Esas caras de niños de Rubén Castro, Jorge Larena y Ángel López. Ese brazalete que portaba Orlando Suárez. Esa marca que tan bien vestía a la UD Las Palmas con ese sencillo pero elegante ribete azul en la manga de la camiseta. Esa furia de Vinny Samways. Esos rostros de desconcierto de Fernando Hierro e Iván Campo. Ese golazo de Zinedine Zidane. Ese aura de Raúl González. Y, sobre todo, ese doblete de Rubén, con vaselina incluida, para batir a un desesperado Iker Casillas y tumbar al Real Madrid de los primeros galácticos que acabó ganando la Liga de Campeones, la de Vicente del Boque.
La última visita del Real Madrid a Gran Canaria era, hasta hace bien poco, uno de los pocos grandes recuerdo de una generación entera de aficionados amarillos. Las penas que llegaron en las temporadas posteriores provocan que aquella hazaña, de la que ya han pasado 15 años, aún esté guardada en el corazón de aquellos que no tuvieron la fortuna de ver a la UD competir contra los más grandes cada fin de semana entre las décadas de los 60 y los 80. Fue un oasis entre tanto desierto que, por suerte, ya ha quedado atrás.
"Todo el mundo tiene ese resultado y ese partido grabado. Ahora las nuevas generaciones con el tema de internet y YouTube no parar de ver ese partido", admite Ángel López, único superviviente de aquella plantilla en la actual UD Las Palmas. Y el lateral, que debutó el pasado sábado en esta temporada tras una larga lesión, aprecia en el ambiente muchas similitudes con el que se vivió aquella semana previa. "Estoy viendo lo mismo en este equipo", explica.
"Los más jóvenes de la época no sabían lo que era competir con los grandes. Sólo llevábamos un año en Primera y había mucha ilusión. En la época de Germán Dévora competían continuamente contra el Real Madrid y había muy buenos partidos en la Isla, pero había pasado mucho tiempo desde aquello. Ganarles era un sueño, como lo es hoy, por la diferencia de presupuesto", añade Ángel.
Era la sexta jornada y la UD Las Palmas se atrevió a mirar a la cara a un Real Madrid que también había empezado mal. Muy mal. De hecho los blancos, club al que acababa de llegar Ziendine Zidane para acompañar en la lista de los galácticos a Luis Figo, iban duodécimos con solo 5 puntos. Y Las Palmas se mantenía fuera del descenso con cuatro, un inicio de temporada irregular con Fernando Vázquez en el banquillo. Sin embargo, empezaban a proliferar una legión de canteranos, los Jorge Larena, Rubén Castro, Carmelo, Alberto Hernández y el propio Ángel López. La joya de la corona era Antonio Guayre, que ese verano se había marchado por 6 millones de euros al Villarreal.
Primera parte eléctrica
Y en esas llegó el Real Madrid, un equipazo que a esa altura de la temporada todavía era terrenal. Las Palmas salió a jugar con Nacho González, Ángel López, Schürrer, Olías, Paqui, Vinny Samways, Josico, Edu Alonso, Jorge Larena, Pablo Lago y Orlando Suárez. Pablo Lago abrió la lata con un zurdazo y empató Munitis a la media hora tras un centro de Geremi. Los dos completaban la alineación con Íker Casillas, Míchel Salgado, Fernando Hierro, Aitor Karanka, Iván Campo, Makelele, Solari, Zidane y Raúl. En la segunda parte entraron Albert Celades, Guti y Fernando Morientes. Luis Figo era baja.
Poco tardó Jorge en volver a poner por delante a los amarillos al anotar un penalti que él mismo provocó por un derribo de Iván Campo. Pero antes del descanso Zinedine Zidane se sacó de la chistera un lanzamiento de falta magistral que entró tras dar en el larguero. La primera parte había sido un festival de buen juego y diversión. "Los jugadores del Real Madrid te miraban como que no se lo creían. A Raúl me tocaba marcarlo en los córners y no entendía la situación", narra Ángel. Eran muchas emociones fuertes, pero lo mejor estaba por llegar.
Entró Rubén por Orlando cuando quedaban 25 minutos -también participaron Alberto Hernández y Tevenet en la segunda parte-, y el actual delantero del Real Betis se coronó. Primero remató, no sin jugarse la pierna, un pase estratosférico de Alberto. Y ya en el último minuto batió de nuevo a Casillas con una vaselina que hacía vislumbrar un proyecto de delantero soberbio. Tenía 20 años y fueron sus dos primeros goles en Primera. "Recuerdo que esa semana todos los medios nacionales querían hablar con los canteranos y después con Rubén. En un año pasamos de estar jugando en Tercera a jugar con esos equipos y encima ganarles. Era un sueño conseguido en muy poco tiempo", continúa.
No fue solo una victoria sobre el Real Madrid, en ese momento parecía el nacimiento de un proyecto de cantera que además se certificó de la manera más emocionante. Fue una explosión de alegría para toda una Isla. "Es de esos partidos que te dejan marcado y que recuerdas siempre. Sobre todo por cómo venía el Real Madrid, con Zidane recién fichado, y por cómo se desarrolló el partido. El equipo estaba en una dinámica muy buena, hicimos una primera vuelta impresionante", añade Ángel.
Ahora hay otra generación de futbolistas, y de aficionados, que afrontan uno de sus primeros grandes partidos en la máxima categoría. Por eso Ángel ve algunas similitudes: "Entonces el equipo estaba bien clasificado y ahora llegamos en una racha muy positiva. El equipo ha cogido mucha confianza, la gente ha empezado a soltarse un poco. Cuando las cosas van bien no notas esa presión de ganar todos los fines de semana. Ahora el equipo está en una dinámica positiva, que es la buena para trabajar y atreverse a hacer cosas. Y también está el optimismo de la grada. Ahora ves a la gente con ilusión, te dicen que vamos a por ellos, a ganarles", comenta. Es un gran momento para generar otro recuerdo inolvidable.
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