En el vestuario que la Unión Deportiva Las Palmas ocupa en el Estadio de Gran Canaria hay un equipo de música -encajado en un mueble que en su día recibió la ira de Miguel Ángel Ramírez tras una derrota durante la época de Sergio Lobera como entrenador- que, por norma general y como condena, escupe reggaeton. Solo cuando por allí pululaba Paco Jémez -en plan ordena y mando- al bendito aparato le dio por reproducir algo de buen rock, así que Lemmy Kilmister -líder de Motörhead que falleció el pasado lunes- poco tiene que ver con el equipo amarillo, salvo por un pequeño detalle: Lemmy, además de ser una bestia -tanto para dejar algunos himnos como comerse la vida-, esculpió -como bien apuntaba ayer Fernando Bethencourt en este periódico- una serie de mandamientos que valen como filosofía trascendental.

Rockero y pendenciero, entre canciones a todo trapo y señoras juergas a base de bourbon Jack Daniel's, Lemmy dejó unas cuantas frases que habría que enmarcar y colgar en cualquier centro educativo que presuma de descifrar los misterios de la vida. "Nunca me he acostado con una mujer fea, pero sí que me he levantado con unas cuentas", espetó un buen día -o no- el líder de Motörhead. La frase, que ya tiene jugo por sí misma, valdría para analizar, desentrañar y explicar la victoria que la Unión Deportiva firmó anoche ante el Granada CF (4-1).

Si se mira con cierta perspectiva, como el que se levanta tras una noche de excesos y repasa los restos del naufragio en su habitación a plena luz del día, el triunfo sobre el conjunto nazarí es feo de solemnidad. El partido no fue brillante, el juego proyectó un tono gris durante los 90 minutos, los dos equipos se movieron acongojados por los apuros clasificatorios, el árbitro fue un desastre y, para rematar el cuadro, el césped estaba en tan mal estado que al balón sólo le faltaba lucir dos orejones para parecer un conejo indomable que se movía a grandes saltos por el terreno de juego.

Pero el asunto cambia si la victoria se observa desde la euforia. Ahí la belleza desborda por toda la sala, como en cualquier after a las siete de la mañana y pese a que la mayoría del personal se asemeje a un orco de la Tierra Media. Así que por todo lo que supone el triunfo de anoche, en la Unión Deportiva -desde el equipo hasta el entorno- hay razones de sobra para celebrar a lo grande el fin de año y presumir. Porque derrotar al Granada CF, un rival directo en la carrera por la permanencia, vale por tres; hacerlo con una goleada multiplica su importancia; y porque repasar la clasificación y no ver a Las Palmas en la zona de descenso es como haber ligado con el bellezón de la noche.

Presume Quique Setién de jugar a partir de una idea de juego innegociable, de un método que pasa por asociarse y ordenarse a través de la pelota, pero cuando el agua llega al cuello y la amenaza de ser expulsado del paraíso es real, ganar, aunque sea a lo feo, aunque el balón parezca un ser extraño y con vida propia, sabe a gloria.

Palabra de Lemmy Kilmister, palabra de un rockero y canalla.