La zona de descenso quema. Y quema mucho. No importa que quede un mundo por delante ni las buenas sensaciones que tenga el equipo. Si los resultados no acompañan las urgencias se apoderan de cualquiera. Y la UD Las Palmas no iba a ser menos. El equipo amarillo suma cuatro partidos en Liga sin ganar y necesita un buen resultado esta tarde ante el Celta de Vigo (17.15 horas) para evitar que salten las alarmas. Porque los rivales aprietan y porque el mes de febrero es para echarse a temblar por las visitas al Rayo Vallecano y al Sevilla, el aterrizaje del Barcelona y el regreso a Ipurúa.
En el punto kilométrico número 22, ante las perspectiva de tres duelos a domicilio de los próximos cuatro, la UD Las Palmas se aferra a su regularidad en casa para demostrar que lo del Ciudad de Valencia y la primera parte del jueves en Copa del Rey fue un mero accidente. Hasta entonces el equipo amarillo tenía motivos para ser optimista a pesar de la derrota ante el Atlético de Madrid o el empate en casa frente al Málaga. Ahora, un par de semanas después y tras un duro traspié a domicilio ante el colista el estado de ansiedad se puede adueñar de la UD.
El fin de la cuesta de enero
A los nervios, esos que siempre han sabido controlar los jugadores amarillos, hay que sumar el cansancio acumulado en una agotadora cuesta de enero. Hoy toca cima Las Palmas, con las piernas pesadas, repleta de moratones por el peaje de la Copa del Rey, bendito mientras duró. Así, Aythami, Javi Garrido, Willian José o Sergio Araujo son algunos de los jugadores que acumulan molestias. Todos estarán. Y también Pedro Bigas, ya al final del túnel, y un Ángel Montoro que es una de las dudas.
Su estilo de juego, su participación el jueves tras un solo entrenamiento, las urgencias del equipo en esa demarcación y los piropos de Setién auguran una rápida adaptación e, incluso, su primera titularidad. El valenciano y Valerón compiten por el puesto de acompañante de Roque. Menos opciones tiene Mauricio Lemos, condicionado por su juventud y el jet lag.
La sala de máquinas de la UD debe comportarse de manera más precisa que nunca ante un Celta preparado para presionar en campo contrario. Una pérdida de balón ante la velocidad de Iago Aspas, Orellana y compañía sería decisiva en un partido que promete jugarse a pecho descubierto. Y es que el cuadro vigués, todavía sin Nolito, llega también con las piernas cargadas tras el esfuerzo en el Calderón y con las semifinales de Copa del Rey el próximo jueves.
La eliminación contra el Atlético llena de moral a los de Berizzo tras el palo en Vallecas, donde el argentino dio descanso a todos los titulares. No tendrá la misma suerte hoy la UD, que ya conoce la manera de incordiar incluso al mejor Celta.
