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Un viaje al alma de Valerón

El mediapunta analiza la última victoria ante el Dépor y la cálida respuesta de Riazor

Juan Carlos Valerón, en el banquillo de la UD en Riazor. LA OTRA AGENCIA / LOF

El disco duro del mito. La memoria del emperador de fantasía Valerón. El '21' de la UD jamás olvidará su último paso glorioso por Riazor. Un duelo con el alma. El genio amarillo dejó su firma barroca en el césped del templo coruñés. Un garabato en el volcán de los sentimientos. En su jardín (completó 422 duelos con la elástica deportivista), el Flaco brindó un recital de toque y elegancia en el tramo decisivo de la 32ª jornada. "Era un partido muy especial para mí y jamás lo olvidaré", detalló tras el contundente triunfo (1-3) ante su exequipo. Emocionado, el de Arguineguín recibió un torrente de aplausos tras el pitido final. Fue su fiesta.

"En los minutos finales hubo un ida y vuelta en el que los dos quisimos la victoria y nos la llevamos. Estamos contentos por eso; para mí fue impactante. Volver a Riazor, sentir el calor de la gente... Es de esos encuentros que te marcan", determinó el profeta del gol. Desde el primer instante, el '21' fue el amo y señor de la contienda. Su presencia en la banda, para iniciar el calentamiento, fue celebrado como un gol de Bebeto. Se cayó Riazor por la leyenda.

En el minuto 21, explotó la caldera deportivista y se inició el carrusel de sentimientos. Más guiños al artista que agradeció el abrazo de Riazor: "Es para emocionarse; aquí siempre me he sentido pleno. Como en mi casa, igual que con la afición amarilla; había sentimientos encontrados. La UD es mi casa y aquí -A Coruña- pasé una etapa irrepetible. Estoy muy orgulloso y feliz, es una noche especial", apostilló.

Tras el pitido final, se cayó Riazor. Valerón se fue al centro del campo, y en el círculo mágico alzó los brazos. "No había nada preparado; todo lo afronto desde la calma y tranquilidad. Es mi forma de ser".

La calma del mito, que ya cuenta con 151 duelos de amarillo en dos etapas. Y 401 en la máxima categoría del fútbol nacional. El planeta natural del '21', que ganó una Copa y dos Supercopas con el Dépor. No quiere hablar de salvación, analiza la racha de la galaxia amarilla desde la cautela: "Tenemos que seguir hasta que se logre de forma matemática la continuidad en Primera". Los genios no entienden de calculadora. Pragmatismo de seda.

En este curso, el Flaco solo ha participado en 11 duelos de Liga con un total de 285 minutos. Su conexión con Roque, Tana, Momo y Viera fue devastadora para el Dépor de Víctor Sánchez del Amo -que jugó con el isleño en el club gallego desde 2000 a 2006-. Cada control era delicia para el espectador, que premió el registro barroco del Flaco con un carrusel de ovaciones. Nunca un rival fue abrazado de tal manera en Riazor. El patio del Flaco se iluminó como las noches de Champions. Igual que el 7 de abril de 2004, cuando el Milán de Maldini, Kaká, Pirlo y Cafú se puso de rodillas.

Talante espiritual

El agasajo se inició la noche del domingo en el salón del NH La Coruña Atlántico. La Federación de Peñas del cuadro gallego reconoció las 13 temporadas de Valerón y su lista infinita de pases imposibles. Una enciclopedia de estética, con 197 victorias, y que hizo de Diego Tristán y Makaay dos embajadores de pólvora. Los transformó en eternos, porque todo lo que toca el Flaco se convierte en oro macizo.

De forma paralela, a su categoría de jugador majestuoso, el alma de Valerón está limpia. Un monarca espiritual. Paz en el corazón de la leyenda, que vuelve a sonreír. La racha le acelera el pulso. Se vuelve a sentir útil para la causa, tras encadenar cuatro jornadas fuera de los focos -fue descartado ante la Real Sociedad por Quique Setién-.

A solo seis jornadas para el final de la travesía, Valerón no quiere hablar de retirada. Lo afrontará con la misma naturalidad que muestra con el esférico. Ritmo y poesía, las claves de un genio eterno que está cerca de los 41 años. De Riazor al cielo. La UD dio un pase crucial por la salvación -ya son once puntos de renta con la zona roja- y el Flaco destila serenidad. "Hay que seguir remando", la fórmula del '21' y que se emocionó en su vuelta a Riazor. Las lágrimas del profeta barroco.

"Es un Dios en el cielo", determinó Momo sobre Valerón en su paso por A Coruña. La capital de la fantasía. 'No te retires nunca', rezaba una pancarta en el estadio deportivista. El talento no tiene DNI. Y su propietario, se ha vuelto a emocionar.

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