luiso Saavedra posa con una bufanda de la UD. QUIQUE CURBELO

En 1982, el periodista de El País Julio César Iglesias desveló en un reportaje una generación de unos mocosos que marcaron historia en el Real Madrid. Los apodó La Quinta del Buitre, un nombre marcado por el líder de aquella camada, Emilio Butragueño. El ojo clínico de Amancio, estrella del Madrid yeyé de los 60 y entrenador de aquel Castilla no falló. Pulió una base de jugadores finos, que rompió con el Real Madrid que le precedía e implantó una manera de creer en el fútbol que asombró a España.

Y en pleno apogeo de esa generación de futbolistas con nombres como Míchel, Martín Vázquez, Pardeza o Manolo Sanchís, que peloteaban en torno a cracks mundiales como Hugo Sánchez o Jorge Valdano, la UD Las Palmas logró frenar en seco a aquel equipo en el Santiago Bernabéu. En la segunda jornada de 1987, el equipo insular se plantó en la capital y rascó un punto en el Paseo de la Castellana, en lo que supone el último empate de la UD en casa del Madrid.

Un conjunto de raza

Aquel equipo no poseía la brillantez de la Quinta del Buitre, pero tenía otros valores. Aguerridos y cargado de jugadores del Archipiélago, esa generación combinaba gallardía y pundonor. Los Juanito, Sergio Marrero, Javier Campos o Narciso, todos nacidos a principios de los 60 se mezclaban con los más veteranos como Felipe, Juanito o Julio Durán. Con esa combinación y dirigidos por el húngaro Ferenc Kovacs, la UD sacó un 1-1 con un protagonista claro: el autor del gol amarillo, el tinerfeño Luiso Saavedra, en el minuto 89 de juego.

"Andrés sacó una falta muy rápida. Estuvo muy inteligente porque al Madrid no le había dado tiempo a colocarse siquiera. Era en un lateral y la puso como al segundo palo. Me cayó perfecta y le di con la pierna derecha y hacia abajo". Así lo narra el propio Saavedra desde su despacho en la sede del Diputado del Común, donde trabaja como letrado, casi treinta años después, pero con el recuerdo de aquel gol intacto. "Son imágenes muy bonitas, que resultan difíciles de olvidar. Pasan los años y uno siempre se acuerda de esos momentos", apunta Saavedra.

"Gente de la casa"

La UD se plantó aquel día en el Santiago Bernabéu con Pérez en la portería; Sergio Marrero, Juanito, Felipe y Mayé en la defensa; Chinea, Julio Durán y Saavedra en el centro del campo para finalizar el once con Juani Castillo, Koke Contreras y Andrés. Una alineación de gala plagada de futbolistas de la tierra. La curiosidad de ese día, como el de muchas veces más a lo largo de la temporada es que habían más jugadores de la provincia de Santa Cruz con la camiseta amarilla (Juanito, Felipe, Chinea, Julio Durán, Andrés y el propio Saavedra), que de Las Palmas (Pérez, Marrero, Mayé y Juani).

"Eran tiempos donde había que ajustar mucho los presupuestos. No teníamos ingresos de televisión como hoy y la gran parte del dinero del club salía de las entradas y los abonados. Éramos gente de la casa y parece que se ha vuelto a esos orígenes en los últimos años y me parece una buena medida", señala.

Aquel partido de la temporada 86-87, no tuvo casi nada destacado hasta el final del partido. Kovacs planteó un duelo complicado para hacer sentir incómodo al Real Madrid en su casa. "Aguantamos el tipo muy bien . Teníamos en frente a la Quinta del Buitre y sabíamos que iba a ser complicado", relata. Para llegar al final del partido con alguna opción aquella UD lo tenía claro, debía ofrecer un "partido serio" y estar "concentrados" ante la potencia del rival. "Salimos sin presión. Como siempre, todo el mundo recordaba que la UD nunca había conseguido ganar en el Bernabéu y demás. Nadie nos iba a echar en cara que perdimos contra el Real Madrid", explica Saavedra.

La presión ahí estaba con el Real Madrid. "El Bernabéu siempre ha sido un público exigente con su equipo. Aquella generación además ganaba ligas casi sin despeinarse. Quizá era un campo más caliente, con todo el mundo de pie en los fondos", afirma. El tiempo pasaba y la parroquia blanca se desesperaba. "Ellos estaban nerviosos porque no nos conseguían marcar. Fue casi al final del partido [minuto 86] cuando Butragueño metió un gol que casi parecía definitivo. Estaban acostumbrados a golear y hasta el gol no pararon los silbidos. Cayeron en un momento de mínima relajación y metimos la que tuvimos", añade.

La receta para buscar una gesta similar, Saavedra la dicta con claridad. "Hay que salir a competir de tú a tú, sin presión y concentrados al cien por cien, porque la calidad del Madrid está ahí y eso manda", enuncia. Una fórmula que valió para frenar a la Quinta del Buitre. Por ver está si también servirá para secar a la Quinta de Cristiano Ronaldo.

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