"Hasta que no cojamos estos conceptos vais a pasar más horas aquí que la hostia", gritaba Quique Setién durante su primera sesión de entrenamiento con la UD Las Palmas mientras convertía el césped en una pizarra en movimiento e iba dando instrucciones posición por posición. "Lo importante es que quien tenga el balón cuente con el mayor número de líneas de pase posible", resumía el técnico sobre su filosofía en las más de cuatro horas de trabajo, en forma de doble sesión, que tuvieron los jugadores en su primer día. Era el 19 de octubre de 2015, el comienzo de su particular pretemporada. Más de cuatro meses después los conceptos están captados y la UD fuera del descenso. Y en la clasificación parcial de Primera desde que Setién está al mando el equipo amarillo es 14o. En esas 18 jornadas el cuadro insular ha sumado 19 puntos, tres más que quien aparece en puestos de descenso.

Los fríos números dejan claro que la entonces discutida decisión del club de destituir a Paco Herrera resultó un acierto. Y más aún la elección de la dirección deportiva, que apostó por Quique Setién mientras el presidente Miguel Ángel Ramírez recomendaba la opción de Miguel Ángel Brindisi. Por números, pero también por sensaciones, el tiempo ha dado la razón a los impulsores de ese giro de timón en el banquillo.

Porque la UD Las Palmas suma puntos y lo hace a partir de una propuesta atractiva. Nadie dudaba sobre lo segundo. Más incógnitas había sobre la efectividad de ese atrevido estilo. Pero Setién siempre lo tuvo claro: "Sé que no es fácil, que a veces el cuerpo os pedirá otra cosa, pero os pido que tratéis de entenderlo. Si tenemos disciplina y orden todo esto nos va a dar muchas cosas porque tenéis una calidad de la hostia", vociferaba en esa primera toma de contacto con la plantilla.

Y eso es lo que más le ha costado al entrenador. El orden lo encontraba la UD a ratos, como en sus primeras citas en casa frente al Villarreal, Real Sociedad o Betis. Pero cuando salía de Gran Canaria y era sometido a una mayor intensidad el equipo se descosía, como sucedió en Cornellà, Gijón y, más recientemente en el Ciudad de Valencia y Vallecas. Ahora ha encontrado el equilibrio con el último retoque táctico consecuencia de tantas bajas.

Y es que Quique Setién ha tenido que afrontar muchísimos obstáculos, no solo los rivales: lesiones, carga de partidos con la Copa del Rey o conflictos extradeportivos han supuesto retos tremendos a su gestión. Pero siempre ha salido victorioso, como ha demostrado el triunfo ante el Eibar y la imagen de unidad que quiso exhibir el vestuario tras la semana más agitada de la temporada con el caso Chester como protagonista.

Vicente, Tana y las lesiones

Cuando llegó, Quique Setién se encontró a un equipo cabizbajo a medio camino entre dos dibujos, el de los cinco defensas y el de los cuatro. No tenía claro a qué jugaba. Así, la UD había sumado 5 puntos en 8 jornadas, con solo 6 goles a favor y 13 en contra. Lo primero que hizo el cántabro fue intentar implantar en el cerebro de cada jugador su estilo de juego. Y para ejecutar esa idea planteó un 4-2-3-1 y reclutó a Vicente Gómez y Tana, dos apuestas del club que no tenían todo el respaldo del cuerpo técnico. Los dos fueron titulares desde el primer partido y ahora son dos de los valores al alza de la UD.

El equipo amarillo fue cauto en su debut ante el Villarreal, algo más descarado ante el Real Madrid para abalanzarse más tarde sobre la Real Sociedad y bailar al Valencia. Pero el Deportivo, el Sporting y el Espanyol le cogieron la matrícula. El Betis, en cambio, sí cayó en el Gran Canaria.

Ya en diciembre, con la carga de partidos de la Copa del Rey, empezaron a surgir las lesiones. La primera más dramática fue la de Pedro Bigas y le siguieron Wakaso y Hernán, además de otras ausencias puntuales como David García, Aythami, Willian o Araujo. A pesar de todo había caído en el Gran Canaria el Granada y la UD volvió a asustar a un poderoso: el Athletic. Y en Copa del Rey, tras dejar en la cuneta a Real Sociedad y Eibar, los amarillos retaban al Valencia.

La UD, con Willian José sentando a Sergio Araujo, parecía ya cerca de la regularidad, pero la lesión en el hombro de Vicente Gómez puso otra piedra en el camino a Quique Setién. Le costó encontrar la solución y en ese camino hubo naufragios en el Ciudad de Valencia y Vallecas. El Celta mordió el polvo en la Isla, pero la UD volvía a caer ante dos rivales directos y tocaba recapacitar.

El último hallazgo de Quique Setién ha sido el de Roque Mesa como único pivote en un 4-1-4-1 y juntándole por dentro con Jonathan Viera y Tana, para dejar en los extremos a los rápidos y disciplinados El Zhar y Wakaso. Así, a pesar de más bajas, las de David Simón, Dani Castellano, Montoro y otra vez Hernán, la UD sembró ante Sevilla y Barcelona y recogió en Ipurua. Ahora el equipo es más competitivo y vertical sin perder la identidad de la posesión de balón.

Orden en el vestuario

Y todo ello en medio de un clima convulso por las declaraciones de Aythami Artiles, el padre de Sergio Araujo y la salida nocturna de Nauzet Alemán y el delantero argentino. Pero Quique Setién ha mantenido la autoridad con el castigo a Araujo -como hizo con Jonathan Viera en Cornellà- y la unión en el vestuario. Sin eso no sería posible el éxito. Y desde que llegó Quique Setién la UD Las Palmas está más cerca de conseguirlo.