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Escalofríos en Cornellà

La UD Las Palmas firma un partido pésimo y cae ante al RCD Espanyol (1-0) - Setién deja en la grada a Viera como medida disciplinaria - Hernán fue titular como central y Nauzet regresa al once

Nauzet Alemán, que fue titular, supera al centrocampista periquito Víctor Sánchez. Detrás, Javi Varas. LA OTRA AGENCIA / LOF

De repente, tres pasos atrás. La Unión Deportiva Las Palmas, después de mostrar síntomas constantes de progresión, tras derrotar al Betis en Liga y dejar en la cuneta a la Real Sociedad en la Copa del Rey, cayó anoche (1-0) ante el RCD Espanyol en el Power 8 Stadium. Si la derrota, ante un rival directo en la carrera por la permanencia, ya es de por sí una mala noticia, la imagen que mostró el equipo amarillo en Cornellà provoca escalofríos. Fue una sombra de lo que aspira ser. Sin la pelota, incapaz de dar continuidad al juego, sin intensidad ni capacidad de respuesta, fue un animal manso para un rival que con poco le sacó del sitio. La derrota, ligada a otro incendio interno -Quique Setién dejó a Jonathan Viera en la grada como medida disciplinaria tras protagonizar dos desplantes al cuerpo técnico durante los últimos días-, aventura una Navidad subida de tono en la UD.

El plan de Galca para levantar los ánimos en el RCD Espanyol pasa por llevar el balón hasta la posición por la que merodean Asensio, Gerard y Caicedo. Entiende el entrenador rumano que el equipo perico no tiene mejor activo en su plantilla que sus tres delanteros. Con esos parámetros bien definidos en el nuevo guión, el equipo blanquiazul pasó, de inmediato, de la intención a la acción. Fue señalar el pitido inicial Melero López y el cuadro barcelonés, como las burbujas cuando se retira el tapón de la botella, entró en una especie de estado de efervescencia que puso a prueba la solidez de la Unión Deportiva.

Tiró la línea de defensa muy arriba el RCD Espanyol para achicar espacios, impuso un ritmo de juego alto, quiso la pelota por encima de todo y tocó muy rápido. Ese método, similar al que trata de imponer Quique Setién en Las Palmas, puso en algunos apuros a Las Palmas, incómoda, de entrada, en su primera comparecencia en el estadio Power 8. A todo gas, el equipo perico logró que Asensio, Gerard y Caicedo mezclaran cerca de la portería de Javi Varas. Y así, sin tregua, el cuadro barcelonés selló en el ambiente cierta sensación de peligro.

Pero el efecto gaseoso del RCD Espanyol duró apenas cinco minutos. En ese tiempo, sólo Caicedo -después de ganar la posición a Hernán- generó cierto peligro en una jugada en la que el sistema de coberturas del representativo grancanario funcionó a la perfección para trastabillar y frenar al atacante ecuatoriano. Pasado ese momento de ímpetu burbujeante en las filas del cuadro local, la Unión Deportiva le puso pausa al fútbol y llevó el partido a su zona de confort: allí, con las revoluciones del motor al mínimo, al equipo amarillo le da por tener la pelota y por ahí, además de poner orden a todas sus ideas -de ataque y de defensa-, enreda a sus rivales.

Fue sorprendente la alineación que Quique Setién dio forma en el Power 8. Y no, por lo que se podía intuir en la víspera, por la presencia de Willian José en el once. El brasileño, autor de los goles que certificaron la victoria sobre el Betis y el pase a octavos de final en la Copa del Rey tras dejar en la cuneta a la Real Sociedad, no apareció por el equipo inicial, grupo del que también salió Jonathan Viera. El atacante de La Feria, que arrastra desde hace semanas unas molestias en la zona de los isquiotibiales, hasta se cayó de la convocatoria por decisión técnica.

Con Viera en la grada, Setién empleó como centrales a Aythami y Hernán y puso en los extremos a Momo -por la derecha- y Nauzet -izquierda-. Con esas novedades en el once, Las Palmas se movió a chispazos, sin continuidad ni mucho criterio. Ni tuvo la constancia de la noche del Betis ni la claridad de ideas que mostró en Anoeta. A ese nivel, rebosante de sopor, llegó incluso a poner contra las cuerdas al RCD Espanyol. Fue en el minuto 18, cuando David Simón soltó un centro que cruzó Cornellà para habilitar el desmarque de Araujo tras los centrales blanquiazules. Al argentino, al que la temporada pasada le salía todo y ahora anda negado, el control se le fue largo y ese mínimo desliz permitió a Pau López salir y cubrir bien su portería. Tuvo, de inmediato, Las Palmas otra oportunidad. El rechace del guardameta cayó en las botas de Nauzet Alemán, que no encontró portería en su chut.

Ante un rival intenso pero con poco sentido del juego, a la Unión Deportiva le faltó capacidad para asociarse a través de la pelota. Vicente, Roque y Tana apenas mezclaron y por ahí, en medio de ese colapso de ideas, se diluyó por uno de los desagües del Power 8 Stadium el equipo amarillo. De fútbol espeso, con desplazamientos eternamente horizontales y sin valentía para dar un paso al frente, poco más se supo de Las Palmas en Cornellà-El Prat anoche. Todo lo que sucedió en la última hora del partido fue porque quiso el RCD Espanyol que, con el talento racionado, puso más para ganar.

Hernán Pérez, antes del descanso, ya dio un aviso de la debilidad amarilla al defender las bandas. El extremo paraguayo, que en la promoción de ascenso -enrolado en las filas del Real Valladolid- fue una pesadilla para la Unión Deportiva, se deshizo de Dani Castellano en un palmo de terreno -en el hueco donde cabe una baldosa- y disparó la tensión en las filas del representativo grancanario (min. 32).

Consumido el primer tiempo entre bostezos y apatía, en la reanudación ya no hubo noticias de Las Palmas, que entregó la cuchara sin rechistar camino del parón navideño. Varió el dibujo táctico Setién, al dar entrada en el terreno de juego a Willian José, pero ni así espabiló el equipo amarillo. Con el brasileño y Araujo en punta, Las Palmas fue más largo y sus transiciones más deslabazadas. En medio de ese sinsentido, Galca estuvo más hábil: dio entrada a Salva Sevilla, colocó a Caicedo como único delantero centro y la noche pasó a tener un tono blanquiazul.

Sin capacidad de respuesta

El RCD Espanyol se reordenó a partir de ese movimiento táctico ante un adversario, la Unión Deportiva, que se quedó a verlas venir, encantado de conocerse en su propia incapacidad. El cuadro catalán volvió a adelantar la línea defensiva, acortó las distancias entre sus polos y recuperó su capacidad para morder en la presión. Como un acordeón, el equipo perico se hizo con todo el campo. Y fruto de esa mejoría llegó la acción definitiva.

Fue una jugada perfecta. Para enseñar en cualquier escuela de fútbol. Presión, contragolpe, centro y gol. Pim, pam, pum. Dani Castellano y Momo dudaron, el RCD Espanyol recuperó el balón, Javi López salió disparado por la banda derecha, Caicedo encontró su lugar en el área y, tras un pase excelente del primero, el delantero ecuatoriano fusiló en el corazón del área a Javi Varas (1-0, min. 68).

El gol dejó moribunda a Las Palmas, que desapareció del mapa. No encontró respuesta con los cambios -el último futbolista que saltó al terreno de juego fue Culio- y su capacidad de respuesta fue nula. Ante semejante chollo, el RCD Espanyol vivió un final de partido tan plácido como increíble. Pudo ampliar de manera suculenta su ventaja -Caicedo falló ante Varas (min. 73) y Abraham tiró al palo en el minuto 84-, pero perdonó a una UD lastimera. Sería por la Navidad.

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