Cuando parecía que la UD Las Palmas había encontrado las respuestas llegó el Deportivo y le planteó nuevas preguntas. El equipo amarillo encaraba una oportunidad de oro para despegar tras dos grandes partidos consecutivos pero frenó en seco ante un rival que le leyó la matrícula a la perfección. Con un planteamiento tan básico como difícil de ejecutar el conjunto de Víctor Sánchez del Amo se llevó los puntos del Estadio de Gran Canaria (0-2) y perdonó una goleada porque se topó con una gigantesca actuación de Javi Varas.

El contraataque letal gallego, liderado por Lucas Pérez, impuso su músculo y su verticalidad en el recinto de Siete Palmas. Se adelantaron a los veinte minutos en un sprint del delantero revelación de la Liga que culminó David Simón en propia puerta cuando intentaba evitar el remate a placer de Cani. Desde entonces entregaron el balón -67 por ciento contra 33 en la estadística de posesión- y montaron emboscadas por todo el césped, muy mejorado para la causa. Casi no remató a puerta la UD, pero Varas le sostuvo y en el último minuto Sergio Araujo perdonó el empate. En la jugada siguiente Lucas Pérez sentenció en un dos contra el meta sevillano.

Era un choque de estilos interpretado por ambos entrenadores desde la rueda de prensa. Dos discursos contrapuestos, dos filosofías y, como suele ser habitual, ganó la que tiene la suya más trabajada. Es la gran diferencia a día de hoy entre Deportivo de La Coruña y UD Las Palmas. El conjunto amarillo fue fiel a su atractiva propuesta, la misma que maravilló en Mestalla, la misma que mantendrá y la misma que le dará muchas alegrías si la sigue perfeccionando. Y nada mejor para darse cuenta que una lección como la que le dio el Deportivo. Porque los noventa minutos mostraron a una UD con las ideas muy claras pero impotente, asfixiada en el centro del campo y que necesita nuevos matices que solo pueden llegar con tiempo o con el mercado de invierno.

Mismo once, diferente imagen

Por primera vez desde que es entrenador de la UD Las Palmas Quique Setién repitió once. Víctor Sánchez del Amo hizo lo mismo, prueba del buen estado de ánimo con el que llegaban los dos a la cita. Con Lucas Pérez y Jonathan Rodríguez en ataque y por delante de dos líneas de cuatro jugadores amenazó la espalda de los defensas amarillos. Su idea, mucho más definida que la de la Real Sociedad o Valencia, que estaban en depresión, desató el pánico en el Gran Canaria. El cuadro gallego está hecho para presionar y contragolpear, así se siente a gusto, al contrario que los rivales anteriores contra los que tanta buena impresión dejó la UD en las dos últimas citas.

Así, se atascaron los amarillos desde el principio. Con el centro del campo congestionado, con hasta tres jugadores encima de Roque Mesa en la presión, a los de Quique Setién les faltaron alternativas. Víctor, alumno aplicado, estudió a la UD y sacó nota. Comprobó que en la posesión de balón tienen los insulares su virtud y también su defecto si logra combatirlo, sobre todo porque aún está verde. Se le notaron las costuras a la UD, que cometió pérdidas imperdonables desde el principio y le costó regatear ante un rival disciplinado como un ejército.

Un campo de minas

Así, la asfixia visitante se centró en los centrales y en Roque, que se vieron sin líneas de pase en muchos tramos del encuentro. Y ahí nacían el resto de problemas para los amarillos. Momo y Jonathan Viera estaban en ocasiones demasiado abiertos, Tana muy solo en el centro, distanciado del resto de compañeros, y Vicente Gómez más escorado en banda izquierda que de costumbre. Desde allí rompió en varias acciones la monotonía de la UD, pero impidió que las posesiones locales encontraran continuidad.

El Deportivo se sentía cómodo con el antídoto que había puesto en escena, convencido de que iba a dar sus frutos. Y más aún cuando Lucas Pérez bordeó el fuera de juego, se plantó dentro del área y allí estaba Cani, todavía más solo. El ex de Villarreal y Atlético de Madrid no remató porque antes lo hizo David Simón, que intentaba llegar al quite. Fue la única aproximación visitante en la primera parte hasta el descuento.

La UD siguió fiel a su idea, a combinar en corto y a asociarse. Pero cuando superaba el obstáculo del centro del campo visitante, que ya le costaba un mundo, se le volvía a apagar la luz en las inmediaciones del área. Faltaba también desborde y último pase, así que Lux solo tuvo que intervenir en un remate blando de Tana y en otro con más veneno de Roque pero muy lejano. Jonathan Viera y Dani Castellano, con la ayuda de Vicente, generaron más inquietud en la zaga visitante que David Simón y Momo, pero no había manera de encontrar a un Sergio Araujo que estuvo muy activo. El argentino protestó, y vio la amarilla por ello, un derribo de Sidnei dentro del área en el que hubo contacto, pero insuficiente. Fue poco antes de que a la salida de un córner Bergantiños se diera de bruces con el poste y luego con Javi Varas, que empezaba así su exhibición individual.

Breve paso al frente

Dio un ligero acelerón la UD en la segunda mitad, pero no con cambios de cromos, que se hicieron de rogar, sino con un retoque sobre la pizarra que ya estaba montada. Corrigió Setién situando a Viera más cerca de la mediapunta y los laterales frecuentaron el área, con lo que los amarillos hicieron sudar más que en toda la primera mitad a la defensa del Deportivo. Un tiro de Momo que mandó Lux a córner y varias amenazas de Jonathan Viera provocaron que el empate estuviera cerca. La UD asumía el riesgo mayúsculo, obligado por las circunstancias, de que los centrales amarillos se quedaran en ocasiones solos contra los dos puntas.

Así, comenzó un guión diferente en el que la UD mostró algo más de mordiente y también más lagunas en defensa. Siempre estuvo más cerca del gol el Deportivo, normalmente como consecuencia de errores infantiles de los amarillos. David Simón, Dani Castellano, Roque y Aythami cometieron pecados que no fueron capitales porque Varas acudió al rescate.

Con los milagros del sevillano se mantuvo en pie la UD, que tuvo el empate en una doble ocasión que desperdició Araujo tras un centro desde la derecha. También volvió a fallar la puntería amarilla, como en Mestalla, pero no lo hizo en el descuento la de Lucas en la enésima ocasión visitante para sentenciar.