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La historia

Setién, la primera víctima de Jesús Gil

El entrenador de la UD salió del Atlético de Madrid tras enfrentarse al propietario del club

Setién, a la derecha, contempla junto a Narciso cómo Durán intenta cabecear ante Arteche y Sergio. A la izqda., Megías. LP / DLP

Quique Setién, entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas, se cruzará mañana, a partir de las 17.15 horas (Canal+Liga/Abono Fútbol), con parte de su vida: el Atlético de Madrid, equipo en el que militó como futbolista entre 1985 y 1988 y del que salió por la puerta de atrás tras enfrentarse públicamente a Jesús Gil. Reclutado por Luis Aragonés tras despuntar en el Racing de Santander, en el club colchonero levantó su único título de campeón como profesional -la Supercopa de España de 1985-, llegó a ser internacional absoluto con España -fue convocado para el Mundial de México en 1986- y compartió vestuario con futbolistas míticos de la Liga como Abel, Arteche, Tomás Reñones, Goikoetxea, Marina, Landaburu, Alemao, López Ufarte, Julio Salinas o Futre.

Su aventura en el Atlético arrancó a lo grande en La Coruña, en un Trofeo Teresa Herrera. El equipo rojiblanco, con Luis Aragonés al mando, ganó el torneo veraniego y se llevó la réplica de la Torre de Hércules a las vitrinas del Calderón tras dejar en la cuneta al Real Madrid (2-0) y al Oporto (1-0). Setién, en su debut con el conjunto del Manzanares, brilló por encima de la media: fue elegido mejor jugador de la competición y, para acreditar ese premio, recibió un galardón que guarda en su domicilio de Santander.

Final de la Recopa

Aquel inicio brillante sobre el césped de Riazor dio paso a una historia con más tonos grises que colores vivos. Habitual en las alineaciones de Aragonés en su primer año de militancia en el Atlético -jugó 37 partidos, 25 como titular-, el actual técnico de la Unión Deportiva participó en la final de la Recopa de Europa que el conjunto colchonero perdió en Basilea ante el Dinamo de Kiev (3-0). Disputó 29 minutos de una cita en la que el equipo ucraniano, que por entonces formaba parte de la Liga de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), dominó de principio a fin con futbolistas como Zavarov, Belanov -ganador del Balón de Oro en 1986- o Blokhin.

Un año después de aquella final de Recopa un terremoto sacudió al Atlético: Jesús Gil ganó las elecciones a la presidencia y el club cambió por completo, de arriba a abajo. Con el excéntrico empresario al frente de la gestión de la entidad, la entidad del Manzanares se lanzó al mercado con la cartera llena, poca idea de fútbol y mucha prisa por ganar títulos.

Al Atlético se incorporaron futbolistas como Goikoetxea -pilar del Athletic que ganó dos Ligas y una Copa a principio de los 80-, López Ufarte -extremo titular en los dos títulos de Liga que celebró la Real Sociedad entre 1981 y 1982-, Julio Salinas -que empezaba a despuntar en el Athletic-, Alemao -internacional con Brasil- y Paolo Futre -estrella del Oporto que se acababa de proclamar campeón de la Copa de Europa-. Y para manejar la nave, Jesús Gil reclutó a César Luis Menotti, un entrenador que había hecho campeona del mundo a Argentina en 1978.

Aquel proyecto faraónico, levantado a base de dinero, fracasó pronto. Y por ahí empezaron los roces entre Jesús Gil y Setién. "Cuando los resultados no llegaban", explicó el técnico de Las Palmas en una entrevista a la web Kaisermagazine, "se pensaba que era por un problema de actitud". "Acabas frustrándote porque intentas hacer todo lo posible y resulta que no das por una serie de circunstancias. Esa falta de entendimiento, de exigencia y de provocación por parte de Jesús Gil lo llevábamos muy mal, y así se lo manifesté a él y públicamente", puntualizó Setién.

Jesús Gil no encajó aquellas críticas de Setién, una persona a la que veía como un elemento extraño dentro del fútbol. "Debe ser maricón porque juega al ajedrez", llegó a exclamar el que fuera presidente del Atlético, que no dudó en apartar al entrenador de la Unión Deportiva tras protestar en los medios por una situación insólita dentro del deporte profesional: tras el despido de Armando Ufarte como técnico del Atlético, Antonio Briones -por entonces preparador de uno de los equipos juveniles del club rojiblanco- cedió su licencia mientras José María Maguregui ejercía y decidía las alineaciones como entrenador.

Setién, en ese escenario, levantó la voz. "Estoy decepcionado", apuntó en los medios, "con lo que ocurre en este club, con el presidente, con casi todo el mundo. No tenemos narices para decir claramente lo que opinamos. Es triste lo que está pasando y que lo permitamos. Estoy muy decepcionado; igual que todos mis compañeros. Esto no debe suceder en un club como el Atlético".

Jesús Gil, tras llamar fracasado a Setién por ese comentario, apartó al técnico de la UD, que se desvinculó del Atlético tras ganar el pulso al presidente colchonero en los juzgados.

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