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El análisis

El verbo se hizo carne en un mes

Entre la derrota contra el Sporting y la victoria frente el Eibar en Copa, la UD hace efectivo el método de Setién

Los futbolistas de la UD Las Palmas celebran un gol en Ipurúa. LOF

La noche del 6 de diciembre, hace poco más de un mes, la Unión Deportiva Las Palmas abandonó El Molinón con la cabeza gacha, el cuerpo molido a golpes y una sensación de naufragio evidente tras perder contra el Sporting de Gijón (3-1). Marcaba, por esas fechas, el calendario la decimocuarta jornada de la Liga BBVA y esa derrota dejaba al equipo amarillo en el fondo de la clasificación: colista, con solo 10 puntos y sin capacidad para certificar la reacción esperada tras el relevo en el banquillo seis semanas antes.

Fue aquel tropiezo, tal vez, un punto de inflexión necesario para que la Unión Deportiva tocara fondo y remontara a base de buenos resultados y mejores sensaciones. Desde entonces, el verbo se ha hecho carne en poco más de un mes: en los seis siguientes partidos oficiales, Las Palmas ha firmado tres victorias, dos valiosos empates -uno le sirvió para certificar su pase a los octavos de final de la Copa del Rey- y una derrota para dar forma a una racha estupenda y para hacer realidad la idea de juego de Quique Setién.

El punto de partida de la remontada está fijado en una fecha concreto: el 11 de diciembre. Ese día, un gol de Willian José cuando el partido ya expiraba (min. 93), permitió a Las Palmas superar al Betis (1-0), tomarse un respiro y despejar los nubarrones que encapotaban su camino. Desde entonces, la trayectoria del equipo amarillo ha sido ascendente en el juego y fecunda de puntos a nivel cuantitativo.

Anoeta, en el duelo de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey, fue la siguiente parada de la Unión Deportiva. Y allí, con Juan Carlos Valerón al mando de la segunda unidad, el representativo grancanario dio otro estirón: empató (1-1, con otra diana de Willian José), hizo descarrilar a la Real Sociedad y se coló en los octavos de final del torneo del KO pocos días antes de hacer un borrón en el expediente de su último mes de trabajo.

En Cornellà-El Prat, ante el RCD Espanyol -en el debut de Constantin Galca como entrenador perico en Liga- y con Jonathan Viera castigado en la grada -por protagonizar dos desplantes al cuerpo técnico amarillo-, la Unión Deportiva ejecutó tan mal una pirueta (1-0) que generó llenó de dudas su mochila.

A la decepción registrada contra el RCD Espanyol le siguió el subidón que trajo el cambio de año: la goleada ante el Granada CF (4-1), el empate en San Mamés frente al Athletic (2-2) y la ventaja tomada en Ipurúa contra la SD Eibar en los cuartos de final de la Copa (2-3).

Y para entender esa reacción hay que reparar en varios detalles: la elegancia de Vicente, la confianza sobre Tana, la calidad de Viera, el recorrido de Roque, la solidez de Varas y las posibilidades que ofrece la plantilla. Hace un mes, apenas acumulaba minutos una docena de futbolistas; ahora todos producen -incluso Wakaso, al que Setién no acababa de encajar-. La UD carbura.

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