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Un ex del Betis con sangre amarilla

La película bética de Momo

El extremo zurdo de la UD, con 21 duelos en el Betis y un ascenso, fue la primera alta de un sello arrollador con Rubén, Molina, Beñat y Emaná

La película bética de Momo

Elegante y letal, en la carrera de Momo figura un capítulo dorado con el escudo de las trece barras. El 28 de junio del 2010, con la etiqueta de estrella del Xerez -con el que había ascendido a Primera con 17 goles en 2009 y completado 26 duelos en Primera-, el extremo de Las Torres aterrizaba en el Villamarín como el primer fichaje de la 'era Pepe Mel'. Luego llegarían Salva Sevilla, Jorge Molina, Dorado, Belenguer... y Rubén Castro. Se estaba gestando un bloque salvaje, con su sello netamente ofensivo, que terminaría el campeonato con 83 puntos y 85 goles como reyes de plata. Un ascenso a la grande, forjado en los 27 goles del Moña, que iniciaba su leyenda de asesino del área. Molina lograría 18 y Emaná, 13.

Junto a los tres reyes atómicos, Momo completó 18 partidos con un total de 980 minutos para sellar el que sería su segundo ascenso a Primera División. Dos temporadas antes, lo había logrado con el Xerez (en un vestuario en el que también militaba el zaguero de Arguineguín Aythami Artiles). Como detalla la prensa de aquel verano de 2010, el alta de Momo se había gestado desde marzo y fue un nuevo reto profesional para el extremo que dejó la UD Las Palmas en la 2003-04 para buscar fortuna en el Deportivo. El alfil de oro coincidió en el Villamarín con Rubén en el que sería el quinto proyecto en común. Todo un récord, ya que con anterioridad fueron compañeros en la UD -desde la 2002-03 cuando debutó el extremo de la mano de Yosu Uribe-, Deportivo, Albacete, Racing de Santander. "Al final nos llamaban el 'pack', siempre íbamos juntos", ha bromeado el atacante de Las Torres, que puede presumir de jugar en la liga de las estrellas con hasta seis camisetas (Albacete, Deportivo, Racing, Xerez, Betis y UD).

Tras el ascenso, Momo careció de continuidad y lució un rol residual con Mel con solo dos partidos ante Madrid en el Bernabéu y Rayo en Heliópolis -solo 23 minutos-. Unas molestias en la rodilla, que ya arrastraba del curso anterior, terminaron por cerrarle la puerta a la gloria en el Villamarín. Pero en el mercado invernal se aceleró su regreso a la UD, ocho después de su marcha. Inició su segundo ciclo de amarillo precisamente con el técnico que lideró el curso 2003-04 como Juan Manuel Rodríguez. Completó 13 duelos y 2 goles en su vuelta a casa.

Referencia de magia y veteranía, con 169 intervenciones, tuvo que pasar por un calvario hasta abrir la puerta del cielo. Superó la puñalada del 22-J ante el Córdoba, en una cruenta eliminación, y festejó su tercer salto al olimpo. El más especial, con el nombre de sus hijos Álex y Gisela, tatuados en el antebrazo. El sábado reta a Mel, Rubén y Molina, que siguen dando guerra en el Betis.

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