El 7 de mayo, Juan Carlos Valerón comunicaba su adiós tras 21 campañas de magia y talento. Titular ante el Athletic y con el brazalete de capitán, en la penúltima jornada, firmó un final de película. En plena comunión con la grada, aclamado por el vestuario, inicia su vida como ejecutivo.

El adiós del Flaco. Un capítulo de cine. El genio de Arguineguín pasa a otra dimensión. El ´21´ cuelga las botas y luce desde esa semana la condición de Capitán de Honor de la UD. La nueva etiqueta del Dios del corazón eterno. Pero solo es el cascarón. Detrás de la figura de Juan Carlos Valerón Santana (Arguineguín, 1975) tienen cabida miles de combinaciones. Todas con el alma y bajo un prisma pasional. Entrenador, presidente, director general... Rostro de sapiencia y criterio. El aliado perfecto ante un incendio.

Se trata del mejor fichaje de la era Miguel Ángel Ramírez. Probablemente del siglo para los amarillos. Una mina de oro, el más mediático. ¿Y ahora qué? "El tiempo dirá, me lo tomaré con calma y paciencia. Como todo en mi vida, hasta encontrar mi espacio", dijo a este medio, en ese camino en busca de la eternidad. Un nuevo rol para el ´21´ -dorsal que pasa para Jonathan Viera, petición especial del Flaco-.

La 2015-16 escenifica el último capítulo del genio de El Pajar en el césped bajo la esfera profesional. Cerca de los 41 años -los cumple el 17 de junio-, cierra la taquilla con 13 encuentros de Liga (375 minutos) y cinco de Copa (450). Y una colección de cariño. Ovación tras ovación, su final deportivo vino bajo un manto de dudas. El plantel, liderado por Jonathan Viera, se movilizó para asegurar la continuidad del mito. Pero se impuso el escaso protagonismo concedido por Setién. "Es un final soñado", repetía tras su salida el sureño. La entidad gana a un filósofo del balón. Un rey de la oratoria. Y pierde al estilista perfecto.

760 clases de magia

El debate interno de la leyenda fue significativo. Tras varias semanas de dudas [durante los meses de marzo y abril], el 7 de mayo, el mito amarillo se despedía de la práctica profesional en la sala de prensa del estadio de Gran Canaria. Un salto del césped a los despachos.

Ese cambio de registro, traumático para muchos profesionales, cuando se apaga la luz, agrandó la figura y leyenda del ´21´. Lo hizo de forma magistral, sencilla y directa al corazón del pasional amarillo. Con acordes populares. La foto con Los del Río, entonando la Macarena, fue el punto y final a la trayectoria más barroca que se recuerde. La de un grancanario eterno, que se ganó su espacio en el Olimpo del balón.

760 participaciones en 21 temporadas de caviar, en las que sumó en su paso por UD Las Palmas (154), Deportivo (422), Atlético de Madrid (87) y RCD Mallorca (47) una colección de regates y pases imposibles. Y tres lesiones de gravedad de rodilla -en su paso por Riazor-, que no congelaron su nervio artístico.

403 duelos en la máxima categoría, 48 en Liga de Campeones, 21 en Copa de la UEFA -ahora bajo la etiqueta de Liga Europa- y 46 con la selección española [participó en dos fases finales de la Eurocopa y fue goleador ante Eslovenia en el Mundial de Corea y Japón 2002, condición que aún no ha logrado David Silva, campeón del mundo y bicampeón de Europa con La Roja]. Una enciclopedia de magia. Que ahora afloran en la piel del ´21´, tras bajarse del tren de la competición.

Los 1026 días más emotivos

Punto y final. Sábado 7 de mayo. Con 40 años, el Flaco anuncia en la sala de prensa del Estadio Gran Canaria que abandona la práctica profesional. 2 años, 9 meses y 19 días después de su regreso a la UD, para iniciar su segundo ciclo, en el mismo salón. Apertura y clausura, del ciclo más hermoso de la carrera del mito. 1026 días de un cuento fantástico. "Los mejores de mi carrera", llegó a detallar emocionado.

Llegó tembloroso, tras abandonar Riazor en llamas y disparó su caché con Sergio Lobera en el banquillo. El mejor fichaje del presidente Miguel Ángel Ramírez -que supera la década en el cargo-. Pocos podían pensar, que el talentoso artista de 38 años, se iría de esta forma tan glamurosa, tres años después. 21 temporadas de profesional. Tres títulos, todos con el Dépor. Una Copa y dos Supercopas. La figura, los grandes partidos, los testimonios...Hay para una película de Steven Spielberg.

Gestor invisible

Se ha contado todo de un mediapunta de otra época. Paciente, poético; siempre a la espera de una rendija para dar rienda suelta a su fantasía. Del Camp Nou a Siete Palmas. El último kilómetro en el planeta caviar. El genio de El Pajar se estrenó ante el Barça el 26 de septiembre con la UD en la máxima categoría. Terminó el curso con 13 duelos en la liga de las estrellas y solo completó tres de titular, ante Rayo, Levante y Athletic Club de Bilbao. Ante los leones fue el único en el partenón de Siete Palmas y el más especial [también fue titular en Copa del Rey en la Isla ante Real Sociedad y Eibar]. Esa participación en Copa le hizo recuperar registros benditos y disparó el debate sobre el relieve de su protagonismo.

El vestuario se opuso de forma enérgica a su retirada, consideraban que el ´21´ tenía gasolina para una campaña más. Sin alzar la voz, siempre como un soldado con un corazón gigante, Valerón fue quemando etapas en silencio. Pero sin marchitarse. Llegó pletórico a su final, que solo es un paréntesis.

El artista más barroco del planeta sigue vivo. Su sitio no es la planta noble, se eterniza en el césped. Igual que la pelota. Con el técnico catalán Paco Herrera, el arquitecto del ascenso del 21-J, completó 67 minutos en solo 3 encuentros. Con Quique Setién, 309 minutos en 11 batallas.

Aclamado y querido en el partenón, su actuación más completa llegó ante la Real (2-1). En la derrota ante el Eibar (2-3), dejó dos asistencias. Fue una pieza capital en la aventura de la UD por completar una brillante actuación en Copa -cuartos de final-. Solo un gol separó a los de Setién de unas hipotéticas semifinales ante el Barça de Luis Enrique. Ante el bloque azulgrana, el pasado septiembre en Liga, Valerón se cruzó en el Camp Nou y se retrató con Iniesta. Una fotografía en el túnel del mejor equipo del mundo. La ventana perfecta entre dos generaciones.

El testimonio de la sombra de la leyenda. El aruquense internacional Manuel Pablo, que compartió vestuario con el Flaco, en el Juvenil, filial y primer equipo de la UD Las Palmas, así como durante 13 campañas en el Dépor, retrata al mito como "una figura irrepetible". "Es de esos jugadores fantasiosos, de los que ya no quedan. El mediapunta del último pase, está en peligro de extinción. Y tiene un corazón enorme", finaliza. El Gran Canaria le brindó al ´21´ una ovación que se escuchó en Nueva York. Eco mundial en el adiós del mago. La huella del Flaco es infinita. Ahora comienza su nueva vida. Es una figura inmortal.