"Fue antes de salir al partidillo que solíamos hacer todas las semanas en el Mini Estadi. Diego cogió un limón y empezó a darle toques con los pies. Lo mantuvo como si fuera un balón en el aire. Estuvo un buen rato, pero si hubiera querido se podía pasar todo el día. Tenía la habilidad de hacer con los pies lo que los otros solo podían hacer con las manos". Ese es uno de los recuerdos más especiales que Gerardo Miranda (Nuakchot, Mauritania, 1956) tiene de Diego Armando Maradona, compañero suyo en el FC Barcelona durante las dos temporadas (82/83 y 83-84) que el astro argentino estuvo en el equipo azulgrana.
La leyenda de Maradona y su fútbol, por nacionalidad, estilo, parecido físico y club se ha trasvasado directamente a los pies de Leo Messi. Dos iconos, uno del pasado y otro del presente, que ya tienen un hueco en la eternidad del balompié, tanto del FC Barcelona como del fútbol mundial.
Miranda admite como normales las comparaciones en su juego, aunque empieza por situar las circunstancias que se han dado en la carrera de uno y otro futbolista en el equipo blaugrana. Sí, el origen es el mismo, Argentina, pero la forma de llegar totalmente distintas. Leo Messi se crió en La Masía; Maradona tras ser ídolo ya en Boca Júniors.
"Messi llegó siendo un adolescente a Barcelona y con 17 años estaba debutando en el primer equipo. No le hizo falta adaptarse a un nuevo país, a una nueva liga, a una forma de entender el fútbol. Desde que llegó a la base tenía una forma de entender de jugar que se mantenía en el primer equipo y además con grandísimos jugadores", explica Gerardo Miranda. Por otro lado, la historia de Maradona era bien distinta. El Barça se gastó 1.200 millones de pesetas -algo más de 7 millones de euros de hoy en 1982- en contratar a El Pelusa. Un récord mayúsculo en la época.
Sin embargo, la jugada no salió bien. En dos temporadas tuvo dos contratiempos muy graves. El primer año contrajo una hepatitis vírica; el segundo, una entrada de Andoni Goikoetxea, defensa del Athletic, rompió su tobillo en tres. "No tuvo suerte, entre la enfermedad y la lesión apenas pudo jugar. Creo que nunca pudo coger el rimo suficiente de jugar cuatro o cinco meses sin problemas. Eso es importante y se nota. El potencial estaba ahí, lo veíamos en los entrenamientos, pero no encontró la continuidad por estos problemas", argumenta Miranda. El 10 era "uno más" en el vestuario. Sin excentricidades, su integración nunca fue un problema en Barcelona. "Mi recuerdo es que era una bellísima persona, al menos cuando lo conocí. Lo tengo clarísimo. Después él se fue a Nápoles y puede que cambiaran cosas y circunstancias en su vida", explica.
De lo que tampoco se va a olvidar Miranda es de las veces que el Pelusa y él se desafiaban en los ejercicios de entrenamiento. "Muchas veces ya sabías lo que él te iba a hacer, pero ni así lograbas quitársela. No eran solo sus controles, sus regates o su conducción. Eran también las faltas o su golpeo de cabeza", replica.
Buenas notas que subían con un redoble: "Su potencia en el cambio de ritmo". Ese punto es a juicio del exlateral de la UD el punto que más diferencia a ambos jugadores. Eso y, de nuevo, el panorama. "El fútbol ha cambiado mucho, es difícil entrar en comparaciones", narra. Lo que para Gerardo Miranda es indiscutible es la trayectoria y la implicación superior que tiene en la historia del Barça Leo Messi. "El rendimiento que ha tenido tantos años seguidos es increíble. Conseguir cinco Balones de Oro no se consigue solo. Además, ha estado en una generación de jugadores del mejor nivel mundial", comenta. Dos astros, dos modos de vivir el fútbol, que tienen un rincón guardado por méritos en la historia del fútbol. Un par de diminutos y excepcionales futbolistas que Gran Canaria podrá contar que vio.
