Un paréntesis en la dictadura barroca con aires de reivindicación. La UD completó con éxito anoche el primer asalto de los octavos de final de la Copa del Rey ante un Eibar de chocolate. El instinto de supervivencia armero marcó el devenir de una contienda eléctrica (2-2), que dejó el estreno del delantero juvenil isleño Jeremy como secuencia noticiable. Los de Setién estiran su racha y acarician los cuartos de final de la competición del KO -la vuelta se disputa el próximo miércoles-.

En el pulso del músculo, el gigante Jeremy entró en el tramo final del primer acto por Asdrúbal Padrón, que desertó de su gran prueba de fuego por un tirón muscular. El enésimo contratiempo para la galaxia amarilla en este enero terrorífico -el domingo llega el Málaga en otro pulso dramático-. En esa cascada de contratiempos, cabe añadir la lesión en un tobillo de David García.

La UD tropezó ante la furia de la maquinaria endiablada del Eibar, con un tanto del examarillo Saúl Berjón -que también vio portería en el pulso liguero del pasado mes de octubre en el Partenón amarillo de Siete Palmas- en el último capítulo del primer tiempo.

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Un balón largo para el marcador central Aythami Artiles marcó el inicio de la batalla de las cuentas pendientes. Un remate preciso del zaguero escenificó el inicio de la madre de todas las batallas. Los amarillos fueron descarados pero acosaron las embestidas del gigante humilde. En el regreso de Antolín Alcaraz, tras 104 días de condena, la UD dejó su firma de glamour pero fue arrollada, en varias fases del pulso, por un rival pragmático.

En la efectividad del bloque de Mendilibar respira la clave de un sello despiadado, que se crece en su templo -solo ha caído ante Atlético y Real Madrid en Liga-. El genio Valerón tocó de cabeza y los de Setién marcaban el territorio. Toque y toque para conquistar todos los planetas, con el estilo al fin del mundo.

Un balón interior de Wakaso (5') fue acariciado de forma sutil por el delantero Asdrúbal Padrón. El orgullo del escuadrón de gofio dominó la escena en los primeros compases, cuestión de inercias. Un tiro de Saúl Berjón fue atrapado por Raúl Lizoain, el meta de la urgencia. Un disparo de Wakaso, a los 7 minutos, escenificó un pulso diabólico. De ida y vuelta, sin complejos, entre dos rivales de la nueva clase noble del planeta glamour.

En ese inicio de vértigo, Hajrovic abrió la cuenta con un disparo de acero ante una estirada artificial de Raúl. Terminaría expulsado el jugador local (81'), preso de la impotencia, y tras una patada a Vicente Gómez en la banda derecha.

Contacto y contra nueve

En la vuelta de Alcaraz, que salvó un tanto en el 84', la UD se supo manejar con destreza en las dos áreas. Un balón interior de Culio fue rematado por Simón en la carta de presentación de la artillería isleña. En esa batalla del sudor, Aythami Artiles equilibraba la contienda con un remate de cabeza directo a la escuadra. Los amarillos se hacían notar con su dictadura del verso ante un rival que terminó con nueve, tras la postrera expulsión de Escalante (minuto 88). En ese comienzo fulgurante, Juan Carlos Valeróm, al saque de una falta, brindó a Aythami Artiles una asistencia que significó el gol de la conquista. Respiraba la UD, petróleo en el templo de la furia, con un gol salvador.

Pero tenía que ser desde el padecimiento, Saúl Berjón, con un tiro ajustado al palo, batía a Raúl en la acción del 2-1. Un remate despiadado. "En la Isla no me quieren", detalla el artillero en la zona mixta. Una tonelada de pólvora que provocó el renacimiento de la mejor UD. Contra todos los elementos, con Roque y Wakaso como protagonistas, los de Setién superaron el dominio armero inicial desde el toque. Una llamada a la fantasía, el resurgimiento del espíritu barroco en el templo de las abdominales. Momo bajó el esférico y comenzó el latir poético.

Verdi desaprovechó un remate de cabeza y Bastón anunció el inicio de las hostilidades. En ese punto kilométrico número 30, Asdrúbal Padrón se retiró lesionado. Apareció la figura del debutante Jeremy, dejó buenas sensaciones, toque y descaro para la patria galáctica. Apunten ese nombre, porque el gigante convenció con el arrojo. Le faltaron balones de oro en su primer día en la oficina amarilla.

En ese caos bendito, Wakaso firmó un centro de oro y Jeremy desperdició el remate de su vida. El genio Valerón se sumó a la ofensiva con su toque poderoso. Dominaba la UD la contienda, paso a paso, centímetro a centímetro, ante la perplejidad del respetable. Gloria amarilla en Ipurúa. Un tiro cruzado del Flaco fue acariciado por Jeremy. Luego llegó otro misil de Garrido, la galaxia estaba desatada.

Más contratiempos

Ya en el despertar del segundo acto, Verdi lanzó alto cuando estaba sin marca Sergi Enrich, quien sustituyó en el descanso a Bastón. En el minuto 56, David García se lesionó en el tobillo y entró Alcaraz. Adiós a cuatro meses de baja por lesión. El paraguayo resultaría crucial, y dejó buenos sensaciones en su regreso.

En esa fase de consolidación, Wakaso, que se abrazó con Araujo en la celebración, superó al meta local con un remate que besó la cepa del poste. El genio Valerón anduvo detrás de esa acción, que metía en la eliminatoria de forma considerable a los amarillos. Poco pudo hacer el meta Xabi Iruretagoiena. Dos lesiones, que se suman a las de Hernán, Willian, Bigas, Ángel, Tana, Viera y Nauzet. Pero ante la pesadilla de los centrales, la UD resucitó con su versión más lumínica. Toque y glamour.

Se gestaba el 2-3, y Sergi Enrich disparó el pánico pero Raúl lució sus reflejos felinos. Hajrovic se fue a la calle y Escalante, por una fuerte entrada a Wakaso, también se marchó a la caseta. Ante nueve, la película se convirtió en un ejercicio de fe. Cuestión de autoestima.

En ese final poderoso, Momo lograba el tercero y definitivo tanto tras mandar a la escuadra un remate de fantasía. Fue una acción poética, de tiralíneas, que el extremo aprovechó para presentar su candidatura al proyecto. Ante un rival en inferioridad, la UD maravilló y da un paso de gigantes en su lucha por abrazar un billete a los cuartos. A la goleada al Granada, y el punto de leyenda en San Mamés, llega una victoria de oficio. Bendita Copa. El planeta del éxtasis y las remontadas.