La hecatombe como trampolín emocional. El cruento desenlace del playoff de ascenso ante el Córdoba, hace dos años, fue el atajo perfecto para un ejército de incondicionales al Gran Canaria. Dos matrimonios, con butacas en la Curva y Naciente, renovaron ayer su abono. Se alistaron a la UD tras el episodio más negro del siglo. Ven con buenos ojos que se cobre ante el Real Madrid y Barça, pero abogan por más descuentos para niños en la categoría del carné Infantil.
A la irrupción de la nueva hornada de fieles, de forma paralela, respira una revolución bendita. La legión del trágico 22-J. Fieles que decidieron cruzar la línea tras el final dantesco ante el Córdoba, en la vuelta del cruce definitivo en Siete Palmas. Ese junio del 2014, todo cambió. Se alcanzaría la cifra de 15.000 carnés. Y se mantienen como figurantes de hormigón armado. El matrimonio Juan Antonio Suárez González y María Teresa Flores Cabrera acudieron ayer a cursar su abono. Encadenan su tercera campaña de fidelidad eterna en el partenón.
La invasión de campo y el agónico gol de Dávila, aún les congela el pulso: "Hemos tramitado nuestros dos abonos en la Curva -se han gastado un total de 700 euros-. Lo que sucedió aquella tarde nos llegó al alma. Nunca lo olvidaremos. Teníamos que hacer algo. Estamos en esa nueva hornada, seguidores de la UD que lo veíamos por la televisión o en la grada hasta que decidimos sacarnos el abono". Analizan la política de precios, que se mantiene, en este segundo curo en el cielo.
"Entendemos las dos partes, el club debe hacer los deberes financieros pero hay mucha necesidad en la calle. De todas maneras, queremos lo mejor para la UD. Y hemos mantenido el sitio en la Curva".
Para Juan Francisco Castro Sánchez, trabajador del gas, y Carolina Herrera Palomares, el llanto del varapalo del Córdoba no se olvida. Forma parte del ADN de este matrimonio con sangre amarilla. "Tenemos dos abonos en Naciente -se han gastado unos 390 euros- y aceptamos los precios. No son ni caros ni baratos, forma parte de la realidad de este espectáculo. Quizás ha faltado algo de más tacto con las familias", aseguran estos incondicionales del juego riguroso de Javi Castellano. El mediocentro podrá disfrutar por fin de una campaña en la mejor liga del mundo, tras su lesión en la primera jornada en el Calderón, el pasado agosto, y que le dejó 'ko' hasta mayo. Dignifican el papel de Roque, y ven "apropiado" que las visitas de Barça y Madrid se declaren Día del Club -fuera de abono-.
Por su parte, el aparejador José Viera, que suma diez campañas con el abono, estira su presencia en la Sur (invierte 450 euros). Acudió ayer con su hijo Erick. "Así no creo que se llene el estadio; la política de precios debe estar destinada a poblar las gradas. Así es muy difícil, faltan descuentos...El 'chiquillo' me costaría unos 170 euros", finaliza.
