La sencillez del ejecutor silencioso. Tana, el Robespierre humilde. El atacante amarillo, con cinco goles y dos asistencias, es el activo de moda. El príncipe de la guillotina. Con dos zarpazos de genio trituró el Getafe el pasado martes en su gran noche de amarillo. En ese fútbol combinativo, la tierra prometida de todo 'jugón', con Viera, Momo, Valerón o Willian José, el extremo del barrio pesquero de San Cristóbal respira en el paraíso.

No hay margen para sacar pecho tras el baño ante el rival azulón. Tana huye del elogio. Urticaria a los pétalos de rosa. "Estoy contento por los tres puntos y por igualar el 'golaverage' que era muy complicado con el Getafe -los amarillos cayeron 4-0 en la ida en el Coliseum-. Y lo hemos hecho. Siempre pienso en el equipo", argumenta restando mérito a su obra perfecta -el primero de los tantos llega tras un toque de genio que deja al defensa en el suelo-.

Víctimas

El atacante de 25 años encadenó tres jornadas viendo portería -de la 17ª a la 19ª-. Se estrenó ante el Granada y luego llegaron dianas de glamour ante Athletic y Málaga. Hasta que el Getafe pisó el Gran Canaria. Y Tana se desató.

"Los goles si ayudan al equipo son importantes. Lo demás, no me interesa. Lo bueno es que hemos sumado otra vez de tres y tomamos algo de aire. Hemos tenido grandes partidos como el del Granada aquí, Betis o Valencia y en algunos otros los resultados no llegaban como queríamos. Pero por fin ha llegado un resultado amplio para intentar marcar diferencias con la zona de peligro. Seguimos en la pelea".

¿Es su mejor tanto? A Tana no le interesan los calificativos ni las tablas de estética a la hora de enjuiciar sus 8 tantos como amarillo -computa 48 encuentros-. "He tenido otros más importantes, pero el primero ante el Getafe me salió perfecto. Se lo dedico a mis compañeros, a la afición...".

Villarreal, mañana, y Real Madrid, domingo 13 en el Gran Canaria, aparecen en el camino del ejecutor silencioso. Y repite como un loro el discurso de humildad, tenacidad y disciplina. "Se afrontan con optimismo, vamos a tratar de darlo todo y sumar. No queda otra".

Lamenta la lluvia de bajas pero sale en defensa del grupo. De esos rostros secundarios, como lo fue él con Paco Herrera, que ahora tiran del carro. "Tenemos una buena plantilla y cualquier compañero está preparado para hacerlo bien y dar su mejor versión".

Condenado por Herrera, Setién le ha convertido en un agente secreto. Silencioso e implacable. Una guillotina para desarmar defensas. Sin armar revuelo, atento al latir de Viera o Momo. Huyendo de los elogios, de la trampa mortal de la autocomplacencia. "Soy uno más", repite el rostro que lapidó a Getafe cadavérico. Y ahora pone rumbo al infierno de El Madrigal. Es insaciable.