Jesús García Panasco recibirá un homenaje el 1 de abril con el descubrimiento de un busto suyo en bronce en el Estadio de Gran Canaria. ¿Qué le parece la idea?
En primer lugar le diré que me parece una magnífica y justa idea. Es el hombre que construyó los cimientos de lo que luego sería la mejor UD Las Palmas de la historia y eso merece un reconocimiento. El antepalco del Gran Canaria es una galería preciosa que combina la historia y el buen gusto. Miguel Ángel Ramírez ha tenido una gran idea con esta iniciativa.
Usted le conoció bien. ¿Cómo era en el día a día del club?
Panasco lo llevaba absolutamente todo. Hoy día sería impensable, pero entonces también lo era y lo hacía, porque estaba dispuesto a cualquier sacrificio y no tenía horarios. Recuerdo que el que fuera alcalde de la ciudad y vicepresidente de la UD, Francisco Hernández, me decía que cómo era posible, por ejemplo, que llegase de viaje y volviese a salir al día siguiente porque se lo pedía la UD Las Palmas. Él era así.
Entonces, ¿tanto usted como los otros presidentes se lo confiaban todo, hasta los temas económicos?
Llevaba las cuentas de la entidad en su propia y modesta oficina acompañado de un hombre de su total confianza como era José Guerra, y otros tres empleados del club; y nunca hubo ni un solo problema. Teníamos total confianza en su persona y siempre contó con ella.
¿Qué destacaría de él?
Pues que se caracterizaba por su integridad y la honradez que tuvo con todos los presidentes, de la que yo también disfruté. Jamás viví una discusión entre directivos durante sus años en el club. Diría que hay que destacar eso, honradez, seriedad y lealtad, además de un carácter, que a los directivos más jóvenes nos marcó mucho, que no se doblegaba ante nada ni nadie si creía que la razón le asistía.
¿Tiene muchas anécdotas con su persona?
Desde luego que unas cuantas. Algunas divertidas, otras menos. Unas que se pueden contar y otras que no....
Cuente alguna...
Por ejemplo, él siempre viajaba con el equipo, sobre todo porque iba buscando restaurantes donde dieran bien de comer y saliera barato a la entidad, y hoteles del mismo estilo. A veces confundían al equipo con un grupo de estudiantes. Y siempre vigilaba a los jugadores, de día y de noche. Una vez, en el mismo pasillo de un hotel, hospedaron a un grupo de chicas estudiantes. Había que verle a él, en bata y pijama, paseando pasillo arriba y pasillo abajo y, en las mismas circunstancias, a la monja que iba con las colegialas.
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Pero yo creo que lo más importante a destacar de don Jesús es que cogió un equipo en ruinas, como ha hecho ahora Ramírez, y tras unos años logró llevarlo a Primera División. Vio algo en Vicente Dauder y le contrató como entrenador, y ascendió al equipo en 1964. Luego todos pensaban que la UD iba a ser una comparsa en Primera y al año siguiente comenzó la campaña con triunfo sobre el Barcelona, en el debut de Paco Castellano. Se mantuvieron y vinieron los primeros y acertadísimos fichajes: Martín Marrero y José Juan. Luego al año siguiente Gilberto II. Logró fichar a lo mejor de Tenerife, con lo que además debilitaba a un rival. Más tarde trajo a Felipe, Jorge y, en mi época, a Julio Durán, y todos dieron un gran rendimiento.
Hablando de fichajes, llegan los argentinos. ¿Cómo se explica que un club tan modesto fichara a esos astros?
El primero en llegar fue Carnevali, y don Jesús se gastó sólo siete millones de pesetas en traerle. Tenía un gran conocimiento del mercado, muchísimos informes y una plena confianza en Antonio Betancort, que era su informador. Hizo gestiones impresionantes en favor de la UD que no haría nadie.
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El último en venir de ellos fue Brindisi. No se cómo, pero logró que nos costara 14 millones de pesetas. Estaba en Buenos Aires esperando una llamada nuestra para confirmar las negociaciones y ficharle, pero el banco con el que trabajábamos entonces se resistía a darnos el crédito. Así que Brindisi se esfumaba y se lo dijimos. Pero el entonces contador del club, Juan Antonio del Río, que era director del banco COCA, preguntó, ¿cuánto se necesita para traerle? Y don Jesús dijo que hasta los 14 millones era lo más que había podido rebajar. Del Río ni se lo pensó y nos dijo: "Díganle que lo traiga, que ya lo pagaremos como y cuando se pueda". Y se vino con Brindisi.
Son muchas las anécdotas vividas, si, pero ¿usted cree que en esta época encajaría o no en la UD Las Palmas?
Mire, creo que el club en estos momentos está muy bien dirigido y Panasco se sentiría satisfecho aún con un sistema diferente al de su época, por lo que se está logrando. El régimen es presidencialista, no cabe duda, y pese a ello se ha rodeado de muy buenos ejecutivos. Creo que es el momento, ya que la permencia parece casi asegurada, de darle un toque de calidad al equipo, porque este pueblo canario lo necesita.
