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UD Las Palmas La contracrónica y el análisis (36ª jornada)

Una defensa de otros tiempos

El equipo amarillo no encajaba más de dos goles en un partido desde el 25 de enero en el Ciudad de Valencia - El Granada marcó dos dianas desde la esquina, como el Real Madrid

El Arabi conduce el balón ante la presión de Aythami Artiles durante el partido de ayer en el Nuevo Los Cármenes. LOF

Si la UD Las Palmas logró la permanencia matemática a tres jornadas para el final no fue solo por su atractivo estilo de juego, una propuesta que ha sido reconocida por todo el mundo del fútbol. Para lograr buenos resultados hace falta mucho más que eso. Para situarse durante más de dos meses a la altura de Barcelona, Real Madrid y Atlético un equipo debe estar en plenitud en todas sus líneas. Y la UD también era fuerte, muy fuerte, en defensa. Se han llevado menos elogios que las dosis de magia de Jonathan Viera, Tana y compañía, pero la zaga insular, desde David García hasta Dani Castellano pasando por los tres centrales y Javi Garrido, había sido un muro desde que resistió en Ipurúa allá por el 26 de febrero.

Esa seriedad se acabó ayer. No se recordaba una actuación tan nefasta de la defensa de la UD. Desde el 25 de enero, cuando naufragó en el Ciudad de Valencia, la zaga amarilla no lo ponía tan fácil. Ni siquiera Real Madrid y Barcelona anotaron más de dos goles a los insulares, que ayer volvieron a su peor versión defensiva. Sin intensidad, ingrediente difícil de aportar cuando un equipo ya no se juega nada, la UD concedió demasiado a un Granada más competitivo.

El salto de calidad para despegar en la clasificación lo dieron los amarillos cuando se pusieron las pilas en defensa. Cuando se las pusieron todos, desde el delantero hasta los laterales, pasando por supuesto por las ayudas de los extremos, de los mediapuntas y la solidez de Roque en el pivote. Y ayer no hubo nada de eso. El cuadro de Quique Setién se lució con el balón en los pies. Perdió algunos balones propios del contexto, pero sometió con el cuero a un Granada con urgencias que por momentos fue zarandeado de un lado para otro.

Pero el conjunto de José González encontró oro cada vez que se acercó a la portería rival. Tras el doblete de Jonathan Viera respondió Rubén Rochina con un zurdazo inapelable. El mediapunta se coló hasta la cocina con la permisividad de Bigas y David Simón, que recularon demasiado y dejaron que Rochina sacara a pasear su excelente disparo.

Entregados en los córners

El Granada se vino arriba y el partido se volvió anárquico, con las dos defensas entregando muchos metros y dando facilidades a los dos ataques. Así, poco después del tanto de Rochina llegó el empate de El Arabi. Doucouré peinó en el primer palo y el marroquí fusiló de cabeza a Raúl en boca de gol. No encajaban los amarillos de saque de esquina desde la visita del Real Madrid, cuando Sergio Ramos y Casemiro cortaron las alas. Fueron los dos primeros tantos que recibió la UD de córner. Pero el de El Arabi no fue el último.

Y es que en la segunda parte, con los de Quique Setién dominando y perdonando ocasiones a diestro y siniestro, el Granada encontró de nuevo una alfombra desde la esquina. El excelente envío de Rochina lo cabeceó totalmente solo Ricardo Costa, que ante la presencia de Pedro Bigas no necesitó ni siquiera saltar. Con los pies en el suelo embocó el central portugués.

Dos errores, los del primero y el tercero, que no se veían en la UD desde que fue un drama en Vallecas y en el Ciudad de Valencia. Por entonces la zaga insular se veía desarbolada por cualquier rival, incluso los que tenían menos artillería. Lo corrigió para lograr la permanencia y ayer, en un panorama totalmente diferente y con los deberes hechos, volvió la desconcentración y los regalos.

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