Cuando se da la extraña circunstancia de que el Barcelona pierde, empata o no convence, todos los focos apuntan a la defensa. Son el blanco fácil. Es la línea menos fuerte, sobre todo cuando llegan las rotaciones, pero el cuarteto titular -Dani Alves o Aleix Vidal, Gerard Piqué, Mascherano y Jordi Alba- forma una defensa de muchísimas garantías. Y es que la zaga culé, a pesar de lo expuestos que juegan, ha encajado 19 goles en 24 jornadas, cifra en la que tienen mucha culpa Sergio Busquets -baja el sábado por sanción- y Claudio Bravo.
El promedio es muy meritorio si se tiene en cuenta que el Celta le metió cuatro, dos el Sevilla y otros dos el Rayo Vallecano en las ocho primeras jornadas de Liga. Estaban señalados en el comienzo de curso por el 5-4 de la Supercopa de Europa ante el Sevilla y el 4-0 recibido en Bilbao en la Supercopa de España. Eran números inadmisibles. Fue un verano muy agitado, pero con el paso de las jornadas, como el resto del equipo, la defensa del Barcelona ha mejorado.
Los problemas llegan cuando hay rotaciones y sobre todo a domicilio. Lejos del Camp Nou el Barcelona ha recibido recientemente muchas ocasiones en el campo del Levante, el del Málaga o el del Espanyol, rivales todos ellos de la zona media-baja de la tabla. Como la UD. A Luis Enrique le cuesta dar descanso a Piqué. Y es lógico. El internacional español es el indiscutible líder de la zaga. Le suele acompañar Mascherano para formar la dupla más repetida desde la retirada de Puyol. Ocurre que cuando hay cambios el Barcelona sufre. Ni Vermaelen ni Mathieu ni Bartra, los otros centrales, convencen. Ninguno en el último año y medio se ha acercado al nivel de los otros dos. Y es que es un puesto de muchísima exigencia. Los centrales están obligados a sacar el balón jugado limpiamente y a desenvolverse en espacios largos. No están protegidos y el juego de posesión y ofensivo les somete a muchos uno contra uno, por lo que deben ser contundentes y, sobre todo, muy rápidos.
La filosofía del Barcelona obliga a que los jugadores de cada posición tengan un perfil muy concreto. No todos los buenos jugadores valen para estar en el conjunto azulgrana. Si los centrales deben sacar el balón jugado y ser muy rápidos, los laterales también deben tener calidad y, sobre todo, ser muy ofensivos e incluso desequilibrantes.
Son las características de Dani Alves, que empieza a sentir en el cogote el aliento de Aleix Vidal, y también de Jordi Alba. Y en ocasiones de los irregulares Mathieu y Adriano. Todos ellos atacan mejor de lo que defienden. Y aunque son los patitos feos del equipo, son una defensa de élite.
