Hay aviones que buscan lo imposible. Como incendiar el Pizjuán. Al grito de 'Sevilla es amarilla', la afición ya se moviliza para un pulso solo para valientes. No existen las dudas ni la guerra de estilos para los fanáticos de la ilusión. Una tropa con hambre de gloria. Sesenta integrantes de la Peña Germán Dévora de Vecindario de la UD Las Palmas aterrizaron esta tarde en Sevilla en busca de la hazaña. Lo hacen sin complejos, tras resetear el ordenador y olvidar el último varapalo ante el Rayo Vallecano. El corazón no tiene memoria.

Vacunados ante la falta de resultados lejos del Gran Canaria -solo tres puntos como forasteros en la galaxia del glamour-, esta avanzadilla apela al entusiasmo para tomar el domingo (15.00 horas, Movistar Plus) el Sánchez Pizjuán y salir de la zona de descenso. Un alarde de patriotismo en tiempo de tinieblas y terremotos. La UD no vence lejos de la Isla en la máxima categoría desde diciembre del 2001 cuando tomó el Heliodoro Rodríguez López en el derbi del apagón (1-3). Una eternidad que pesa tres toneladas ante el reto de silenciar la caldera del ogro Emery. Un ejército despiadado que encadena 10 triunfos consecutivos en su jardín y tiene al grancanario Vitolo a su estrella.

En el Vueling de la ilusión, el extécnico de la UD Pacuco Rosales llevó la voz cantante. Histórico de los banquillos por su aterrizaje en la categoría de plata en 1996, un ascenso que vale como queroseno para el avión de los milagros. Su experiencia y sabiduría aporta la calma en la previa. "La clave es salir centrado y aprender de los errores del día del Rayo. El partido no empieza cuando el árbitro pita sino cuando se está ya en el calentamiento. Espero y deseo que hayan tomado cuenta de esa situación. El domingo, ante el Sevilla, será un partido complicado. Ellos siempre salen a tope, en todos los partidos".

¿Debe morir por sus ideales de seda Setién y fulminar este proceso de metamorfosis hacia un juego con matices? El emperador de los banquillos lo tiene claro, tomar La Giralda es una cuestión de fe y confianza. "Creo que cada entrenador debe morir con sus ideales; salvo que piense que no funciona y se le hace recapacitar. Para eso tiene al resto del cuerpo técnico. Cualquier entrenador tiene que morir con sus ideales", detalla el expreparador de la UD o Vecindario, que aterriza en la capital hispalense gracias a un regalo de Reyes de su mujer Mari Carmen. "Mañana ya tengo el viaje programado para ir a Córdoba, tengo un amigo, Mariano Mancilla, fue secretario técnico cuando dirigí al equipo. Quiero estar en Córdoba con los amigos y luego regresaré a Sevilla para ver el partido". No se atreve con un resultado. "Eso nunca; lo que quiero es que gane la UD".

La bufanda por la ventanilla

A la espera del combate final, en el avión del sentimiento, el taxista Ricardo Artiles, de 52 años, afronta su primer viaje a la Península para alentar a la UD. Abonado y fanático del arte de Valerón, no se desplazaba a un partido desde que el cuadro isleño militaba en la categoría de bronce hace más una década. Tomó otro avión para ir al estadio de Los Pozos en Puerto del Rosario.De Fuerteventura a Sevilla, once años después.

"Se reían de nosotros, nos enfrentábamos al Fuerteventura pero ahora soy el más feliz del planeta. El resultado es lo de menos". Las azafatas avisan de turbulencias: "Ya están acojonados en Sevilla, sacaría la bufanda por la ventanilla. ¡Sevilla amarilla!". Historias de Pacuco Rosales airlines. Tras la agitada rueda de prensa de Setién en Barranco Seco, a 1.450 kilómetros, en pleno Nervión, ya laten los gladiadores del pío pío. El quinto clasificado y recién finalista de la Copa no les inquieta. La palabra pánico no figura en su diccionario. "Nos hemos gastado cada uno 315 euros...Voy con mi hijo Alberto. Estar aquí es un viaje a Eurodisney", apostilla Carmelo Talavera, otro pasajero de la nave de la ilusión.