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La contracrónica

Cuando Messi fue invisible

La UD, ante la mejor contra del planeta, liderada por 'la Pulga', maravilló a tumba abierta - Roque, Viera, Momo y Willian José, impecables

Willian José fusila al meta chileno del Barça Bravo, en el 1-1. ÁNGEL MEDINA / EFE

Una partitura diabólica. La UD, como en la primera parte ante el Sevilla o el partido para enmarcar ante el Valencia en Mestalla, tiró de toque y fantasía para poner en apuros al dragón culé de Neymar y Luis Suárez. Con 16 remates, los de Setién completaron méritos para arrancar un punto. Roque y Viera, genial en el 1-1, de sobresaliente. Willian, el ejecutor.

El padecimiento del invencible. Un coloso de rodillas. El Barça de Messi, especialista en registros imposibles [encadena 32 duelos invicto entre Liga, 'Champions' y Copa; así como ocho triunfos consecutivos en la competición doméstica], estuvo al borde del abismo en el partenón de Siete Palmas. La UD desconectó a la máquina de matar más perfecta de la historia. Un ejercicio de increíble mérito, que no tuvo premio en el resultado final (1-2). La crueldad de los caprichos del balón. Pero hay una filosofía de seda.

Los de Setién se han instalado en zona de descenso, solo han sumado una victoria en las últimas ocho jornadas, pero ayer se tomaron una vitamina anímica. Es el consuelo del humilde y la hoja de ruta para las últimas trece jornadas -Eibar y Getafe son las próximas estaciones en un tramo de fuego-. La UD firmó el mejor partido del curso y miró a los ojos a la bestia. Acarició la hazaña, con acoso final incluido, y tres misiles de Araujo que escenifican el coraje. Con Roque y Viera en plan imperial, Momo completó un primer acto de caviar. Alves se quedó helado ante el alfil de Las Torres.

"Por ocasiones, han merecido el empate", reconoció Luis Enrique, máximo responsable técnico azulgrana. Tras quince años de espera, el ogro culé se llevó el cofre del tesoro (1-2) en su vuelta a la Isla. Pero la UD enseñó los dientes. El bloque isleño sucumbió con honores ante un Barça silencioso, sin fuegos artificiales. Los de Setién, con un 47% de posesión, firmaron 16 remates (tres más que el poderoso ejército de Neymar, Luis Suárez y Messi).

Taconazo de 'Romario'

La efectividad culé dictó sentencia. Fue una cuestión de puntería. Luis Suárez (6') y Neymar (39') desequilibraron una contienda en la que Willian José (10') logró una igualada para la ilusión. El 1-1, llegó tras un taconazo portentoso de 'Romario' en la frontal del área. Viera se hizo eterno con un gesto de estrella. Con una audiencia potencial de 200 millones de televidentes, en la guerra de las galaxias, el planeta se entregó al talento del genio de La Feria.

El esférico llegó muerto a Willian José. Un regalo de Dios. El brasileño fusiló a Bravo y comenzó el baile. El bagaje ofensivo de la UD fue infinito. Con Momo -izquierda- y El Zhar -derecha-, en los costados, el triángulo mágico de Las Bermudas -Roque, Tana y Jonathan Viera- gobernó la batalla de los estilos. Impuso su criterio ante los pintores azulgranas Sergi Roberto, Iniesta y Arda. En el caso del jugador turco, terminó desquiciado y estuvo cerca de irse expulsado en la primera parte. Fue sustituido por Rakitic en el 46'.

De los 16 tiros amarillos, 10 se completaron fuera del área de Bravo. Dominio si n pólvora. Faltó liquidar al gigante sin piedad. Los de Setién acabaron con un pírrico 25% de efectividad en los lanzamientos.

Fue la crónica de una fragancia poética pero inofensiva. Barrocos sin gol. El Barça salió victorioso con lo justo, con un Messi invisible y un Luis Suárez diabólico. Desbocado, el atacante uruguayo marcó las diferencias y solo su falta de acierto dio vida a los de Quique Setién hasta el último suspiro. La pelota fue amarilla y las ausencias -Vicente, Simón, Dani Castellano, Hernán y Montoro- cayeron en el olvido. La UD manejó a la perfección los tiempos, salvo algún desliz defensivo, con un coste dramático, siempre llevó la iniciativa. Y mantuvo la partitura de toque de Setién ante el dragón azulgrana. Eso se llama morir de pie.

Pocos equipos de la competición habían sometido al Barça de esta manera. Pero el botín fue ridículo, para echarse a temblar. La UD sigue en las catacumbas, en la zona más tenebrosa de la tabla. Con la guillotina afilada, lució clase y glamour. El gigante Willian José se las vio con Mathieu y Mascherano. Luego el argentino adelantó su posición de organizador y Thomas Vermaelen ejerció de zaguero. Se trazaron las líneas argumentales de un duelo de ida y vuelta, por el que había que pagar un precio muy elevado. El desgaste fue brutal. Luis Suárez se estrelló ante la figura de Varas, y Neymar caía una y otra vez en el fuera de juego. Aythami y David García se multiplicaron para sepultar a la Pulga. Un ejercicio coral impecable.

Alves y Alba se vieron superados por los puñales de Setién. Momo lo hizo con un sombrero. Lemos, de pivote defensivo por un lesionado Viera, Araujo y Nili revolucionaron la fiesta como recambios. Una y otra vez, sin desfallecer hasta el final. La fuerza y el estilo del humilde dejaron en evidencia a la leyenda.

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