La Provincia - Diario de Las Palmas

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El análisis (34a jornada)

Un cambio de directores

Vicente Gómez, Tana y Montoro ocuparon la medular por la ausencia de Roque y Viera

El centrocampista de la UD Las Palmas Ángel Montoro pelea un balón ante Petros, brasileño del Real Betis. LOF

Si el partido de ayer en el Benito Villamarín hubiera sido definitivo para el objetivo final de la UD Las Palmas, varias cosas hubiesen cambiado. Para empezar, la lista de convocados de Quique Setién. El técnico cántabro, preocupado siempre por la estabilidad del vestuario y la gestión de los egos, decidió rotar para dar la oportunidad a los hombres con menos minutos. Así, sus dos futbolistas de campo con más minutos, Jonathan Viera y Roque Mesa, se quedaron en Gran Canaria.

De repente, la UD se plantó en Heliópolis con un vacío de poder en su pequeño país, casi como un parlamento sin un grupo de gobierno. Con la ausencia de los dos futbolistas que han marcado la creación de fútbol del equipo durante la mayor parte de la temporada y, sobre todo, en este último tramo donde Las Palmas se mostró intratable, Setién apostó por Ángel Montoro y Vicente Gómez para apuntalar el centro del campo. En medio, con plena libertad, y en busca de romper la línea de medios levantada por el Betis, apareció esta vez Tana.

El de San Cristóbal hizo las veces de él mismo y de Jonathan Viera. Merino, técnico bético, en su línea habitual, llenó de cemento el centro del campo con dos portentos físicos como son el brasileño Petros y el francosenegalés Alfred N'Diaye. Ahí, el '24' se movió a la perfección. Incisivo en medio de ambos futbolistas, supo además jugar con lo que sucedía sobre sus espaldas. Con Momo por un costado y Willian de frente, la triangulación estaba garantizada.

La lesión de Vicente Gómez en la Copa del Rey y el desastre de Vallecas, donde la UD cayó 2-0, cambió la disposición del equipo. El doble pivote desapareció para entregarle la salida inicial del balón por completo a Roque Mesa. Ayer, esa responsabilidad fue para Ángel Montoro. El centrocampista valenciano se sintió cómodo en esa posición. Sin el ritmo eléctrico de Roque Mesa, Montoro fue capaz de dar una primera salida limpia al balón para que Tana y Vicente se nutrieran de buenos pases con los que romper líneas. Una tarea que cumplió. Además, dejó otro dato a la vista: su capacidad de recuperación.

Por su parte, Vicente, que completó su primer partido entero después de su grave lesión, disfrutó ayer sobre el Benito Villamarín. Más activo que en el resto de partidos desde su regreso, volvió a mostrar que Setién le viene bien. Descolgado, sus combinaciones con Tana, Willian, Momo o Nili fue lo más potable que hizo la UD Las Palmas en Sevilla. Una circulación de balón sin demasiada profundidad que acorraló al Betis en su propio campo y sacó los pitos de la afición verdiblanca. De hecho, la posesión del balón en busca de algún resquicio para romper el muro bético superaba el 61% del tiempo hasta el minuto 40 del partido, un momento que cambió el desarrollo del mismo por completo.

A partir de ese instante, condicionado por la pérdida de un hombre, Setién tuvo que recomponer sus líneas. El doble pivote apareció para intentar reforzar el hueco que Aythami Artiles había dejado en el césped. Trabajar para achicar los espacios y no dar opciones a los delanteros y mediapuntas que iba acumulando el Betis en el césped fue el trabajo que le tocó realizar a Vicente y Montoro, que además vieron como Tana había sido sacrificado. De crear y diseñar se pasó a sumar kilómetros e intentar que el Betis no encontrara a Raúl. Una labor que se quedó a la mitad por culpa de Van Wolfswinkel.

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