"No he tenido la suerte de Bojan de militar en un club como el Barcelona, que le ha dado muchas oportunidades. Yo, sin embargo, apenas las he tenido. Ahora mismo, en mi primera temporada como sénior, estoy tratando de hacerme un hueco en el Villa Santa Brígida de Tercera División". Ése era el Tana de finales de 2009 cuando apenas contaba con 19 años y buscaba labrarse un futuro en el complicado negocio del fútbol. Hoy, seis años más tarde de aquella entrevista publicada en esta cabecera, Tana -renovado hasta 2019- se ha convertido en uno de los pilares del juego que tiene a la UD al borde de la salvación en su retorno a Primera División.
Antes de que el club amarillo aumentara su caché en la tarde del jueves con un nuevo contrato hasta 2019 y una cláusula de 30 millones de euros, Tana buscó la oportunidad que sí había tenido Bojan. El fútbol proclamó promesa a ambos jugadores siete años antes. En Brunete, la Cadena Ser organizó en la Navidad de 2002 su tradicional torneo de alevines. Por un lado, Tana consiguió liderar al equipo sorpresa del torneo: la UD Las Palmas, que se plantó en la gran final de aquel torneo. En el otro, Bojan se destapó como el crack de la competición para llevar al Barcelona a una final donde barrió al cuadro amarillo. Sin embargo, los dos niños prodigio del torneo caminaron por sendas dispares.
Mientras en 2009 Bojan Krkic ya había conseguido lograr el triplete con el Barça de Pep Guardiola, consagrado ya como un futbolista de élite, Tana se empeñaba por buscar esa ocasión de reengancharse al fútbol. Sus escenarios no eran el Santiago Bernabéu o San Mamés. Lejos de la hierba de verdad, el de San Cristóbal tocaba el balón en el campo de La Angostura. Aquello suponía el inicio del salto de Tana.
Camisetas varias
El desaparecido Artesano del barrio de La Isleta vio las primeras patadas de Tana a un balón. Alcaraván y Veteranos del Pilar fueron los otros equipos del futbolista de San Cristóbal antes de que llegara a la UD Las Palmas en una época donde Germán Dévora, hoy presidente de honor de la entidad, era el máximo responsable de la cantera.
Un año después de deslumbrar con su forma de mover el cuero en Brunete, Tana abandonó la cadena de Las Palmas en un momento convulso en la entidad. Con su salida de Pío XII empezó un carrusel de equipos para él. Primero, el Guaire de la categoría infantil para pasar por el Unión Viera hasta llegar al Acodetti. En edad juvenil tuvo la oportunidad de exportar su fútbol hasta Valladolid. Una experiencia truncada por su falta de adaptación, su bajo rendimiento en los estudios y una lesión que le hizo tomar la decisión de volver, tras sólo media temporada en Pucela, a las filas del Acodetti.
Las temporadas pasaban y Tana seguía sin encontrar su sitio en el fútbol. Otra campaña, otra camiseta. El Estrella Roja y, de nuevo, el Unión Viera fueron los últimos equipos del de San Cristóbal antes de empezar su etapa como sénior, una categoría que inició en el Villa de Santa Brígida de Claudio Morera. Sin continuidad, volvió a buscar otra salida.
Esos días fueron los más complicados de Tana hasta entonces en el mundo del fútbol. La mejor opción que apareció fue la del Vecindario B de la categoría regional Preferente. La estrella de aquella UD que asombró en Brunete estaba en el barro, lejos de lo que su fútbol dejó un día. Con minutos contados en el primer equipo del Vecindario -por entonces en su última temporada en Segunda B- y sin sintonía con José Juan Almeida, entrenador de aquel equipo, se marchó mediado el curso 2011-2012. Otra decepción más en su carrera. Dejar el fútbol se convirtió en una opción.
El rescate del C
Entonces apareció de nuevo la UD Las Palmas. Tonono, director de captación del club amarillo, aceptó el regreso de Tana con el beneplácito de Santi Calvo, entrenador del Preferente. Sin ficha, empezó a entrenar hasta ganarse un hueco en el plantel. Sus actuaciones en el anexo del Gran Canaria y el conocimiento previo que tenía sobre él Juan Manuel Rodríguez, cambió rápidamente su situación. Tanto que empezó a acudir con cierta regularidad a las sesiones del primer equipo amarillo. Frente al Numancia y con el grancanario en la banda, Tana se sentó por primera vez en un banquillo profesional. No jugó, pero su nombre volvió a sonar.
La campaña 2012-2013 terminó y el '24' amarillo siguió en el tercer equipo de la entidad. Víctor Afonso, entrenador del filial, se fijó en él a cuentagotas. Sin casi opciones, completó casi todo el curso en Preferente. Entonces apareció Sergio Lobera, que afrontaba su segunda campaña en el club. Él era el entrenador de aquel Barça alevín de Brunete. El círculo se cerró. En la pretemporada, Tana convenció al técnico aragonés por delante de otros valores como Ale Pipo o José Artiles para hacerse con un hueco en la primera plantilla. Su oportunidad, había llegado. El 22-J salpicó el final de aquel curso y la llegada de Paco Herrera, unido a las lesiones no le dejó margen para jugar. Ahora, de la mano de Setién y en Primera, es indispensable.
