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La primera de Jeremy

El futbolista del juvenil B debutó con el primer equipo amarillo tras la lesión de Asdrúbal

La primera de Jeremy

Fue una carrera. Un corto esprint de Asdrúbal Padrón en una de sus explosivos desmarques acabó con él en el suelo. Sin casi poder levantarse para poder ser atendido se percató de que no podía seguir sobre el césped de Ipurúa. Estaba roto y Setién miró al banquillo. Casi como si el mundo se compensara, esa inoportuna lesión en un día marcado en rojo para el futbolista de Guanarteme -solo ha disfrutado de minutos en la Copa del Rey- abrió la puerta a otra buena noticia. Un debut, otro parto de la cantera grancanaria se asomaba desde la banda con la bendición de Quique Setién. Era el turno de Jeremy Betancor.

Con solo 17 años y tras una convocatoria exprés, el delantero del Juvenil B, sin casi tiempo para instalarse en el grupo y entrenar con el conjunto de Primera División, logró su primera oportunidad. No sin suspense. Porque en la banda, Sergio Araujo también salió a calentar. Sin embargo, Setién, antes de jugar con los garbanzos que da la Liga, reservó al argentino.

Y ahí, sin complejos, en su segunda temporada en la disciplina amarilla, salió el joven futbolista de Cruz de Piedra. Con poco tiempo para asimilarlo había pasado de competir contra chicos de su edad a estar entre Mauro Dos Santos y Ekiza, un par de central con varios lustros más de fútbol que Jeremy Betancor en sus pies.

A pesar de todos los condicionantes del debut, el juvenil logró conseguir desplegar algo de su juego. Más activo durante esos minutos, el delantero combinó bien de frente, dejó algún movimiento inteligente y tiró desmarques de punta, de esos a los que le gusta el área para golear. De una combinación de Wakaso con Valerón salió un buen balón que se le escapó por poco en el corazón del rectángulo del Eibar. Fue su primera ocasión.

La segunda parte fue lenta. Descolgado entre los centrales le costó más entrar en juego. Las expulsiones y la conquista de Ipurúa le brindó la última del partido. Un centro de Simón perfecto se le escapó entre los pies. Fueron dos, pero otras están por llegar.

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