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El ´Dream Team´ de Pacuco

Manolo, Socorro, Lampón, Santi Calvo y Ángel elogian el latir intratable de la UD que subió en 1996 P "Salimos del infierno a lo grande", valoran

Santi Calvo, Ángel Rodríguez, Lampón y Manolo López, junto a Pacuco Rosales en el Parque del Estadio Insular.

El ascenso de los ascensos. La madre de todas las hazañas. 22 de junio de 1996, el final de la pesadilla en el Martínez Valero. Adiós al infierno de Segunda B con un (0-4) ante el Elche en el quinto partido del playoff de ascenso a la categoría de plata. Dos décadas después, en el Estadio Insular, el epicentro de la pasión UD, Manolo López, Santy Lampón, Santi Calvo, Ángel Rodríguez y Juan Carlos Socorro -que formaron parte del plantel de la 1995-96- repasan uno de los episodios de mayor impacto sentimental. La fiesta en Las Canteras, con más de 100.000 almas, las lágrimas de Pacuco Rosales...Un carnaval de recuerdos. Así se cimentó un regreso a Segunda portentoso, tras cuatro campañas en las cloacas del balón.

Terror y calculadora

Ángel Rodríguez llegó del Córdoba y firmó 40 encuentros. Con 23 años, fue una pieza capital en el engranaje táctico de Pacuco Rosales. Alcanzaría la cifra de 62 duelos oficiales de amarillo. Al salto de categoría de junio de 1996, cabe añadir el conquistado el 21-J de 2015 -de Segunda a Primera- como segundo técnico de Herrera tras eliminar al Zaragoza. El exjugador califica de "imborrables" los recuerdos de 1996. "Fue hace 20 años y aún los estamos repasando. Fue un momento muy importante para la UD; la afición estaba volcadísima. Siempre respondió, no es lo mismo vivirlo como jugador y con 20 años menos, que como entrenador y con 20 años más. Aquel fue más apasionado, un momento de éxtasis. Además en un campo complicado como el Martínez Valero de Elche. Y contra un equipo que estaba llamado a subir; pero les dimos un repaso", asegura.

Eloy, Orlandito (2) y Chili fueron los salvadores de pólvora. "El resultado está ahí, el recibimiento en la Isla fue una auténtica pasada". Sobre la estética de aquella UD, saca su libreta: "Batió récords en la categoría, mayor número de puntos (77), el que más goles hizo (80), el que menos encajó (22).Subió ganando cinco partidos de la liguilla. Era durísimo para el contrario y jugaba muy bien al fútbol". Insiste que "no es lo mismo subir como jugador que como técnico" pero asegura que se viven "de forma apasionada".

Estrellas y sello de ensueño

Santi Calvo, con cuatro partidos, luchó con Manolo López y Lampón por un puesto en la portería. "En tu carrera,solo te quedas con dos o tres años. Nunca los olvidas. Y aquel fue especial, sobre todo con lo que se vivió con la afición. La llegada al Aeropuerto, la imagen de Las Canteras (...) Pasará a la historia de la ciudad. Era un dream team de Segunda B. Jugase quién jugase, se daba el nival. Era imposible acertar una alineación, luego sí se asentaron los mejores. Fueron los que arrasaron en el playoff.Era un perfecto dream team".

Ojo clínico

Un ángel bajo palos. Santi Lampón tenía 23 años. En su expediente, dos partidos. Fue testigo del compromiso de un vestuario, que contaba con Manolo, Eduardo Ramos, Paquito, Orlando, Jaume, Socorro o Chili como referentes."Lo recuerdas con satisfacción, desde el principio hubo un gran ambiente (...) El trabajo del equipo técnico fue milimétrico. Lo comentaba con Santi -Calvo-, hay entrenadores que sobresalen por muchas cosas. Y aquel cuerpo técnico destacaba por la visión que tenía con el futbolista. El saber quién estaba bien por mínimos detalles. Tenían ese ojo, y fue fundamental".

El gato de Arucas

El último servicio a la patria amarilla de Manolo López. A sus 34 años, en su penúltima temporada en la UD, tras regresar del Tenerife, el Gato de Arucas jugó 42 duelos. Y recuerda aquel curso "como si fuese ayer". "Son de esas cosas que marcan a los deportistas. Ya uno era veterano y fue una apuesta personal. La de volver a casa (...) Subir era una necesidad no solo de los aficionados al fútbol sino de la ciudad. Ese poderío nos iluminó. Teníamos la suerte de cara hasta llegar al partido de Elche. Festival (0-4) ante el más fuerte del grupo y en su casa. Subimos con cinco victorias consecutivas y cero goles en contra".

Hubo una conjura en el vestuario: "Se tenía que salir de Segunda B por la historia de la UD, por lo que ha significado este equipo. Mantienes las amistades tras dos décadas de aquel vestuario. Fuimos partícipes todos, de muchas cosas que ocurrieron y se pudieron solucionar. Al frente teníamos a Paco, el hombre que puso la cordura".

¿Qué tiene de especial el ascenso de 1996? Manolo enfatiza en la dramática situación institucional. "Se había creado un clima de incertidumbre...Los intentos anteriores, con grandes apuestas no funcionaron. La diosa fortuna, unido al trabajo y la dedicación dieron sus frutos. Hubo momentos de dificultad, problemáticos...Pero nos hicimos fuertes en torno a la figura de Pacuco. Sacamos un año que fue importante para el club. Marcó un antes y un después. No lo olvidaré".

La zurda de oro

Juan Carlos Socorro fue indiscutible (38 encuentros) y letal en ataque. Escudero del tridente Eloy (19 dianas), Orlando (14) y Chili (17). "Tenía menos años, menos canas, menos kilos... Y te vienen a la cabeza muchas alegrías. Encadenamos cuatro años para salir de Segunda B; fue el año de Pacuco, el de la liguilla, el del ascenso en Las Canteras. Te quedas con toda la ilusión que generamos a una afición que llevaba sufriendo demasiado".

Insiste el internacional venezolano, que completó 279 encuentros con la UD, que escapar del infierno guarda un espacio muy especial en su archivo. "Tengos dos ascensos [el de 1996 y 2000 a Primera], pero si tuviese que elegir, me quedo con el de Segunda B. Fue mi camada, con Víctor Afonso, Orlando, Paquito Ortíz...Nos los merecíamos".

Socorro enfatiza en la importancia de la bombonera del Estadio Insular. En el impacto a toda una generación, a finales de los noventa. "Los futbolistas van creciendo, los aficionados van creciendo.Los que lo vivieron, recuerdan que en esa época metíamos 20.000 aficionados. Para nosotros era una alegría, jugar en Segunda B era como hacerlo en Primera. El Insular se llenaba dos horas antes. Fue un orgullo tremendo. Creíamos que estábamos en el mejor club del mundo.

El fichaje de Pacuco agitó a las masas. Se disparó la ilusión. "En esas cuatro campañas en Segunda B, la de Álvaro Pérez fue espectacular. Se enganchó a la afición, pero no se subía. Con la llegada de Pacuco, volvimos a enganchar a la gente. Sonó la campana del ascenso".

Inicia su carrera de técnico en el Panadería Pulido San Mateo -afronta el sábado la vuelta de la final por una plaza en Tercera- y desnuda el poderío táctico de 1996. "Se jugaba de memoria, el entrenador sabía el once desde el inicio de Liga, el rol de cada uno. ...Arrasamos en la liguilla".

El dream team de Pacuco. El ascenso del pueblo. Tras dos décadas, su estilo sigue vivo. Es eterno.

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