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UD Las Palmas Copa del Rey (octavos de final, vuelta)

El terremoto de los meritorios

El extremo zurdo de la UD Momo celebra el 2-2, tras un tiro desde el área con su pierna derecha, en el que superó a Irureta -en el suelo-. En el fondo a la derecha, Wakaso, autor de una asistencia. QUIQUE CURBELO

A la antepenúltima ronda, 19 años después con un fino aroma a venganza. La película del grito desesperado de la segunda línea. De proscritos a héroes. La Copa de la reivindicación con una tonelada de pólvora -los de Setién suman 9 tantos en esta cita-. Venganza poética en el Partenón amarillo. Wakaso, Willian José y Momo abrazaron la gloria en el pase a cuartos de final tras triturar (3-2) a la SD Eibar en el Gran Canaria. La competición del 'ko' ha puesto sobre la mesa el valor de tres actores etiquetados como secundarios -una relación en la que cabría añadir el notable papel de Valerón y el regreso del mejor Culio-.

El centrocampista ghanés Wakaso Mubarak y el extremo zurdo de Las Torres Momo han presentado el currículum vitae a Setién para derribar la puerta del ostracismo. Y con un latir diabólico. Aspiran a sentirse importantes en el paraíso de la Liga, al que le restan 19 finales en la segunda vuelta. Salir del silencio con goles y asistencias de furia.

Igual que Willian José, que batió a la Real en Anoeta y su presión fue determinante en la acción de pillería del 1-0 ante el meta armero Irureta. Y que contó con el africano como ideólogo. Esfuerzos, sangre, furia, casta, sudor y una firme oposición. Son los soldados del glamour.

Los tres mimbres han visto portería en Copa. El brasileño ante los donostiarras y ayer forzó el remate de Juncá a su portería. Wakaso dejó para las retinas de los fieles amarillos un tanto exquisito en Ipurúa y en la vuelta, dos asistencias. Momo también se doctoró en el primer combate de estos octavos con un golpeo a la escuadra. Y guardó para el segundo capítulo de los 1/8 un misil con su pierna derecha desde el corazón del área enemiga. Zarpazo de caviar.

Con Jonathan Viera, Araujo y Tana en el banquillo, los príncipes de las tinieblas tenían que armarla. Willian José ya no es el ariete blando y melancólico. Ya contabiliza tres tantos en esta campaña. Momo, que termina contrato en junio, se ha ganado la condición de líder espiritual del ataque, con una exhibición de eficacia. Dos tantos en una semana para poner fin a una racha negativa de más de seis meses -había logrado su último tanto en junio-.

Por su parte, Wakaso fue un terremoto: cortó, luchó e intentó el disparo con insistencia. En enero, tras sufrir una lesión muscular, parecía cantada su salida en el mercado invernal y ahora es aclamado en el Gran Canaria. La grada pide una estatua para el ex del Elche o Villarreal, cuya entrega es la nueva bandera. Copa bendita para tres rostros al alza. Así se derribó la barrera de los octavos de final, casi 20 años después. Con el aliento de Willian José, el toque despiadado de Momo y el sudor de Wakaso, que pase el siguiente. David García, el tercer goleador, también vale como gasolina para la venganza. Ayer, en las tinieblas, hoy, príncipes de un estallido mágico.

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