Los futbolistas son las nuevas estrellas del rock. De un tiempo a esta parte el deporte rey ha acaparado tanto o más poder mediático en España que cualquier otra actividad. Los mejores jugadores mueven masas allá donde vayan, y en Gran Canaria no iba a ser menos. Es el primer concierto que darán Leo Messi, Luis Suárez, Neymar, Iniesta y compañía, los Rolling Stones del momento, en la Isla. Y aunque todos esperan que desafinen no hubo viento, frío ni lluvia que impidieran el colapso a la entrada de su hotel de concentración. Unas 200 personas esperaron pacientemente, por muchos momentos a cubierto como podían por la tromba de agua que caía a ratos.
Casi eran las 10 de la noche, el horario previsto, cuando los convocados por Luis Enrique, incluidos los tres tenores, se bajaron de la guagua en el Hotel AC Iberia. Era el momento esperado por algunos desde hacía siete horas, cuando comenzaron a llegar los primeros seguidores. Poco a poco fueron goteando espectadores desde las dos de la tarde hasta colapsar el parquin situado junto al Centro Insular de Deportes mientras las fuerzas de seguridad alineaban las vallas para evitar avalanchas sobre los jugadores y el cuerpo técnico.
Todo para buscar un autógrafo, una instantánea junto a ellos o al menos fotografiarles desde la distancia. Fue complicado porque el momento duró unos pocos segundos. La aglomeración hizo imposible que los jugadores se detuvieran para atender a los espectadores y la mayoría se marcharon decepcionados. Y muchos indignados por el trato recibido por las fuerzas de seguridad.
Ocurre que ese poder mediático que eleva a los mejores futbolistas del mundo a la condición de estrellas de un valor incalculable obliga a su entorno a protegerles como a los rockeros más seguidos o los actores más famosos. O incluso más. Pocas veces se había visto algo así en Gran Canaria, pero es una situación muy común en cada viaje del Barcelona.
La guagua del equipo se detuvo a unos pocos metros de la entrada del hotel y varias furgonetas de las fuerzas de seguridad se desplazaron y taparon la visión de los seguidores. Así, muchos no pudieron ni siquiera ver a los futbolistas. "¡Manos arriba, esto es un atraco!" y "¡Policía no, Barça sí!" fueron los dos cánticos más repetidos mientras muchos niños lloraban por no haber visto de cerca a sus ídolos. Es el ruido que conllevan las estrellas mediáticas del presente.
