La Provincia - Diario de Las Palmas

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El protagonista

Araujo, como en casa

El Gran Canaria aplaudió de nuevo al argentino, que sudó pero no tuvo oportunidades

Araujo, ayer, en la disputa de la 33ª jornada. Quique Curbelo

Llegó la paz a la relación entre el Estadio de Gran Canaria y Sergio Araujo. En los últimos dos meses, como consecuencia de la salida nocturna del argentino que le impidió entrenar al día siguiente, después del partido con el Barcelona, había divorcio entre ambas partes. Y eso que la unión era muy fuerte debido a su excepcional temporada anterior. Pero tras su doblete en Riazor y a pesar de que ayer no cuajó un buen partido, hubo reconciliación.

Le ha costado casi dos meses, pero Sergio Araujo ya ha convertido los pitos del Estadio de Gran Canaria en aplausos. El héroe del ascenso volvió a sentirse ayer como en casa en el recinto de Siete Palmas después de su escapada nocturna en la noche del 20 de febrero que le valió el expediente del club. Desde entonces la fuerza de la respuesta de la grada ha ido poco a poco. En su primer encuentro, frente al Real Madrid, recibió un abucheo muy grande. Quique Setién había intentado apaciguar los ánimos, pero la grada mostró su enfado por la actitud del jugador que estaba destinado a liderar el proyecto.

Tres semanas más tarde volvió la UD al Gran Canaria y Sergio Araujo de nuevo entró en la segunda parte. Fue contra el Valencia y el recibimiento lo protagonizaron los pitos, aunque en menor medida que ante el Real Madrid. Y ayer llegó la reconciliación que todo el mundo deseaba. Tras mostrar Sergio Araujo en Riazor sus ganas y acierto por volver a ser el que era el Gran Canaria le premió ayer con una ovación al ser sustituido.

Y eso que no fue, ni mucho menos, su mejor partido. Araujo pasó prácticamente desapercibido en un partido que no tenía un guión fácil para un punta. De hecho, ni después Willian José ni tampoco Sanabria, excepto en una ocasión de gol, tuvieron presencia en un encuentro gobernado por el centro del campo.

Araujo solo tocó el balón en 26 ocasiones, menos incluso que Momo, que participó en los últimos 22 minutos. Solo remató una vez a portería, desde la frontal del área y después de una internada de Momo, pero su disparo se marchó a las nubes. A pesar de todo, Araujo hizo las paces con la grada.

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