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La roca amarilla

La UD Las Palmas firma su segundo partido seguido sin encajar un gol por primera vez en Liga

Bigas y Pereira disputan un salto en un córner. QUIQUE CURBELO

Scepovic gana terreno, aparece Bigas. Álvaro Vázquez se acerca al mano a mano con el portero, corta Javi Garrido. Córner sacado con peligro por Sarabia, despeja Aythami. Wanderson se interna dentro del área, se anticipa David García. La UD Las Palmas contó ayer con una legión de guardaespaldas ante cada ataque del Getafe, convertidos en estériles por el sistema defensivo amarillo, que funcionó como un reloj. Y si se les escapaba algo volaba Javi Varas, poco exigido, para atraparlo. Los de Fran Escribá, uno de esos equipos especialistas en exprimir los errores de sus rivales, no encontraron ninguno en el Gran Canaria. Ni de la defensa ni de nadie. Porque si la UD ha ganado solidez en las últimas semanas es, por encima de todas las cosas, por la implicación del colectivo.

Con esa premisa como base el equipo amarillo ha dejado la portería a cero en los dos últimos partidos, la primera vez que lo consigue en toda la temporada. Y en dos contextos totalmente diferentes. En Eibar fue sometido por tierra, mar y sobre todo aire en una segunda parte de sudor y barro. El resultado fue que el conjunto armero se quedó seco y ni siquiera generó ocasiones de peligro. Ayer la consecuencia fue la misma, pero tras un guión diferente. Porque el Getafe salió a esperar para buscar contragolpes, y tampoco encontró la manera. Sus ataques morían lejos de la portería de Javi Varas gracias a un ejercicio continuado de coberturas y anticipación. Otra muestra de solidaridad de todo el conjunto. La lección está aprendida.

Y es que para conseguir la salvación no solo basta con practicar un juego vistoso, que eso lo garantiza la UD Las Palmas mientras le dejen y si está inspirada. A largo plazo todo pasa por el compromiso defensivo, por reducir las concesiones al rival de turno. Y eso lo está logrando el cuadro insular desde que ha retocado el sistema. Tras el desastre de Vallecas ha dibujado una tendencia al alza. Fue el último partido con un 4-2-3-1. Ya en el siguiente, en el Sánchez Pizjuán, Quique Setién planteó un nuevo sistema, con tres jugadores en el centro del campo y dos extremos de mucho tajo. Un 4-1-4-1 que ha funcionado a la maravilla. Ahora el equipo es más flexible, todos juegan más juntos, tanto para atacar como para defender.

Misma zaga en cuatro duelos

Eso es lo que había pedido precisamente Aythami Artiles todavía sobre el césped de Vallecas. Y eso es lo que tiene ahora. Un central agradece que todo el equipo esté arropado y no le deje vendido. Y así ha ocurrido en los últimos encuentros, en los que no solo defienden los cuatro de atrás y Roque.

Hay una situación, y no solo el dato de los goles encajados, que refleja la mejoría amarilla en los últimos encuentros. En Vallecas Bebé no paró de encarar a los la-terales. El portugués, un prodigio en el uno contra uno, se marchó siempre que quiso tanto de Da-vid Simón como de Dani Castellano. Sucede que los dos estaban huérfanos de ayudas. Ayer, en cambio, cuando Wanderson o Yoda recibían tenían encima a Momo o El Zhar. Y lo mismo hizo Wakaso en Eibar.

Los tres han ayudado en los cuatro últimos choques a los laterales de turno, que han sido David García y Javi Garrido. Los dos, junto a Aythami Artiles y Pedro Bigas han formado la zaga titular en este mes, una continuidad de la que nunca había podido disfrutar Quique Setién. Desde la llegada del cántabro las lesiones y sanciones han sido repetitivas, con el mes de diciembre como colofón. Hubo encuentros en los que no pudo contar con ninguno de sus cuatro centrales e improvisó juntando a Hernán Santana y Javi Garrido. Y aún así la pareja de centrales nunca fue un coladero. De hecho la UD es el equipo menos goleado de los últimos siete clasificados.

Estas semanas, con David Simón y Dani Castellano fuera de circulación, además de Ángel López, Quique Setién ha tenido que recurrir a otro parche con David García como lateral. El capitán llevaba varias temporada sin jugar con regularidad en un costado, y ha cumplido con creces. Tanto ha sido así que la noche en la que David Simón volvía a estar disponible se quedó en el banquillo. Y el capitán no solo repitió gran actuación, sino que además se atrevió a subir en varias ocasiones y sirvió la asistencia del primer gol, un centro medido que remató Willian José a la red. Javi Garrido, excelente cortando un contragolpe en la segunda parte, también se encuentra en su mejor momento de la temporada y desafía la titularidad de Dani Castellano, al que le queda más de una semana para recuperarse.

Mantener la posesión

Pero el factor de los extremos y los laterales no es el único que explica el paso adelante de la defensa insular. Y es que tanto Jonathan Viera como Tana no ayudan solo conservando el balón y evitando pérdidas con su calidad. Su talento lo ponen al servicio del colectivo y también colaboradon con un sacrificio espectacular. Roque, con su orden y carácter, contagia y ellos cumplen con una misión obligatoria para que la receta funcione.

Pocos hubieran dicho que a estas alturas de la temporada, sin Javi Castellano, Vicente Gómez ni Hernán Santana, la UD Las Palmas iba a tener tanto equilibrio. Y además se divierte.

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