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UD Las Palmas El resumen de la temporada

Que sí, que la UD es de Primera

El equipo amarillo, después de un curso con una serie de problemas, ha alcanzado la permanencia con solvencia de la mano de Quique Setién P Una racha de seis triunfos en siete partidos, la clave

Que sí, que la UD es de Primera

La Unión Deportiva Las Palmas es de Primera División. Alcanzó esa categoría hace ya casi un año, el 21 de junio de 2015, y ahora ha reafirmado tal condición. Lo ha hecho, además, con cierta grandeza. Porque a este equipo, más allá de su capacidad para cumplir con los objetivos que se marcó al iniciar el camino -allá, por el mes de agosto-, se le recordará por su fútbol. En su regreso a la élite, entre los grandes del balompié español, el conjunto amarillo, de la mano de Quique Setién, ha reconquistado algo más que su sitio natural dentro de la BBVA. Ha recuperado su esencia, el estilo que le convirtió en un club célebre entre los años 60 y 70: con una alineación repleta de futbolistas canarios empeñados en superar al rival de turno con la pelota como aliada.

El desenlace de esta historia es feliz a todas luces, pero el desarrollo de la trama revela una serie de problemas que dan más lustre a la aventura que la Unión Deportiva culminó ayer en La Rosaleda, ante el Málaga, y que arrancó el 22 de junio del año pasado con la dulce resaca por el ascenso a Primera registrado la noche anterior contra el Zaragoza. Y es justo en ese punto, en el de partida, donde el club de Siete Palmas empezó a acumular dudas que, más adelante, por una simple cuestión lógica, se convertirían en una pesada carga que a punto estuvieron de hundir el proyecto y mandar a pique al equipo amarillo.

La renovación de Paco Herrera, el entrenador que firmó el ansiado ascenso a Primera División -tras 14 años años de travesía por el desierto-, lanzó cuesta abajo una bola de nieve que, con el paso del tiempo, se convertiría en una amenaza para el éxito de la travesía. El dilema no se generó porque el técnico barcelonés no mereciera la oportunidad de seguir al frente de la nave amarilla; la incompatibilidad del preparador con el propósito general apareció en el horizonte porque Herrera tenía en el cabeza un plan y el club manejaba otra idea. Las discrepancias, que durante unas horas bloquearon su continuidad, fueron a más con el paso del tiempo hasta convertir la situación en algo insostenible.

El incendio de los jubilados

El entrenador catalán, de entrada, solicitó una serie de bajas -Nauzet, Momo, Tana o Vicente-, petición que no aceptó la comisión deportiva de la entidad de Siete Palmas. La relación entre las dos partes, a partir de ahí, se contaminó y desembocó en una deriva constante. Los fichajes no convencieron al técnico, que no dudó en quejarse del nivel de su plantilla públicamente durante la pretemporada y con la Liga ya en marcha. "Es como si fuéramos un grupo de jubilados", afirmó en Almería, después de un bolo de verano y a 12 días de la primera jornada de Liga.

"El Eibar, por ejemplo, tiene a un futbolista como Adrián González, que nos vendría muy bien porque nosotros no tenemos a nadie de ese perfil", dijo con el curso ya en juego.

La desconfianza de Herrera en el grupo era manifiesta -lamentó la incorporación frustrada de Pape Diop al considerar que no disponía de suficientes mediocentros- y los números destapan esas dudas respecto a su plantilla. Jugadores como David García, Garrido, Vicente Gómez, Tana, Wakaso, Momo o Willian José, que al final han sido piezas clave para entender el éxito de la Unión Deportiva, apenas gozaron de la confianza de un profesional que, en dos meses, perdió su crédito y su ascendiente dentro del vestuario. Porque si el preparador recelaba del potencial de su equipo, los futbolistas también dejaron de creer en el método del técnico.

El 18 de octubre, la tarde que Las Palmas se presentó en el Coliseo Alfonso Pérez para medirse al Getafe CF, en el ambiente ya se respiraba la destitución de Herrera. Dos semanas antes, el representativo grancanario había caído en casa ante la SD Eibar y la respuesta del entrenador ante la crisis y con 15 días para preparar el siguiente choque -en medio la selección española debía jugar dos compromisos oficiales y la Liga BBVA afrontaba un parón- fue bajar la intensidad en la carga de trabajo -con una sesión de entrenamiento en una instalación de paint ball y otra con partidas de padbol-, plan que aceleró en las oficinas del club el plan para acometer un relevo en el banquillo.

Cambio de régimen

El Getafe CF goleó a la Unión Deportiva (4-0) y Herrera cayó. Pero si fundamental, para el porvenir amarillo, resultó el cambio de entrenador, elemental fue el debate interno para elegir sustituto.

Miguel Ángel Ramírez, el presidente, tenía apalabrada la contratación de Miguel Ángel Brindisi -que se llegó a desplazar desde Argentina hasta Madrid para firmar su nuevo contrato-; Toni Cruz y Luis Helguera, director deportivo y secretario técnico, sin embargo, apostaban por la contratación de Setién.

Al final, después de un intenso intercambio de pareceres, la opción elegida fue Setién -de cuyo éxito dependería la continuidad en la entidad de Cruz y de Helguera-, un entrenador que había llevado al CD Lugo de Segunda B a la Liga Adelante a base de buen fútbol, pero sin experiencia -como técnico- en Primera. De su mano -como técnico ayudante- se incorporó Eder Sarabia y un plan muy claro para sacar al conjunto amarillo del pozo. "Mi idea de fútbol es innegociable", afirmó durante su presentación, en la que se mostró convencido y capaz de alcanzar con éxito el desafío que había aceptado.

Siete meses después, como si aquellas palabras hubieran sido una especie de profecía, Setién ha logrado todo lo que se propuso. Las Palmas regateó el descenso con suficiencia y lo hizo con buen fútbol, por momentos incluso fue brillante -la segunda parte contra el Valencia CF queda como un monumento al juego-. El gusto que queda es agradable, pero antes del resultado final al entrenador le tocó pasar por algunos tragos amargos que generaron algún recelo sobre el éxito final de la expedición amarilla por Primera División.

A la Unión Deportiva, con Setién al frente, le costó arrancar. A ese lento despertar le condicionó, en parte, el calendario. Al preparador montañés, de entrada, le tocó cruzarse con rivales como el Villarreal CF, Real Madrid, Real Sociedad, Valencia CF, Deportivo de La Coruña y Sporting de Gijón. En ese tramo de la temporada, el cuadro insular sólo fue capaz de ganar un partido -ante la Real en casa- y después de caer en El Molinón, el 6 de diciembre, era colista de la Liga BBVA.

El técnico, ante tanto resultado adverso, perseveró en su plan y aprovechó la Copa del Rey para activar a una plantilla que, con todos los frentes abiertos, respondió a la perfección: ni era corta ni estaba por debajo del nivel de la categoría.

Un zarpazo sobre la bocina

El torneo del KO sirvió para que futbolistas como Vicente, Wakaso o Willian José se engancharan al grupo y elevaran las prestaciones generales de un equipo que tras tocar fondo en Gijón se levantó al ganar al Betis, en el minuto 93, con un golazo del delantero brasileño.

Esa victoria marcó un punto de inflexión y sirvió para que la escuadra amarilla trazara una primera racha de resultados positivos. Después de eso, goleó al Granada CF, rascó un meritorio empate en San Mamés ante el Athletic de Bilbao y firmó tablas al cierre de la primera vuelta ante el Málaga CF.

Todas esas buenas sensaciones se disiparon al cruzar el ecuador, durante las primera jornadas de la segunda vuelta. En un mes, Las Palmas mordió el polvo ante el Atlético de Madrid (0-3), el Levante UD (3-2) y el Rayo Vallecano (2-0) y justo ahí, después de la derrota en Vallecas -por el juego y por las sensaciones- todo se volvió oscuridad. El equipo amarillo no era capaz de ser regular, seguía en la zona roja de la clasificación y el calendario avisaba de la llegada de una tempestad: por el camino, como gigantes, asomaban el Sevilla, Barça, Eibar, Getafe, Villarreal y Madrid.

El club acudió al mercado de invierno para equilibrar la plantilla. Se fueron Alcaraz -de baja durante meses por un problema físico-, Asdrúbal y Culio y se sumaron al grupo Mauricio Lemos y Montoro. Pese a tanto cambio, las piezas no acababan de encajar en el dibujo táctico de Setién (1-4-2-3-1) y una plaga de lesiones en el centro del campo -Javi Castellano, Hernán, Vicente y el propio Montoro- apuntaba al drama cuando, casi de manera inesperada, ese contratiempo dio paso a la solución.

En el Sánchez Pizjuán, ante el Sevilla FC, el técnico plantó a Roque Mesa como único mediocentro y mezcló en la mediapunta a Tana y Jonathan Viera -incómodo hasta ese momento en la banda izquierda-. La Unión Deportiva perdió ese día ante un rival que empleó a Vitolo Machín como verdugo, pero encontró el camino para tener la pelota, ordenarse a través del balón, jugar bien, tener confianza y escapar de la amenaza del descenso.

Trifulca carnavalera

Una semana del tropiezo en Nervión, Las Palmas entregó la cuchara ante el Barça después de dar guerra al campeón de todo. El paso de Messi, Luis Suárez, Neymar, Iniesta y compañía por el Estadio de Gran Canaria será recordado, sin embargo, por un suceso extradeportivo que unió al vestuario y marcó el punto definitivo para el despegue. La noche posterior al partido, en pleno Carnaval, Nauzet Alemán fue agredido -sufrió un corte en la cara por el que recibió 18 puntos de sutura- y Araujo se vio envuelto en una trifulca. Todo sucedió en el mismo local, horas antes de una sesión de entrenamiento a la que se ausentaron ambos jugadores -que no tenían permiso para estar a esas horas fuera de sus domicilios-.

El incidente se convirtió en un escándalo a nivel nacional. Los dos futbolistas fueron expedientados -Nauzet, incluso, fue apartado del grupo durante dos semanas-, pero el vestuario fue capaz de metabolizar el problema. La Unión Deportiva, con un dibujo táctico que encajaba como un guante para explotar los puntos fuertes de la plantilla, comenzó una racha de victorias que le ha permitido presentarse al final del curso con todo aprobado.

En fila, uno detrás de otro, en las siguientes siete semanas, cayeron la SD Eibar (0-1), Getafe CF (4-0), Villarreal CF (0-1), Real Sociedad (0-1), Valencia CF (2-1) y Deportivo de La Coruña (1-3). Durante esos dos meses, sólo el Real Madrid fue capaz de superar a Las Palmas. Lo hizo en el Estadio de Gran Canaria (1-2) y después de pasar toda la segunda parte del duelo acorralado frente a su portería.

Sobre esos 21 puntos levantó el conjunto amarillo una permanencia que ahora, ante lo que está por llegar, dispara el optimismo alrededor de un equipo que cuenta con un entrenador que tiene una "idea innegociable" y los futbolistas adecuados para desarrollar ese plan en la máxima categoría. El futuro de la UD Las Palmas promete.

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